CAPÍTULO CUATRO

Jaejoong parecía cualquier cosa, menos cómodo, con un viejo
chándal de Karam. Sentado en el borde del sofá, con la espalda recta pero la cabeza inclinada, parecía listo para escapar.
Yunho se sentó sobre la mesa, enfrentándolo.
—Jaejoong, algunas personas vendrán a verte mañana.
Un estremecimiento breve comenzó en el cuerpo delgado, pero se detuvo rápidamente.
—Los complaceré como desees, Amo.
Yunho sacudió la cabeza. Debería haber imaginado que  Hyun Joong compartiría a su esclavo.
—Solo quieren hablar y yo quiero que les contestes honestamente.
—¿Sobre qué? —la respiración de Jaejoong se aceleró, casi jadeando.
—Sobre tu padre adoptivo y sobre tu antiguo Amo. 
—Yunho mantuvo su voz severa. Esta sería la primera, verdadera prueba de la obediencia de Jaejoong—. ¿Entiendes?
Los dedos de Jaejoong retorcieron el material de los pantalones de
deporte.
—Sí, Amo.
El reconocimiento fue un mero susurro mientras sus hombros temblaban.
—Jaejoong, mi nombre es Yunho. Dilo.
—Amo Yunho.
—No, solo mi nombre. —Yunho se levantó y luego se movió hacia
el sofá, junto a Jaejoong—. Escúchame Giró el cuerpo, así podía ver el perfil de Jaejoong.
—Estas personas de mañana, preferiría que no sepan que soy tu
Amo. Por mi negocio, mi trabajo, necesito que hagas eso. Si no
puedes decir mi nombre, entonces no me llames de ningún modo.
Sería más fácil si pudieras llamarme Yunho. —Pasó una mano por la tensa espalda de Jaejoong—. Inténtalo.
—Yunho... —la palabra fue susurrada como una caricia.
—Bien. —tomando la barbilla de Jaejoong, la levantó hasta quedar
frente a frente. Inclinándose sobre él, Yunho colocó un beso suave
sobre sus labios—. Muy bien.
Yunho se recostó sobre la cama con un suspiro agotado. Le extrañó sentirse tan cansado, considerando que había dormido la
mayor parte de la tarde. La tensión de la situación no ayudaba. Metió a Jaejoong en la cama de Karam y lo instruyó para quedarse allí. Dejó muy claro que no quería una repetición de esa tarde. La boca del hombre era una maravilla, pero tenía que aprender disciplina.
Mañana no iba a ser fácil. Si tan sólo Jaejoong pudiera pasar por la
entrevista sin desmoronarse. Los pensamientos de Yunho se agitaban en su cabeza, evaluando todos los resultados posibles. Demasiadas cosas podrían salir mal, pero la entrevista era necesaria.
El sueño no llegaba a pesar de su agotamiento. Bajando de la
cama, agarró la bata que colgaba del respaldo y se dirigió hacia la
sala de estar. Abriendo la ventana, respiró el aire fresco de la noche.
Su casa estaba en un vecindario tranquilo, al menos para lo que era
Seúl . Los sonidos del tráfico eran distantes, pero Yunho estaba
acostumbrado a bloquearlos. Los pasos suaves detrás de él parecieron ruidosos comparados con los sonidos de la noche.
Yunho no se giró, sino que siguió mirando fijamente por la
ventana.
—Jaejoong, deberías estar durmiendo.
—Lo siento, Amo. ¿Me castigarás? —su tono parecía casi
esperanzado.
—¿Quieres que te castigue? —Yunho se giró para mirarlo.
Después de todo lo que Jaejoong había vivido, su petición dejó a Yunho atontado.
—Si lo deseas, Amo.
—¿Y qué deseas tú? —dijo Yunho alejándose de la ventana.
Un rayo de luz, de la farola en la calle, cubría a Jaejoong. Vestido
con un holgado pantalón de deporte y una camiseta, su excitación
tensaba el frente de sus pantalones. Tragó con fuerza mientras su
cuerpo se estremecía.
—Te pregunté qué deseas.
—Servirte, Amo.
