—Gong Yoo, siento llamarte a tu casa, pero no estaré en
la oficina
esta semana. —Yunho caminó hacia el comedor mientras
hablaba con uno de sus socios del bufete—. Algo ha surgido.
—Yunho, sé que has pasado por tiempos difíciles desde la
muerte
de Karam, pero las declaraciones en el caso Hargrave son
esta semana.
La irritada voz de Gong Yoo hizo que Yunho se
estremeciera. Había olvidado todo sobre el caso.
—Está bien, estaré allí para eso el martes. —Debería ser
claro.
La investigación sobre Hyun Joong probablemente iba a moverse
rápidamente—. Hay otras cosas que deberías saber.
Algunas, que tal vez no sean muy favorables para el bufete.
—¿Qué pasa? —la irritada voz de Gong Yoo fue sustituida,
rápidamente, por preocupación.
—Tal vez deberíamos hablar en persona.
—¿Quieres que nos encontremos para tomar un café en la oficina?
—¿Por qué no vienes aquí? —Yunho no quería dejar a Jaejoong
solo. Esa era la razón principal para ausentarse del
bufete.
—Está bien, ¿A qué hora?
—Ahora estaría bien. Hay alguien que quiero que conozcas,
de
todos modos. —Yunho confiaba en Gong Yoo. Se conocían
desde la
Facultad de Derecho y Gong Yoo lo sabía todo sobre él.
—¿Alguien? —dijo Gong Yoo con una nota de diversión en su
voz.
—Sí, alguien —Yunho se dio vuelta para encontrarse con la
pálida
mirada de Jaejoong—. Tengo que dejarte. Te veré en unos
minutos, ¿de acuerdo?
—Por supuesto. Yunho colgó el teléfono, antes que Gong Yoo pudiera decir
algo más.
Caminó hacia Jaejoong. Su pálido rostro era preocupante.
—¿Te sientes bien? No parece que lo estés.
—Estoy bien, Amo. —El leve temblor en su voz no era muy convincente.
—¿Tienes hambre? No comiste nada anoche.
Jaejoong había estado tan agotado que había dormido
seguido sin
despertar desde el día anterior. Y después de hacer el
amor por la
mañana, se volvió a dormir. Debería parecer descansado.
—No, Amo.
—¿Por qué no te acuestas un rato? Uno de mis socios
vendrá en
unos minutos.
—Sí, Amo.
Yunho observó cómo Jaejoong casi tropezaba al ir de
camino al
dormitorio. Algo no estaba bien con él, pero Yunho no
tenía tiempo
para averiguarlo ahora. Gong Yoo vivía a sólo unas millas
de distancia. No le tomaría mucho tiempo llegar. Hablaría con Jaejoong más
tarde.
Yunho terminaba el café cuando escuchó sonar el timbre de
la
puerta. Gong Yoo debía de haber salido de su casa apenas
colgó el
teléfono. Yunho temía que desde luego, su secreto causara
algunos
problemas en el bufete. Echando un vistazo a la puerta
cerrada del
dormitorio, se movió, para dejar entrar a su amigo.
—Gracias por venir —dijo Yunho mientras le daba la mano a Gong Yoo.
—Bien, quedé intrigado. Más por tu nuevo amigo, que por
el bufete.
—Ambas cosas están relacionadas. —Yunho cerró la puerta
antes
de hacer una seña a Gong Yoo para que lo siguiera a la
cocina
—. ¿Café?
—Claro —dijo mientras tomaba asiento en la mesa—.
Entonces,
¿dónde está tu amigo?
—Durmiendo. —Yunho vertió café sobre las dos tazas y las
llevó
a la mesa, empujando el azucarero hacia Gong Yoo.
Introduciendo una cuchara en el azucarero, Gong Yoo
sonrió.
—En el cuarto de Karam o...Yunho rió a causa de la curiosidad de su amigo.
