Jaejoong parecía cualquier cosa, menos cómodo, con un
viejo
chándal de Karam. Sentado en el borde del sofá, con la
espalda recta pero la cabeza inclinada, parecía listo para escapar.
Yunho se sentó sobre la mesa, enfrentándolo.
—Jaejoong, algunas personas vendrán a verte mañana.
Un estremecimiento breve comenzó en el cuerpo delgado,
pero se detuvo rápidamente.
—Los complaceré como desees, Amo.
Yunho sacudió la cabeza. Debería haber imaginado que Hyun Joong compartiría
a su esclavo.
—Solo quieren hablar y yo quiero que les contestes honestamente.
—¿Sobre qué? —la respiración de Jaejoong se aceleró, casi jadeando.
—Sobre tu padre adoptivo y sobre tu antiguo Amo.
—Yunho mantuvo su voz severa. Esta sería la primera, verdadera
prueba de la obediencia de Jaejoong—. ¿Entiendes?
Los dedos de Jaejoong retorcieron el material de los
pantalones de
deporte.
—Sí, Amo.
El reconocimiento fue un mero susurro mientras sus
hombros temblaban.
—Jaejoong, mi nombre es Yunho. Dilo.
—Amo Yunho.
—No, solo mi nombre. —Yunho se levantó y luego se movió
hacia
el sofá, junto a Jaejoong—. Escúchame Giró el cuerpo, así podía ver el perfil de Jaejoong.
—Estas personas de mañana, preferiría que no sepan que
soy tu
Amo. Por mi negocio, mi trabajo, necesito que hagas eso.
Si no
puedes decir mi nombre, entonces no me llames de ningún
modo.
Sería más fácil si pudieras llamarme Yunho. —Pasó una
mano por la tensa espalda de Jaejoong—. Inténtalo.
—Yunho... —la palabra fue susurrada como una caricia.
—Bien. —tomando la barbilla de Jaejoong, la levantó hasta
quedar
frente a frente. Inclinándose sobre él, Yunho colocó un
beso suave
sobre sus labios—. Muy bien.
Yunho se recostó sobre la cama con un suspiro agotado. Le extrañó sentirse tan cansado, considerando que había
dormido la
mayor parte de la tarde. La tensión de la situación no
ayudaba. Metió a Jaejoong en la cama de Karam y lo instruyó para
quedarse allí. Dejó muy claro que no quería una repetición de esa tarde. La
boca del hombre era una maravilla, pero tenía que aprender disciplina.
Mañana no iba a ser fácil. Si tan sólo Jaejoong pudiera
pasar por la
entrevista sin desmoronarse. Los pensamientos de Yunho se
agitaban en su cabeza, evaluando todos los resultados posibles.
Demasiadas cosas podrían salir mal, pero la entrevista era
necesaria.
El sueño no llegaba a pesar de su agotamiento. Bajando de
la
cama, agarró la bata que colgaba del respaldo y se
dirigió hacia la
sala de estar. Abriendo la ventana, respiró el aire
fresco de la noche.
Su casa estaba en un vecindario tranquilo, al menos para
lo que era
Seúl . Los sonidos del tráfico eran distantes, pero Yunho
estaba
acostumbrado a bloquearlos. Los pasos suaves detrás de él
parecieron ruidosos comparados con los sonidos de la noche.
Yunho no se giró, sino que siguió mirando fijamente por
la
ventana.
—Jaejoong, deberías estar durmiendo.
—Lo siento, Amo. ¿Me castigarás? —su tono parecía casi
esperanzado.
—¿Quieres que te castigue? —Yunho se giró para mirarlo.
Después de todo lo que Jaejoong había vivido, su petición
dejó a Yunho atontado.
—Si lo deseas, Amo.
—¿Y qué deseas tú? —dijo Yunho alejándose de la ventana.
Un rayo de luz, de la farola en la calle, cubría a Jaejoong.
Vestido
con un holgado pantalón de deporte y una camiseta, su
excitación
tensaba el frente de sus pantalones. Tragó con fuerza
mientras su
cuerpo se estremecía.
—Te pregunté qué deseas.
—Servirte, Amo.
La idea de tomarlo lo tentaba. La polla de Yunho
tironeaba con el
recuerdo de la boca de Jaejoong, el calor apretado de su
culo.