La idea de tomarlo lo tentaba. La polla de Yunho tironeaba con el
recuerdo de la boca de Jaejoong, el calor apretado de su culo.
—¿Cómo? Dime cómo quieres servirme. —Yunho siguió
moviéndose hasta que su cara quedó solo a unos centímetros de
Jaejoong.
El delgado pelinegro parecía bastante más pequeño, pero en verdad, era sólo un centímetro más bajo que el metro ochenta y cuatro de Yunho.
—Como tú quieras. —Las palabras jadeantes de Jaejoong enviaron
un cálido aliento a los labios de Yunho.
—¿Disfrutas del dolor?
—Yo... debo servirte.
—¿Pero disfrutas de él? —Yunho tenía que saberlo. Tanto como
quería ver el blanco culo de Jaejoong brillando con las rojas marcas de una pala o un látigo8, quería que fuera porque Jaejoong lo deseaba.
—Eso... eso no importa, Amo. Por favor, utilízame... —Las
palabras se ahogaron en un leve sollozo.
Exhalando lentamente, Yunho suprimió los intensos deseos que
se precipitaron por su cuerpo.
—No esta noche.
La severa decepción en los ojos de Jaejoong facilitó su próxima
decisión.
Levantó una mano para acariciar la cara de Jaejoong.
—Nada de dolor esta noche. —Sus dedos siguieron el rastro de
barba incipiente—. Esta noche intentaremos suavidad. —Inclinándose, Yunho mordisqueó suavemente el labio inferior de Jaejoong.
La boca de Jaejoong se abrió contra la apacible presión aunque sus
manos todavía colgaban a sus lados. La persistencia dio resultado
cuando los delgados labios comenzaron a moverse.
Yunho deslizó un brazo alrededor de su cintura atrayéndolo más
cerca. El calor de la erección de Jaejoong atravesaba la bata de Yunho y sus pantalones. Su propia polla estaba llena y alargada con la exquisita presión.
—Abrázame —masculló entre besos.
Las manos de Jaejoong se movieron hacia sus caderas y
descansaron allí. Sus dedos se clavaron en ellas y se aflojaron.
Yunho profundizó el beso, desde unos pellizcos juguetones hasta
una intensidad abrumadora, mientras su lengua perseguía la de Jaejoong en las calientes profundidades.
Despacio, las manos de Jaejoong se deslizaron por detrás hasta
que sus brazos rodearon a Yunho. Sus dedos tiraron de la delgada bata.
La necesidad creció en Yunho cuando se separó de la boca de
Jaejoong.
—Ven. —Con el brazo alrededor de la cintura de su amante, lo
condujo hasta el dormitorio.
Determinado a demostrarle a Jaejoong el lado apacible de hacer el
amor, se desprendió de su necesidad de dominar, al mismo tiempo
que de la bata. Sus boxers no hacían nada por ocultar su excitación.
Con Karam, no siempre jugaban. La mayor parte del tiempo, su vida amorosa se parecía a la de cualquier otra pareja gay. Esta noche, Yunho le mostraría a Jaejoong cómo vivía la otra mitad. Hasta que el joven no entendiera la diferencia, no podría hacer una elección.
Yunho alcanzó la cabeza inclinada de Jaejoong, sujetándolo por la
barbilla, elevó el rostro para buscar su mirada. La pequeña lámpara,
junto a la cama, reflejaba el miedo de los ojos pálidos.
—No tengas miedo. No habrá nada de dolor esta noche. —Yunho
se acercó, su mirada sostuvo la del asustado joven. Sus palabras no
parecieron tranquilizarlo. Tal vez las acciones.
Sus manos ahuecaron la cara pálida mientras lo atraía más cerca. Un beso ligero se transformó en un mordisco suave. Aún con miedo, la boca de Jaejoong respondió. Yunho se retiró y dejó a su pulgar encontrar el suave labio inferior mojado.
—Te quiero desnudo —susurró.
Las manos de Jaejoong se movieron hacia el dobladillo de su camiseta.
—No, quiero desnudarte yo.
Sus brazos cayeron laxos a sus costados.