—En mi cuarto; gracias por preguntar. —Gong Yoo había
sido una
de las primeras personas a las que había acudido y el
único en el
bufete que conocía la verdad sobre su estilo de vida.
—Bueno, aparte de encontrar a un nuevo amigo, ¿qué mas cuentas?
—Jaejoong, ese es su nombre, o al menos así lo llaman,
lleva una
carga muy pesada encima y quiero ayudarlo. A causa de las
repercusiones que esto podría traer a la firma, quizás
sería más fácil
que me retirara, o al menos que tomara un permiso de
ausencia.
—Me vas a tener que explicar un poco más.
Yunho bebió un sorbo de su café antes de continuar.
—Han abusado de él gravemente. Torturado de una forma,
que nadie en mi círculo sería capaz de hacer. Y ha estado
pasando desde que era un adolescente. Yoochun y un oficial de Víctimas
Especiales estuvieron aquí, ayer. Habrá una investigación y es
probable que tenga mucha publicidad. Sabes cómo es esta ciudad.
—Ah, sí, detalles espeluznantes. Cuanto más, mucho mejor.
—El detective Changmin tiene miedo de que sea un grupo de
pedófilos que se llevan a los niños del sistema de
cuidado adoptivo.
Los ponen en la lista como fugitivos y los mantienen
alejados de la
escuela, hasta quedar fuera del radar. Entonces, los
entrenan como
esclavos sexuales y los venden.
—¡Ah, Dios mío! —la cara de Gong Yoo palideció de horror.
—Sí... Jaejoong fue raptado a los once años y comenzó a
ser un
esclavo cuando tenía trece. No sabemos, exactamente,
cuándo sufrió su primer abuso sexual, pero definitivamente fue antes de
que cumpliera los dieciséis. —Yunho miró fijamente su taza de
café—. Tengo que hacer todo lo posible para detenerlo.
—¡Por supuesto que lo tienes que hacer! Aunque aún no
entiendo por qué sientes que debes dejar el bufete para
hacerlo.
Yunho se retorció en su silla un poco.
—Estoy... unido a él. Necesita ayuda, psicológica y
emocional.
No lo abandonaré ahora, pero si los detalles se hacen
públicos, no
seré capaz de ocultar nuestra relación.
—¿Y? Yunho dejó su taza de café sobre la mesa y se levantó.
—No entiende que ser esclavo es un estilo de vida por
elección.
En realidad, nunca conoció otra forma de vida. Piensa que
ser
torturado es normal. —Yunho caminó por la cocina, su enfado
hacia las personas habían dañado a Jaejoong crecía, con cada paso
que daba—.Es un alma noble. No creo que hubiera escogido ser sumiso si
no lo hubieran obligado a serlo.
—Y quieres mantenerlo cerca. —No era una pregunta y Gong
Yoo se golpeó con sus dedos en la cabeza.
Yunho quería a Jaejoong, pero la idea de perder la
emoción del
control, del poder sobre un cuerpo desvalido, atado y
amordazado,
esperando por sus caprichos... Los recuerdos de Jaejoong
atado con una correa al cabestrillo lo hizo temblar.
—Sí. Al admitir eso la tensión que había sentido desde el día
anterior fue liberada. ¿Era realmente la idea de la publicidad y
la notoriedad lo que lo había asustado? ¿O la sola idea de perderlo?
—¿Puedo conocerlo? —la voz de Gong Yoo lo sobresaltó.
—Uh, sí, veré si está despierto.
Su mente reflexionó sobre lo que acababa de descubrir
mientras
caminaba hacia el dormitorio. Quería que Jaejoong se
quedara, mucho más que treinta días. La naturaleza sumisa y dulce de Jaejoong
apelaba a su lado dominante. Parte de él creía que Jaejoong nunca
sería una persona agresiva. Después de años de formación en los que
habían subyugado cualquier rastro de confianza en sí mismo,
tomaría años de terapia, sobreponerse solo a una pequeña parte del
daño hecho.