—¿Cómo? Dime cómo quieres servirme. —Yunho siguió
moviéndose hasta que su cara quedó solo a unos
centímetros de
Jaejoong.
El delgado pelinegro parecía bastante más pequeño, pero
en verdad, era sólo un centímetro más bajo que el metro
ochenta y cuatro de Yunho.
—Como tú quieras. —Las palabras jadeantes de Jaejoong
enviaron
un cálido aliento a los labios de Yunho.
—¿Disfrutas del dolor?
—Yo... debo servirte.
—¿Pero disfrutas de él? —Yunho tenía que saberlo. Tanto
como
quería ver el blanco culo de Jaejoong brillando con las
rojas marcas de una pala o un látigo8, quería que fuera porque Jaejoong
lo deseaba.
—Eso... eso no importa, Amo. Por favor, utilízame... —Las
palabras se ahogaron en un leve sollozo.
Exhalando lentamente, Yunho suprimió los intensos deseos
que
se precipitaron por su cuerpo.
—No esta noche.
La severa decepción en los ojos de Jaejoong facilitó su
próxima
decisión.
Levantó una mano para acariciar la cara de Jaejoong.
—Nada de dolor esta noche. —Sus dedos siguieron el rastro
de
barba incipiente—. Esta noche intentaremos suavidad.
—Inclinándose, Yunho mordisqueó suavemente el labio inferior de Jaejoong.
La boca de Jaejoong se abrió contra la apacible presión
aunque sus
manos todavía colgaban a sus lados. La persistencia dio
resultado
cuando los delgados labios comenzaron a moverse.
Yunho deslizó un brazo alrededor de su cintura
atrayéndolo más
cerca. El calor de la erección de Jaejoong atravesaba la
bata de Yunho y sus pantalones. Su propia polla estaba llena y alargada
con la exquisita presión.
—Abrázame —masculló entre besos.
Las manos de Jaejoong se movieron hacia sus caderas y
descansaron allí. Sus dedos se clavaron en ellas y se
aflojaron.
Yunho profundizó el beso, desde unos pellizcos juguetones
hasta
una intensidad abrumadora, mientras su lengua perseguía
la de Jaejoong en las calientes profundidades.
Despacio, las manos de Jaejoong se deslizaron por detrás
hasta
que sus brazos rodearon a Yunho. Sus dedos tiraron de la
delgada bata.
La necesidad creció en Yunho cuando se separó de la boca
de
Jaejoong.
—Ven. —Con el brazo alrededor de la cintura de su amante,
lo
condujo hasta el dormitorio.
Determinado a demostrarle a Jaejoong el lado apacible de
hacer el
amor, se desprendió de su necesidad de dominar, al mismo
tiempo
que de la bata. Sus boxers no hacían nada por ocultar su
excitación.
Con Karam, no siempre jugaban. La mayor parte del tiempo,
su vida amorosa se parecía a la de cualquier otra pareja gay.
Esta noche, Yunho le mostraría a Jaejoong cómo vivía la otra mitad.
Hasta que el joven no entendiera la diferencia, no podría hacer una
elección.
Yunho alcanzó la cabeza inclinada de Jaejoong,
sujetándolo por la
barbilla, elevó el rostro para buscar su mirada. La
pequeña lámpara,
junto a la cama, reflejaba el miedo de los ojos pálidos.
—No tengas miedo. No habrá nada de dolor esta noche. —Yunho
se acercó, su mirada sostuvo la del asustado joven. Sus
palabras no
parecieron tranquilizarlo. Tal vez las acciones.
Sus manos ahuecaron la cara pálida mientras lo atraía más cerca. Un beso ligero se transformó en un mordisco suave.
Aún con miedo, la boca de Jaejoong respondió. Yunho se retiró y
dejó a su pulgar encontrar el suave labio inferior mojado.
—Te quiero desnudo —susurró.
Las manos de Jaejoong se movieron hacia el dobladillo de
su camiseta.
—No, quiero desnudarte yo.
Sus brazos cayeron laxos a sus costados.