Las manos de Yunho bajaron por la cara de Jaejoong, hacia su
pecho y sus caderas. Un temblor traspasó el cuerpo esbelto, pero
Yunho no supo si el miedo, el deseo o una combinación de ambos era la causa. Sus labios encontraron los de Jaejoong otra vez mientras sus manos se deslizaban bajo la camiseta. La piel suave, fresca al tacto, atrajo sus dedos. Un estremecimiento recorrió el delgado cuerpo bajo su toque.
—¿Tienes frío?
Casi imperceptiblemente, Jaejoong sacudió la cabeza.
—¿Tienes miedo?
Un asentimiento leve.
—No lo tengas —susurró Yunho, contra los labios suaves. Sus
manos se deslizaron sobre el cuerpo de Jaejoong, sacándole la camiseta mientras se movían. Inclinándose, su lengua rodeó un pezón diminuto. Duro como un guijarro y apretado por su atención.
Otro estremecimiento atormentó el cuerpo de Jaejoong.
—¿Te gusta esto?
Las manos de Jaejoong se apretaron a sus costados, pero no contestó.
—Contéstame. ¿Te gusta esto? —Yunho chupó el otro pezón.
—Sí... Amo... —su jadeante aliento salió acompañó de un leve
gemido.
Su lengua rodeó el pezón endurecido, otra vez, antes de alejarse. Jaejoong levantó los brazos cuando Yunho pasó la camiseta
sobre su cabeza y la tiró a un lado. La pálida piel brillaba bajo la luz suave de la lámpara. Tirando de las delgadas caderas hasta que sus cuerpos se fundieron, juntos desde el hombro a la ingle, Yunho lamió la tentadora curva del cuello. La dura erección de Jaejoong se frotó contra la suya, enviando un ardiente calor por todo su cuerpo.
—Te sientes tan bien. —Yunho mordisqueó el tenso músculo del
hombro de Jaejoong, mientras metía las manos por la cintura de sus
holgados pantalones y apretaba su duro culo. Amasando la carne
firme, Yunho lo acercó más, aumentando la presión sobre su polla.
Un gemido suave acompañó la agitación de los dedos en la cintura de Yunho.
—Puedes abrazarme, Jaejoong.
Temblorosas manos se deslizaron alrededor de su cintura para
luego subir por la espalda desnuda de Yunho. Húmedas palmas y
dedos extendidos frotaron sus músculos con movimientos suaves,
vacilantes.
Las manos de Yunho agarraron el culo de Jaejoong y lo atrajeron
con más fuerza hasta su polla. Agarrando la caliente carne que goteaba, Yunho se rió del gemido de su amante.
—¿Te gustó cuando te la chupé?
—Oh... sí... Amo... Yunho lamió el lóbulo de la oreja de Jaejoong.
—¿Quieres que lo haga otra vez? —su mano acarició la dura
polla, mientras bajaba a mordiscos, desde la oreja de Jaejoong hasta su cuello.
—Yo... servir...
—Pregunté qué querías.
Los dedos de Jaejoong se apretaron contra la espalda de Yunho.
—Quiero... lo que tú quieras, Amo —jadeó.
—Quiero besarte por todas partes, Jaejoong. Quiero chupar tu
polla hasta que te corras en mi boca. Luego quiero follarte, con fuerza y mucho tiempo, hasta que grites mi nombre debido al placer. ¿Es eso lo que tú quieres?
—Oh... oh... sí, Amo.
Yunho sonrió contra la nuca de Jaejoong. Liberando la llorosa carne caliente, deslizó los pantalones hacia abajo antes de empujar a Jaejoong
hacia la cama. Lo colocó sobre el colchón, empujando los pantalones hasta sacarlos por sus tobillos.
Tumbado ante él, destacado por el suave brillo de la lámpara, la
carne pálida de Jaejoong temblaba. Su polla, de un rojo furioso y
goteando de deseo, se apoyó contra su estómago. Sus labios se
separaron, su lengua los humedeció mientras los  ojos negros  seguían cada movimiento de Yunho. La aceptación, mezclada con la necesidad, sustituía el miedo anterior.
Yunho dio la bienvenida al deseo escrito en su cara, prueba de
que Jaejoong lo deseaba a él y no solo quería servir.
Yunho liberó la polla de su ropa interior, empujó el apretado
material por sus caderas, luego se la sacó a patadas.