¿Podría Yunho dejar el lado más áspero de su vida sexual
para
conservar a Jaejoong con él? Deteniéndose delante de la
puerta del
dormitorio, Yunho hizo una pausa. Hacerle el amor a Jaejoong
esa
mañana había sido exquisito. Todavía podía ser que no
funcionara,
pero le daba a Yunho un pequeño grado de esperanza.
—Jaejoong —dijo mientras tocaba en la puerta. El
espectáculo que
presenció cuando la abrió lo dejó con la boca abierta y
la polla
palpitando.
Desnudo y extendido sobre la cama con sus brazos y
piernas
separados en forma de cruz, Jaejoong esperaba. Con la
cara pálida y su polla flácida, sus ojos lo siguieron mientras entraba al
cuarto.
Incluso aunque Gong Yoo no pudiese ver el interior del
dormitorio,
Yunho cerró la puerta rápidamente.
—¿Qué estás haciendo? —no quería sonar rudo, pero el
expuesto cuerpo de Jaejoong lo había sorprendido.
—Esperando por ti... y tu amigo... —Las lágrimas todavía
teñían
su cara.
—Ah... no... Jaejoong. —Yunho fue bajando su voz hasta
solo ser
un suave murmullo mientras subía a la cama—. Tú no eres...
—Tiró del tenso y resistente cuerpo hacia él, tragando el nudo
que se le había formado en la garganta—. Yo no comparto, Jaejoong.
Mientras seas mío, no dejaré que nadie te toque.
—Pero... —un ahogado sollozo cortó sus palabras.
—No traje a Gong Yoo aquí para que le sirvieras. Es mi
amigo y uno de los socios en mi despacho de abogados. Lo traje aquí
para hablar con él sobre tomarme algún tiempo de descanso. Necesitaba
contarle todo sobre ti, antes que alguien averigüe sobre la
investigación.
—Entonces no tengo que...
—No, nunca —dijo Yunho besándolo encima de la cabeza
—.Como te dije, no comparto.
La tensión fluyó en Jaejoong con atormentados sollozos.
Su cuerpo
se enroscó alrededor del de Yunho como una manta.
Meciéndolo con cuidado, Yunho comprendió el porqué, de la
angustiada mirada de antes. Jaejoong lo habría escuchado
por
casualidad, cuando hablaba por teléfono con Gong Yoo.
Cuando le dijo que un amigo vendría de visita, la cara de Jaejoong había
cambiado poniéndose blanca como un papel. Yunho debió comprender
lo que eso significaría para Jaejoong.
—Eres mío, Jaejoong —susurró. Y quería que permaneciera
de esa
manera.
___________________________x__________________________
—Jaejoong —gritó Yunho—. Me voy ya. —Por mucho que odiara
dejarlo solo, no tenía otra opción. El caso Hargrave era
demasiado
importante para él como para no asistir a la declaración.
Lamentablemente, Yoochun estaba trabajando y Junsu no
terminaría su turno, en el hospital, hasta las tres de la tarde.
Yunho giró para encontrarse a Jaejoong merodeando en la
entrada
de la cocina. Después que el domingo descubriera lo
profundos que
eran sus sentimientos hacia Jaejoong, había pasado la
mayor parte del día anterior mostrándole cómo funcionaban las cosas en el
apartamento. Quería que se sintiera cómodo. Cuando Jaejoong
finalmente tomara una decisión, Yunho quería que fuera la
de
quedarse. Si se sentía como en casa, sería mucho más
fácil.
Todavía lo asombraba las cosas que Jaejoong no sabía,
usar el
mando a distancia de la tele o hacer una llamada
telefónica parecían
cosas nuevas para él. Podía leer, pero a un nivel de
escuela primaria.
Yunho recordó que debía buscar algún material de lectura
más fácil.