Las manos de Yunho bajaron por la cara de Jaejoong, hacia
su
pecho y sus caderas. Un temblor traspasó el cuerpo
esbelto, pero
Yunho no supo si el miedo, el deseo o una combinación de
ambos era la causa. Sus labios encontraron los de Jaejoong otra vez
mientras sus manos se deslizaban bajo la camiseta. La piel suave,
fresca al tacto, atrajo sus dedos. Un estremecimiento recorrió el delgado
cuerpo bajo su toque.
—¿Tienes frío?
Casi imperceptiblemente, Jaejoong sacudió la cabeza.
—¿Tienes miedo?
Un asentimiento leve.
—No lo tengas —susurró Yunho, contra los labios suaves.
Sus
manos se deslizaron sobre el cuerpo de Jaejoong,
sacándole la camiseta mientras se movían. Inclinándose, su lengua rodeó un
pezón diminuto. Duro como un guijarro y apretado por su atención.
Otro estremecimiento atormentó el cuerpo de Jaejoong.
—¿Te gusta esto?
Las manos de Jaejoong se apretaron a sus costados, pero
no contestó.
—Contéstame. ¿Te gusta esto? —Yunho chupó el otro pezón.
—Sí... Amo... —su jadeante aliento salió acompañó de un
leve
gemido.
Su lengua rodeó el pezón endurecido, otra vez, antes de alejarse. Jaejoong levantó los brazos cuando Yunho pasó
la camiseta
sobre su cabeza y la tiró a un lado. La pálida piel
brillaba bajo la luz suave de la lámpara. Tirando de las delgadas caderas
hasta que sus cuerpos se fundieron, juntos desde el hombro a la ingle, Yunho
lamió la tentadora curva del cuello. La dura erección de Jaejoong
se frotó contra la suya, enviando un ardiente calor por todo su
cuerpo.
—Te sientes tan bien. —Yunho mordisqueó el tenso músculo
del
hombro de Jaejoong, mientras metía las manos por la
cintura de sus
holgados pantalones y apretaba su duro culo. Amasando la
carne
firme, Yunho lo acercó más, aumentando la presión sobre
su polla.
Un gemido suave acompañó la agitación de los dedos en la cintura de Yunho.
—Puedes abrazarme, Jaejoong.
Temblorosas manos se deslizaron alrededor de su cintura
para
luego subir por la espalda desnuda de Yunho. Húmedas
palmas y
dedos extendidos frotaron sus músculos con movimientos
suaves,
vacilantes.
Las manos de Yunho agarraron el culo de Jaejoong y lo
atrajeron
con más fuerza hasta su polla. Agarrando la caliente
carne que goteaba, Yunho se rió del gemido de su amante.
—¿Te gustó cuando te la chupé?
—Oh... sí... Amo... Yunho lamió el lóbulo de la oreja de Jaejoong.
—¿Quieres que lo haga otra vez? —su mano acarició la dura
polla, mientras bajaba a mordiscos, desde la oreja de Jaejoong
hasta su cuello.
—Yo... servir...
—Pregunté qué querías.
Los dedos de Jaejoong se apretaron contra la espalda de Yunho.
—Quiero... lo que tú quieras, Amo —jadeó.
—Quiero besarte por todas partes, Jaejoong. Quiero chupar
tu
polla hasta que te corras en mi boca. Luego quiero
follarte, con fuerza y mucho tiempo, hasta que grites mi nombre debido al
placer. ¿Es eso lo que tú quieres?
—Oh... oh... sí, Amo.
Yunho sonrió contra la nuca de Jaejoong. Liberando la
llorosa carne caliente, deslizó los pantalones hacia abajo antes de
empujar a Jaejoong
hacia la cama. Lo colocó sobre el colchón, empujando los
pantalones hasta sacarlos por sus tobillos.
Tumbado ante él, destacado por el suave brillo de la
lámpara, la
carne pálida de Jaejoong temblaba. Su polla, de un rojo
furioso y
goteando de deseo, se apoyó contra su estómago. Sus labios
se
separaron, su lengua los humedeció mientras los ojos negros
seguían cada movimiento de Yunho. La aceptación, mezclada con la necesidad, sustituía el miedo anterior.
Yunho dio la bienvenida al deseo escrito en su cara,
prueba de
que Jaejoong lo deseaba a él y no solo quería servir.