Comenzando por el interior del muslo de Jaejoong, Yunho besó y
lamió un rastro mojado hasta las rasuradas pelotas. Primero tocó el
saco con suaves pellizcos antes de que su lengua torturara la textura
arrugada. Yunho veía cómo la cabeza de Jaejoong estaba echada hacia atrás. Su boca abierta se movió, pero no salió ningún sonido de ella.
—Háblame, Jaejoong—. Lamió la longitud de dura carne. Su
lengua bajó a la mojada hendidura—. Quiero saber cómo te sientes.
El único sonido fue un suave gemido. Los dientes de Jaejoong
mordieron sus labios amortiguando cualquier palabra.
Con simples y lentos movimientos, Yunho fue besando al
tembloroso hombre hasta que lo cubrió con su cuerpo. Cuando el
calor de sus erecciones chocó, una sacudida eléctrica de placer se
disparó por él. Sus dientes pellizcaron el labio inferior atrapado de
Jaejoong, hasta que lo liberó. Yunho calmó el dolor de la carne con la suavidad de su lengua. Meciéndose suavemente contra el cuerpo de Jaejoong, Yunho susurró:
—Háblame. Dime algo. Ahora mismo somos amantes, no Amo y
esclavo. Esta noche, quiero hacerte sentir bien.
Jaejoong se empujó contra Yunho. Su cuerpo se deslizaba en
sincronización con la cabeza de Yunho que bajaba para otro beso. Con lentos y profundos besos, el enredo de sus lenguas se hizo más duro mientras los cuerpos se encontraron en un baile cada vez más rápido.
Las manos de Jaejoong se movían recorriendo la espalda de Yunho,
apretándolo más contra sí.
—Sí, Jaejoong, abrázame—. Una caliente y hambrienta boca amortiguó las palabras de Yunho.
Las piernas de Jaejoong se unieron a las suyas, hasta que se enredaron juntos.
—Sí... —resolló Yunho.
El líquido preseminal mojó sus vientres mientras Yunho se movía
más rápido. Todas las cosas que quería hacerle escaparon por la
ventana, ahuyentadas por el intenso deseo de su ingle.
—Córrete para mí, Jaejoong.
Unos segundos después, el semen caliente salpicó contra su
estómago. Las piernas de Jaejoong se apretaron alrededor de él,
obstaculizando su movimiento, pero no le importó. Su dulce liberación se mezcló con los jugos de su amante. Su boca devoró a Jaejoong mientras se estremecía contra el delgado cuerpo hasta que una lánguida satisfacción lo llenó y sació, agotándolo. Enterrando su cara en el cuello de Jaejoong, Yunho lanzó un suspiro esperanzador. La ternura por esta alma perdida ya rezumaba en él.
Con un gemido suave, se obligó a levantar la cabeza para mirar
a su amante.
La boca abierta de Jaejoong jadeaba con cálido aliento. Sus dedos
remontaron sus labios inflamados por los besos.
—¿Estás bien? —Yunho se incorporó sobre sus codos, aliviando un poco de su peso a Jaejoong.
—Sí, Amo.
—Di mi nombre. —Cambiando su peso a un brazo, su mano
tomó los dedos de Jaejoong. Llevándolos hacia su boca, besó sus
nudillos—. Llámame por mi nombre.
Sus dientes mordieron su labio inferior antes de que dijera.
—Yunho...
Con miedo a respirar, Jaejoong no podía relajarse. El brazo de su
Amo rodeándolo abrigadamente era casi tan aterrador como
consolador. No debería tener miedo. Su Amo le había dicho que las
cosas serían diferentes. Su estable respiración y los apacibles latidos de su corazón lo tranquilizaban. Se había quedado dormido con su Amo antes y no había tenido problemas. Las diferencias con su vieja vida confundían su cansada mente. Su lengua recorría de un lado a otro sus labios. Su antiguo Amo nunca lo había besado, nadie lo había hecho hasta el Amo Yunho.
—Yunho —articuló la palabra silenciosamente.
El recuerdo del cuerpo de… Yunho sobre el suyo, los besos, el
placer... El aliento se congeló en su garganta. ¿Su vida realmente
podría ser diferente? Tal vez durante treinta días. Después de eso...