También se tomó tiempo para redactar el contrato que le
había
prometido. Jaejoong estaba dispuesto a firmarlo sin ni
siquiera mirarlo, pero Yunho hizo que lo leyera en voz alta, explicándole
todos los términos del contrato, detalladamente. Incluso aunque lo
había colocado en los términos más simples posibles, Jaejoong
tenía dificultad con muchas de las palabras. Dado que no había tenido
acceso a ningún material de lectura en más años de los que Yunho
quería imaginarse, sus habilidades de lectura estaban muy
oxidadas.
También hizo que Jaejoong firmara con su verdadero
nombre, a
pesar de tener que deletrearlo para él. Trabajar con Jaejoong,
como su tutor, seria uno de los puntos en la lista de cosas que
tendrían que hacer.
—Sólo voy a estar fuera un rato —dijo Yunho—. Ven aquí. — Extendió los brazos y Jaejoong fue hacia ellos—. Te
enseñé cómo usar el mando, entonces mira la tele. —Abrazándolo fuertemente
contra él, Yunho besó su cuello—. No tardaré mucho. No salgas de la
casa y mantén las puertas cerradas. —Dando un paso hacia atrás
para poder ver la cara de Jaejoong, sonrió
—. ¿Entendido?
Jaejoong cabeceó, pero continuó sin hablar.
Tal vez no era muy buena idea, pero no tenía otra opción.
Con un beso rápido Yunho lo soltó.
—Te veo luego.
A fuerza de voluntad, salió de allí, cerrando la puerta
detrás de él.
La declaración fue sobre ruedas, pero su siguiente cita
no sería
tan fácil. Yunho abrió la puerta de la oficina de la
doctora Hong Ri-na, esperando que sus nervios no lo traicionaran. Hong Ri-na
era psiquiatra clínica. A menudo era una testigo experta de la parte acusadora,
tenía reputación de tratar los peores casos de abuso sexual y sus credenciales
eran excelentes.
Aunque Yunho le contó las principales partes de la vida
de Jaejoong por teléfono, ella insistió en que se encontraran
personalmente, antes que decidiera aceptarlo como uno de sus paciente.
La sala de espera era tranquila y elegante con sutiles
tonos ocre. El recepcionista, un rubio y vivaz joven, le sonrió
mientras
entraba en al salón.
—¿Puedo ayudarlo, señor?
—Soy Jung Yunho. Tengo una cita con la doctora Hong Ri-na.
—Si es tan amable de tomar asiento, le haré saber que
está aquí.
—Gracias. —Yunho caminó hacia la pintura de un paisaje y
fingió
fascinación por ella. Estaba demasiado nervioso como para
sentarse.
Raramente hablaba de su estilo de vida fuera del límite
normal de los clubes locales. En los últimos días, unas cuantas
personas se habían enterado de su inclinación hacia la dominación y la sumisión, más de las que hubiera querido. Y ahora, otra persona más,
quería hacerle preguntas personales.
—Señor Yunho, por favor pase.
Yunho se giró para ver a la doctora de pelo oscuro parada
frente
a la puerta de su oficina. Su amplia y redondeada figura
no le quitaba mérito a su belleza. Una sonrisa acogedora enmarcada por
unos pómulos altos y una nariz aristocrática que influenciaba
a los
miembros del jurado tanto como sus credenciales. Las
personas
parecían confiar en ella casi inmediatamente.
Definitivamente una
ventaja en su negocio, y una de las razones por la que Yunho
la había llamado. Jaejoong necesitaba cuidados especiales.
—Gracias por verme, con tan poco aviso. —Yunho cogió su
mano
entre las suyas, antes de tomar asiento en un confortable
sillón. La
decoración de su oficina hacía juego con la
tranquilizadora sala de
espera.
—El caso de Jaejoong parece ser difícil y yo siempre
estoy
preparada para nuevos desafíos. —Tomó asiento en una
silla que
hacía juego con la de él quedando frente a Yunho en lugar
de detrás de su escritorio. Recogió un cuaderno que estaba cerca sobre
una
pequeña mesa—. Ya he hecho algunos extensos apuntes sobre
lo que me dijo por teléfono.