Yunho liberó la polla de su ropa interior, empujó el
apretado
material por sus caderas, luego se la sacó a patadas.
Comenzando por el interior del muslo de Jaejoong, Yunho
besó y
lamió un rastro mojado hasta las rasuradas pelotas.
Primero tocó el
saco con suaves pellizcos antes de que su lengua
torturara la textura
arrugada. Yunho veía cómo la cabeza de Jaejoong estaba
echada hacia atrás. Su boca abierta se movió, pero no salió ningún
sonido de ella.
—Háblame, Jaejoong—. Lamió la longitud de dura carne. Su
lengua bajó a la mojada hendidura—. Quiero saber cómo te
sientes.
El único sonido fue un suave gemido. Los dientes de Jaejoong
mordieron sus labios amortiguando cualquier palabra.
Con simples y lentos movimientos, Yunho fue besando al
tembloroso hombre hasta que lo cubrió con su cuerpo.
Cuando el
calor de sus erecciones chocó, una sacudida eléctrica de
placer se
disparó por él. Sus dientes pellizcaron el labio inferior
atrapado de
Jaejoong, hasta que lo liberó. Yunho calmó el dolor de la
carne con la suavidad de su lengua. Meciéndose suavemente contra el
cuerpo de Jaejoong, Yunho susurró:
—Háblame. Dime algo. Ahora mismo somos amantes, no Amo y
esclavo. Esta noche, quiero hacerte sentir bien.
Jaejoong se empujó contra Yunho. Su cuerpo se deslizaba
en
sincronización con la cabeza de Yunho que bajaba para
otro beso. Con lentos y profundos besos, el enredo de sus lenguas se
hizo más duro mientras los cuerpos se encontraron en un baile cada vez
más rápido.
Las manos de Jaejoong se movían recorriendo la espalda de
Yunho,
apretándolo más contra sí.
—Sí, Jaejoong, abrázame—. Una caliente y hambrienta boca amortiguó
las palabras de Yunho.
Las piernas de Jaejoong se unieron a las suyas, hasta que
se enredaron juntos.
—Sí... —resolló Yunho.
El líquido preseminal mojó sus vientres mientras Yunho se
movía
más rápido. Todas las cosas que quería hacerle escaparon
por la
ventana, ahuyentadas por el intenso deseo de su ingle.
—Córrete para mí, Jaejoong.
Unos segundos después, el semen caliente salpicó contra
su
estómago. Las piernas de Jaejoong se apretaron alrededor
de él,
obstaculizando su movimiento, pero no le importó. Su
dulce liberación se mezcló con los jugos de su amante. Su boca devoró a Jaejoong mientras se estremecía contra el delgado cuerpo hasta que
una lánguida satisfacción lo llenó y sació, agotándolo.
Enterrando su cara en el cuello de Jaejoong, Yunho lanzó un suspiro
esperanzador. La ternura por esta alma perdida ya rezumaba en él.
Con un gemido suave, se obligó a levantar la cabeza para
mirar
a su amante.
La boca abierta de Jaejoong jadeaba con cálido aliento.
Sus dedos
remontaron sus labios inflamados por los besos.
—¿Estás bien? —Yunho se incorporó sobre sus codos,
aliviando un poco de su peso a Jaejoong.
—Sí, Amo.
—Di mi nombre. —Cambiando su peso a un brazo, su mano
tomó los dedos de Jaejoong. Llevándolos hacia su boca,
besó sus
nudillos—. Llámame por mi nombre.
Sus dientes mordieron su labio inferior antes de que
dijera.
—Yunho...
Con miedo a respirar, Jaejoong no podía relajarse. El
brazo de su
Amo rodeándolo abrigadamente era casi tan aterrador como
consolador. No debería tener miedo. Su Amo le había dicho
que las
cosas serían diferentes. Su estable respiración y los
apacibles latidos de su corazón lo tranquilizaban. Se había quedado dormido
con su Amo antes y no había tenido problemas. Las diferencias
con su vieja vida confundían su cansada mente. Su lengua recorría de
un lado a otro sus labios. Su antiguo Amo nunca lo había besado,
nadie lo había hecho hasta el Amo Yunho.
—Yunho —articuló la palabra silenciosamente.