Yunho esperaba parecer tranquilo, porque seguro que no lo
estaba. Un vistazo rápido al reloj confirmó que sólo habían pasado
cinco minutos, desde la última vez que había mirado. Otra media hora más, hasta que Yoochun y la policía llegaran. Normalmente, Yunho
comía polis para desayunar. Como abogado defensor, conocía el modo en que trabajaban. Conocía también la naturaleza escéptica de cualquiera cuando trataba sobre BDSM. Regresando hacia la cocina por más café, encontró a Jaejoong todavía sentado a la mesa.
Encorvado y vestido con una sudadera demasiado grande para él, aparentaba tener cerca de quince años. La expresión vacía, casi
catatónica, de su cara no era de buen agüero para la entrevista. Las
pesadillas de Jaejoong habían despertado a Yunho un par de veces
durante la noche. Se calmó rápidamente, pero en ambas ocasiones
insistió en que nada estaba mal.
En vez de rellenar su taza, la puso en el fregadero. El cuerpo de
Jaejoong estaba tan tenso que parecía que se rompería con solo tocarlo.
Yunho se acercó y descansó las manos sobre los hombros del hombre más joven. Un leve estremecimiento fue el único reconocimiento.
—Jaejoong, no tienes que tener tanto miedo.
—Yo... oh... —su respiración se aceleraba, al tiempo que se
estremecía—. Amo... Yunho separó la silla de la mesa y se arrodilló delante del hombre aterrorizado.
—Estaré aquí contigo todo el tiempo.
Parecía una criatura salvaje, atrapada bajo los focos de un
coche, asustado y listo para correr, pero sin saber dónde ir. Su lengua escapó, mojando los secos labios.
Incapaz de resistirse a la tentación de sus labios húmedos,
Yunho se inclinó para darle un suave beso. Cuando se separó, la
mirada salvaje y desesperada se había ablandado.
—Contigo todo el tiempo —susurró mientras enlazaba sus dedos
con los de Jaejoong.
Ambos se sobresaltaron con el sonido de un golpe en la puerta.
—Un poco temprano. ¿Estás listo?
—Pasen—. Yunho hizo señas a Yoochun y al hombre de mirada
severa que lo acompañaba. A instancias de Yunho, Jaejoong estaba en la sala de estar. Yunho mantuvo la voz baja, así no los oiría en el
vestíbulo.
—Está muy nervioso. No estoy seguro de que vaya a colaborar.
—Tenemos que hacerlo —susurró Yoochun.
—Lo sé. Solo quería advertírtelo.
—Éste es el detective Changmin  de Víctimas Especiales. Sabe cómo manejar situaciones como esta.
Yunho cabeceó ante la presentación.
—Jung Yunho.
Después del apretón de manos con el detective, les hizo señas a ambos hombres para dirigirse hacia la sala de estar.
Yoochun se quedó atrás y le susurró:
—Oh, Yunho, traje la ropa de Jaejoong de mi casa.
—Gracias. Planeo conseguirle más, pronto. —Yunho aceptó el
pequeño bolso que Yoochun le ofreció.
Cuando entraron a la sala de estar, encontraron a Jaejoong
acurrucado en una esquina del sofá, con las rodillas abrazadas y
apretadas contra su pecho.
El corazón de Yunho dolió ante la triste imagen que el joven
presentaba. Dejó caer el bolso al lado de la mesita, se acercó a Jaejoong y apretó su hombro.
—Estarás bien —susurró—. Están aquí para ayudarte. Quiero
que les digas todo sobre tus padres adoptivos y  Hyun Joong; todo lo que pregunten. —Yunho sintió el temblor bajo su mano.
Jaejoong abrió la boca para contestar, pero las palabras no se formaron. En cambio, cabeceó su asentimiento.
—Tomen asiento, caballeros. —Yunho señaló las dos butacas
frente al sofá.
Yunho se sentó al lado de Jaejoong, su hombro tocándole. Tal vez
Jaejoong pudiera sentirse más seguro con su contacto. Lo que Yunho en realidad quería era abrazar su cuerpo tenso y decirle que todo estaría bien.