Cuando ayer habían hablado, Yunho le contó todo lo que
sabía
sobre el rapto de Jaejoong y su vida hasta hacía tres
meses.
—Lo que sea que usted necesite saber; quiero ayudarlo.
La doctora Hong Ri-na mordió brevemente su labio superior
con sus dientes, luego inclinó su cabeza.
—Bien, entonces necesito saber sobre su relación con él.
Tenga
presente, cualquier cosa que diga será confidencial,
aunque no sea la estricta confidencialidad entre paciente y doctor.
Sus palabras lo hicieron sentirse un poco incómodo, pero
quería
lo mejor para Jaejoong.
—De acuerdo —dijo lentamente.
—Muy bien —ella se puso a escribir—. ¿Tiene usted
relaciones
sexuales con Jaejoong?
—Uh... —Yunho debería haber tenido mejor criterio, como
para
escandalizarse por su franqueza. Al haber tratado con
ella a través de la oficina del fiscal, ya sabía en realidad cuán directa
era.
—Mire, me dijo que había sufrido abusos sexuales por un
cruel
dominante. A excepción de su breve estancia con un amigo
suyo,
desde los últimos diez o doce años lo han entrenado para
servir
sexualmente al hombre que cuidara de él.
—No puede llamar cuidar a lo que le hizo Hyun Joong —Yunho se
irritó ante la idea de ser comparado con aquel monstruo—.
Yo no abuso de él.
—Pero dijo que él no había tomado una decisión consciente sobre ser sumiso o incluso ser homosexual. Que espera que
usted tenga relaciones sexuales con él. —Levantó su ceja como
si esperara que negara su declaración—.No conoce ninguna otra forma
de vida.
—Pero nunca le he hecho daño.
—Eso no tiene importancia. Para que su terapia surta
efecto,
tiene que suspender las relaciones sexuales con él.
—Tiene que quedarse conmigo —un repentino nudo en la
garganta le hizo difícil respirar—. No tiene ningún otro
lugar a donde ir, ninguno donde pueda estar a salvo.
—Entiendo eso —su voz era dulce—, y aplaudo su voluntad
de
querer cuidarlo, pero las relaciones sexuales entre
ustedes tienen que acabarse.
—Él no entenderá por qué. —Tratar de explicar eso a Jaejoong
sería difícil. Aún más, Yunho no quería que tuviera que
dormir solo.
Varias veces en los últimos días, Jaejoong se había
despertado con
pesadillas, los aterradores sueños lo habían dejado
cubierto de sudor
frío y lágrimas calientes. Abrazándose a Yunho, se había
calmado
rápidamente. Si tuviera que dormir solo, sabía que Jaejoong
no vendría a él en busca de consuelo. No molestaría a su Amo
intencionalmente.
—Y preferiría que no le dijera que yo se lo sugerí. —Sus palabras
rompieron su línea de pensamiento.
—¿Lo sugirió? —un bufido de risa irónica se le escapó—.
Eso no
sonó como una sugerencia.
—Sabe lo que quiero decir. Si le dice que fue idea mía,
entonces
puede que eso lo predisponga en mi contra y eso no sería
bueno para la terapia.
Un sentimiento de desasosiego se instaló en el estómago
de
Yunho. En los pocos días que habían pasado juntos, su
mundo se había centrado en lograr quitar la tristeza de los ojos de Jaejoong.
—¿Entiende lo que intento decirle?
—Sí —suspiró—. Sí, lo entiendo, pero él... —Yunho frotó
sus ojos
con sus dedos—. Solamente quiero que sea feliz.
—Con un poco de suerte, algún día lo será. Pero primero necesita que sus heridas cicatricen.
—Está bien... —No sería fácil, pero de algún modo durante
estos
últimos días, la felicidad de Jaejoong se había
convertido en la cosa más importante en el mundo para Yunho.
Jaejoong trató de mantener la respiración estable. Su Amo
le había
dicho que podía hacer lo que quisiera, ver la tele o
leer. La idea hizo que su estómago se agitara con aprensión. Antes... en su
antigua vida, tocar cosas como esas, lo haría merecedor de una
paliza.