El recuerdo del cuerpo de… Yunho sobre el suyo, los
besos, el
placer... El aliento se congeló en su garganta. ¿Su vida
realmente
podría ser diferente? Tal vez durante treinta días.
Después de eso...
Yunho esperaba parecer tranquilo, porque seguro que no lo
estaba. Un vistazo rápido al reloj confirmó que sólo
habían pasado
cinco minutos, desde la última vez que había mirado. Otra
media hora más, hasta que Yoochun y la policía llegaran.
Normalmente, Yunho
comía polis para desayunar. Como abogado defensor,
conocía el modo en que trabajaban. Conocía también la naturaleza
escéptica de cualquiera cuando trataba sobre BDSM. Regresando hacia la
cocina por más café, encontró a Jaejoong todavía sentado a la
mesa.
Encorvado y vestido con una sudadera demasiado grande
para él, aparentaba tener cerca de quince años. La expresión
vacía, casi
catatónica, de su cara no era de buen agüero para la
entrevista. Las
pesadillas de Jaejoong habían despertado a Yunho un par
de veces
durante la noche. Se calmó rápidamente, pero en ambas
ocasiones
insistió en que nada estaba mal.
En vez de rellenar su taza, la puso en el fregadero. El
cuerpo de
Jaejoong estaba tan tenso que parecía que se rompería con
solo tocarlo.
Yunho se acercó y descansó las manos sobre los hombros
del hombre más joven. Un leve estremecimiento fue el único
reconocimiento.
—Jaejoong, no tienes que tener tanto miedo.
—Yo... oh... —su respiración se aceleraba, al tiempo que
se
estremecía—. Amo... Yunho separó la silla de la mesa y se arrodilló delante
del hombre aterrorizado.
—Estaré aquí contigo todo el tiempo.
Parecía una criatura salvaje, atrapada bajo los focos de
un
coche, asustado y listo para correr, pero sin saber dónde
ir. Su lengua escapó, mojando los secos labios.
Incapaz de resistirse a la tentación de sus labios
húmedos,
Yunho se inclinó para darle un suave beso. Cuando se
separó, la
mirada salvaje y desesperada se había ablandado.
—Contigo todo el tiempo —susurró mientras enlazaba sus
dedos
con los de Jaejoong.
Ambos se sobresaltaron con el sonido de un golpe en la
puerta.
—Un poco temprano. ¿Estás listo?
—Pasen—. Yunho hizo señas a Yoochun y al hombre de mirada
severa que lo acompañaba. A instancias de Yunho, Jaejoong
estaba en la sala de estar. Yunho mantuvo la voz baja, así no los oiría en el
vestíbulo.
—Está muy nervioso. No estoy seguro de que vaya a
colaborar.
—Tenemos que hacerlo —susurró Yoochun.
—Lo sé. Solo quería advertírtelo.
—Éste es el detective Changmin de Víctimas Especiales. Sabe cómo manejar situaciones
como esta.
Yunho cabeceó ante la presentación.
—Jung Yunho.
Después del apretón de manos con el detective, les hizo
señas a ambos hombres para dirigirse hacia la sala de estar.
Yoochun se quedó atrás y le susurró:
—Oh, Yunho, traje la ropa de Jaejoong de mi casa.
—Gracias. Planeo conseguirle más, pronto. —Yunho aceptó
el
pequeño bolso que Yoochun le ofreció.
Cuando entraron a la sala de estar, encontraron a Jaejoong
acurrucado en una esquina del sofá, con las rodillas
abrazadas y
apretadas contra su pecho.
El corazón de Yunho dolió ante la triste imagen que el
joven
presentaba. Dejó caer el bolso al lado de la mesita, se
acercó a Jaejoong y apretó su hombro.
—Estarás bien —susurró—. Están aquí para ayudarte. Quiero
que les digas todo sobre tus padres adoptivos y Hyun Joong; todo lo que pregunten. —Yunho sintió el temblor bajo su mano.
Jaejoong abrió la boca para contestar, pero las palabras
no se formaron. En cambio, cabeceó su asentimiento.
—Tomen asiento, caballeros. —Yunho señaló las dos butacas
frente al sofá.
Yunho se sentó al lado de Jaejoong, su hombro tocándole.