—Jejung, entiendo que esto es difícil para ti, pero necesitamos
la información. —Changmin  mantuvo su voz de barítono suave, baja y apacible.
Ante el sonido de su verdadero nombre, Jaejoong se estremeció.
Yunho se resistió al impulso de enredar sus dedos con los del joven.
—¿Puedes decirme el nombre de tu último padre adoptivo?
—Pa... Pablo9. —La palabra tartamudeada fue apenas más que
un susurro.
Changmin  bajó la mirada para escribir en su libreta.
—¿Recuerdas su apellido?
El temblor de Jaejoong comenzó lento, pero pronto su cuerpo se
sacudía con tanta fuerza que sus dientes entrechocaban.
—No puedo... yo... —Las palabras casi no se oían por su agitada
respiración. Jaejoong tenía tanto miedo que, Yunho pensó, se desmayaría. Rehuyó la mirada de los atentos ojos de Changmin  y deslizó un brazo alrededor de él, apretándolo.
—Está bien, Jaejoong. Nadie te hará daño. Lo prometo. Te mantendré seguro.
—A... Amo... —Jaejoong giró para enterrar su cara en el cuello de
Yunho—. No quiero morir... No como Soo Hyun... Por favor no me hagas contarlo. —Las palabras de Jaejoong salieron como un torrente de pánico—. Por favor, Amo.
Yunho cerró los ojos ante el sobresalto que apareció en las caras
de los detectives. No sabía si era debido a las palabras de Jaejoong
sobre morir o al hecho de llamar Amo a Yunho. En ese momento,
comprendió que realmente no le preocupaba si Changmin  conocía su relación con el aterrorizado joven. Lo superaría.
—¿Quién es Soo Hyun, Jaejoong?
Con el rostro todavía enterrado en el cuello de Yunho, las palabras salieron amortiguadas.
—El esclavo de mi viejo Amo...
Yunho abrió los ojos y encontró los de Changmin . El detective
cabeceó para que Yunho continuara.
—¿Qué le pasó a Soo Hyun? —Yunho mantuvo bajo el tono de voz.
—Era malo... El Amo dijo que tenía que ser castigado.
—¿Hablas de  kim Hyun Joong?
—Sí. —Los brazos de Jaejoong se movieron para abrazar a Yunho.
—¿Qué le hizo  Hyun Joong?
—¡No puedo contarlo! —sus dedos se clavaron en la espalda de
Yunho mientras el pánico en su voz se intensificaba.
—Tienes que decírmelo, Jaejoong. Recuerda, yo soy tu Amo ahora.
Tienes que obedecerme. —La mirada de Yunho se quedó fija con la de Changmin  mientras decía las palabras. Al infierno con el decoro. La tranquilidad de Jaejoong era prioritaria—. ¿Qué le hizo  Hyun Joong a Soo Hyun?
Changmin  cabeceó su aprobación.
—Lo golpeó... Tan mal... Tanta sangre... Por favor. —La voz de
Jaejoong se quebró—. Por favor, Amo, no quiero morir así...
—No te castigaré por decir la verdad. Eso no pasará. Te
protegeré. Eso es parte de mis responsabilidades. ¿Recuerdas ayer?
Hablamos de esto. Tengo la responsabilidad de cuidarte.
Cuando el terror sacudió el pequeño cuerpo atormentado, los
dedos de Jaejoong se clavaron en la espalda de Yunho con tanta fuerza, que supo que tendría contusiones.
—Caballeros, ¿nos perdonarían un momento? —la compasiva
mirada de Changmin  desbordó de alivio a Yunho. Podría haber
repercusiones más tarde por su abierta admisión, pero por ahora...
Yoochun se levantó e hizo señas a Changmin  para que lo siguiera.
—Vamos. Sé donde guarda el café bueno.
Yunho sonrió cuando su amigo condujo al otro oficial hacia la
cocina. Su atención rápidamente volvió hacia Jaejoong.
—Está bien. Te tengo y nada va a pasarte por decir la verdad.
—Meció al histérico hombre con cuidado mientras besaba sus mejillas.