Tal vez
Jaejoong pudiera sentirse más seguro con su contacto. Lo
que Yunho en realidad quería era abrazar su cuerpo tenso y decirle que
todo estaría bien.
—Jejung, entiendo que esto es difícil para ti, pero
necesitamos
la información. —Changmin mantuvo su voz de barítono suave, baja y apacible.
Ante el sonido de su verdadero nombre, Jaejoong se
estremeció.
Yunho se resistió al impulso de enredar sus dedos con los
del joven.
—¿Puedes decirme el nombre de tu último padre adoptivo?
—Pa... Pablo9. —La palabra tartamudeada fue apenas más
que
un susurro.
Changmin bajó la
mirada para escribir en su libreta.
—¿Recuerdas su apellido?
El temblor de Jaejoong comenzó lento, pero pronto su cuerpo
se
sacudía con tanta fuerza que sus dientes entrechocaban.
—No puedo... yo... —Las palabras casi no se oían por su
agitada
respiración. Jaejoong tenía tanto miedo que, Yunho pensó,
se desmayaría. Rehuyó la mirada de los atentos ojos de Changmin
y deslizó un brazo alrededor de él,
apretándolo.
—Está bien, Jaejoong. Nadie te hará daño. Lo prometo. Te mantendré seguro.
—A... Amo... —Jaejoong giró para enterrar su cara en el
cuello de
Yunho—. No quiero morir... No como Soo Hyun... Por favor
no me hagas contarlo. —Las palabras de Jaejoong salieron como un
torrente de pánico—. Por favor, Amo.
Yunho cerró los ojos ante el sobresalto que apareció en
las caras
de los detectives. No sabía si era debido a las palabras
de Jaejoong
sobre morir o al hecho de llamar Amo a Yunho. En ese
momento,
comprendió que realmente no le preocupaba si Changmin conocía su relación con el aterrorizado joven. Lo superaría.
—¿Quién es Soo Hyun, Jaejoong?
Con el rostro todavía enterrado en el cuello de Yunho,
las palabras salieron amortiguadas.
—El esclavo de mi viejo Amo...
Yunho abrió los ojos y encontró los de Changmin . El
detective
cabeceó para que Yunho continuara.
—¿Qué le pasó a Soo Hyun? —Yunho mantuvo bajo el tono de
voz.
—Era malo... El Amo dijo que tenía que ser castigado.
—¿Hablas de kim Hyun
Joong?
—Sí. —Los brazos de Jaejoong se movieron para abrazar a Yunho.
—¿Qué le hizo Hyun
Joong?
—¡No puedo contarlo! —sus dedos se clavaron en la espalda
de
Yunho mientras el pánico en su voz se intensificaba.
—Tienes que decírmelo, Jaejoong. Recuerda, yo soy tu Amo
ahora.
Tienes que obedecerme. —La mirada de Yunho se quedó fija
con la de Changmin mientras
decía las palabras. Al infierno con el decoro. La tranquilidad de Jaejoong era prioritaria—. ¿Qué le hizo Hyun Joong a Soo Hyun?
Changmin cabeceó
su aprobación.
—Lo golpeó... Tan mal... Tanta sangre... Por favor. —La
voz de
Jaejoong se quebró—. Por favor, Amo, no quiero morir
así...
—No te castigaré por decir la verdad. Eso no pasará. Te
protegeré. Eso es parte de mis responsabilidades.
¿Recuerdas ayer?
Hablamos de esto. Tengo la responsabilidad de cuidarte.
Cuando el terror sacudió el pequeño cuerpo atormentado,
los
dedos de Jaejoong se clavaron en la espalda de Yunho con
tanta fuerza, que supo que tendría contusiones.
—Caballeros, ¿nos perdonarían un momento? —la compasiva
mirada de Changmin desbordó de alivio a Yunho. Podría haber
repercusiones más tarde por su abierta admisión, pero por
ahora...
Yoochun se levantó e hizo señas a Changmin para que lo siguiera.
—Vamos. Sé donde guarda el café bueno.
Yunho sonrió cuando su amigo condujo al otro oficial
hacia la
cocina. Su atención rápidamente volvió hacia Jaejoong.
—Está bien. Te tengo y nada va a pasarte por decir la
verdad.
—Meció al histérico hombre con cuidado mientras besaba sus
mejillas.
—Me dolió tanto cuando me azotó. Pensé... estaba
seguro... no quería morir como Soo Hyun.
Enredando los dedos entre el pelo de Jaejoong, tiró con
cuidado
hasta que los ojos enrojecidos encontraron su mirada.
—No dejaré que nada así te pase. Yoochun y el otro
oficial se
asegurarán de que kim Hyun Joong no le haga daño a nadie más. Pero tienes que decirles todo. Tenemos que detenerlo.
¿Entiendes cuán importante es esto? ¿Tienes idea de lo malo que era Hyun Joong? Todavía jadeando, la mayor parte de las lágrimas de Jaejoong disminuyeron.
—Era el Amo. Dijo que podía hacer lo que quisiera con sus esclavos.
—Se equivocó. Sólo porque alguien promete su vida a un
Amo,
no lo autoriza a que le haga daño o lo mate. ¿Recuerdas
lo que te dije ayer, sobre un contrato? Jaejoong asintió despacio.
—Te dije que era responsable de tu salud. Eso significa
que no
haré nada que realmente pudiera hacerte daño. Los juegos
sexuales,
como se supone, deben ser buenos para los dos. El dolor,
infligido con cuidado a alguien dispuesto, busca causar un placer
eventual. Incluso si has acordado ser mi esclavo, tienes el derecho de
decirme cuándo es demasiado para manejarlo. Tienes la obligación de
decírmelo. —Yunho se inclinó hacia adelante y colocó un beso contra
los labios de Jaejoong—. Si fuera demasiado lejos, si te hiciera daño,
no cumpliría mi parte del contrato. Tienes que entenderlo —Yunho tocó el
pecho de Jaejoong y luego el suyo propio—, para que lo que hay
entre nosotros funcione.
Jaejoong cabeceó ligeramente, pero la turbación en sus
ojos permaneció.
—Tienes que terminar de decirles qué les pasó, a ti y a Soo
Hyun y
a cualquiera al que tu padre adoptivo y Hyun Joong hayan lastimado.
¿Puedes hacerlo?
—Sí, Amo... —Los ojos de Jaejoong se abrieron enormes con
el miedo—. ¡Lo siento! Yo... yo... —¿Qué está mal?
—Se suponía que no debía llamarte Amo. —La relativa calma
de
hacía solo unos minutos desapareció.
—No, no debías. Pero hablaremos de eso más tarde, después
que se vayan nuestros invitados. Ahora tienes que hablar
con ellos
otra vez. —Su tono severo pareció tranquilizar a Jaejoong.
El hombre estaba lleno de contradicciones y nociones
falsas.
Reeducarlo sería un camino largo y Yunho no sería capaz
de hacerlo solo.
Jaejoong miraba cómo su Amo caminaba hacia la cocina. El
miedo
incontrolable todavía burbujeaba en sus tripas como un
hambre
profunda. El Amo le había prometido protegerlo y debería
creerlo,
pero no podía. Les diría a los hombres lo que quisieran
saber. Tenía
que hacerlo. Su Amo se lo había dicho.
La resignación fluyó por él, reprimiendo el miedo. El Amo
lo
hacía sentir tan bien. Su toque, sus besos, hasta su
polla en él, era
tan distinto de antes, tan maravilloso. Si el Amo Yunho
quería que
hablara, lo haría, independientemente de las
consecuencias. Por
treinta días con él, sufriría cualquier cosa que pasara
después.
ahhhhhh quiero un amo como yunho~~ pobre jae... espero pueda contar todo y pueda confiar en la seguridad q le brinda yunhop
ResponderEliminarpobre jae si que lo tiene bien atemorizado ese ex amo que no lo deja tranquilo pero ya tiene quien lo saque adelante y espero sane su alma para que pueda ser feliz
ResponderEliminarQue tristeza, pobre Jae tanto teme a KHJ por lo que le hizo que olvida que ya no puede hacer nada contra el y esta Yunho para ayudarlo y protegerlo...
ResponderEliminarGracias
Pobre Jaejoong esta tan traumado hacido tantos años con esos despreciados animales porque eso son hasta mataron a alguien espero que sean castigados....Yunho lo ayudará no sera rapido pero cambiara y 30 días no creo que sea solo eso serán mas ..
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