—Me dolió tanto cuando me azotó. Pensé... estaba seguro... no quería morir como Soo Hyun.
Enredando los dedos entre el pelo de Jaejoong, tiró con cuidado
hasta que los ojos enrojecidos encontraron su mirada.
—No dejaré que nada así te pase. Yoochun y el otro oficial se
asegurarán de que kim  Hyun Joong no le haga daño a nadie más. Pero tienes que decirles todo. Tenemos que detenerlo. ¿Entiendes cuán importante es esto? ¿Tienes idea de lo malo que era  Hyun Joong? Todavía jadeando, la mayor parte de las lágrimas de Jaejoong disminuyeron.
—Era el Amo. Dijo que podía hacer lo que quisiera con sus esclavos.
—Se equivocó. Sólo porque alguien promete su vida a un Amo,
no lo autoriza a que le haga daño o lo mate. ¿Recuerdas lo que te dije ayer, sobre un contrato? Jaejoong asintió despacio.
—Te dije que era responsable de tu salud. Eso significa que no
haré nada que realmente pudiera hacerte daño. Los juegos sexuales,
como se supone, deben ser buenos para los dos. El dolor, infligido con cuidado a alguien dispuesto, busca causar un placer eventual. Incluso si has acordado ser mi esclavo, tienes el derecho de decirme cuándo es demasiado para manejarlo. Tienes la obligación de decírmelo. —Yunho se inclinó hacia adelante y colocó un beso contra los labios de Jaejoong—. Si fuera demasiado lejos, si te hiciera daño, no cumpliría mi parte del contrato. Tienes que entenderlo —Yunho tocó el pecho de Jaejoong y luego el suyo propio—, para que lo que hay entre nosotros funcione.
Jaejoong cabeceó ligeramente, pero la turbación en sus ojos permaneció.
—Tienes que terminar de decirles qué les pasó, a ti y a Soo Hyun y
a cualquiera al que tu padre adoptivo y  Hyun Joong hayan lastimado.
¿Puedes hacerlo?
—Sí, Amo... —Los ojos de Jaejoong se abrieron enormes con el miedo—. ¡Lo siento! Yo... yo... —¿Qué está mal?
—Se suponía que no debía llamarte Amo. —La relativa calma de
hacía solo unos minutos desapareció.
—No, no debías. Pero hablaremos de eso más tarde, después
que se vayan nuestros invitados. Ahora tienes que hablar con ellos
otra vez. —Su tono severo pareció tranquilizar a Jaejoong.
El hombre estaba lleno de contradicciones y nociones falsas.
Reeducarlo sería un camino largo y Yunho no sería capaz de hacerlo solo.
Jaejoong miraba cómo su Amo caminaba hacia la cocina. El miedo
incontrolable todavía burbujeaba en sus tripas como un hambre
profunda. El Amo le había prometido protegerlo y debería creerlo,
pero no podía. Les diría a los hombres lo que quisieran saber. Tenía
que hacerlo. Su Amo se lo había dicho.
La resignación fluyó por él, reprimiendo el miedo. El Amo lo
hacía sentir tan bien. Su toque, sus besos, hasta su polla en él, era
tan distinto de antes, tan maravilloso. Si el Amo Yunho quería que
hablara, lo haría, independientemente de las consecuencias. Por
treinta días con él, sufriría cualquier cosa que pasara después.




 continuara



4 comentarios:

  1. ahhhhhh quiero un amo como yunho~~ pobre jae... espero pueda contar todo y pueda confiar en la seguridad q le brinda yunhop

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  2. pobre jae si que lo tiene bien atemorizado ese ex amo que no lo deja tranquilo pero ya tiene quien lo saque adelante y espero sane su alma para que pueda ser feliz

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  3. Que tristeza, pobre Jae tanto teme a KHJ por lo que le hizo que olvida que ya no puede hacer nada contra el y esta Yunho para ayudarlo y protegerlo...
    Gracias

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  4. Pobre Jaejoong esta tan traumado hacido tantos años con esos despreciados animales porque eso son hasta mataron a alguien espero que sean castigados....Yunho lo ayudará no sera rapido pero cambiara y 30 días no creo que sea solo eso serán mas ..

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