Usualmente, cuando su Amo no requería de sus servicios,
era
encerrado en un cuarto diminuto. Sin nada, solamente un
camastro
en el piso, Jaejoong pasaba horas tratando de abstraerse
del mundo a
su alrededor. Al principio, soñaba con ser rescatado, por
una figura
oscura, tal vez su verdadera madre o su padre, entrando
en la fría
celda y sacándolo de allí. Pero había crecido, las
fantasías dolia
demasiado, así que había aprendido a bloquear todo: las
paredes desnudas, el duro piso frío y sobre todo las acciones de su Amo.
Ahora, libre para vagar por el apartamento del Amo Yunho,
con
permiso de hacer lo que quisiera, el miedo aceleró su
respiración e
hizo que su corazón corriera con velocidad. Alguna parte
de su mente gritaba que era un truco o una trampa. ¿Qué ocurriría si
fuera una prueba? ¿Qué pasaría si fallaba?
El recuerdo del látigo golpeando la piel de su espalda le
hizo
abrir la boca para tomar aire. El chasquido del latigazo
y el olor a
cobre de su propia sangre llenaba todos sus sentidos. Su
mente trató
de decirle que todo eso había terminado, que esa antigua
vida había
quedado atrás, pero los recuerdos no podían ser
desterrados.
Tambaleándose hasta el cuarto de su Amo, Jaejoong gateó
hasta llegar dentro del armario. Tal vez en la oscuridad podría
esconderse de sus demonios.
—Jaejoong, ya regresé. —Yunho esperaba oír la televisión,
pero el
apartamento estaba extrañamente tranquilo—. ¿Jaejoong?
La puerta del cuarto de Yunho estaba abierta. Tal vez
dormía.
Una mirada rápida, mostró que la cama estaba vacía.
Comprobando
en el cuarto de Karam, tampoco encontró ninguna señal que
Jaejoong hubiera estado allí. Sintió cómo el pánico comenzaba a
crecer, subiendo lentamente por su estómago. Pensando
racionalmente, Yunho trató de deshacerse de la ansiedad. Jaejoong no habría
salido del apartamento, no cuando Yunho se lo había prohibido. La
puerta principal estaba totalmente cerrada cuando entró. Sólo
alguien con llave lo podría haber cerrado desde el exterior. Jaejoong
tenía que estar aquí.
—Jaejoong, ven aquí —dijo con tono severo, usualmente
usado
para exigir obediencia inmediata. Conteniendo el aliento,
sus oídos se esforzaron por escuchar cualquier cosa, aparte de los
latidos de su corazón. El sonido de una puerta al abrirse en su
dormitorio lo hizo apresurarse hacia esa dirección—. ¿Jaejoong?
Las huellas de lágrimas todavía manchaban la cara de Jaejoong
mientras gateaba fuera del armario.
—Amo... —un sollozo le impidió terminar de hablar al
tragar
aire.
Arrodillándose al lado del perturbado joven, Yunho lo
tomó entre sus brazos.
—Estoy aquí. Todo está bien. —No se molestó en
preguntarle a
Jaejoong por qué se había escondido. Ahora mismo, lo
único que le
importaba era que todavía estaba allí.
Yunho descansó su cabeza en la respaldo del sofá, con sus
ojos
cerrados. Acurrucado entre sus brazos, Jaejoong guardaba
silencio y su cuerpo había dejado de temblar. Le tomó casi una hora
calmar al aterrorizado joven.
—¿Por qué te escondías? —acercando a Jaejoong para
apretarlo un
poco más entre sus brazos, acarició con su nariz el suave
pelo negro.
—Lo siento.
—No hiciste nada malo. Solamente quiero saber por qué.
¿Había
alguien aquí? —la idea sobresaltó a Yunho. ¿Qué ocurriría
cuando
Hyun Joong
averiguara que Jaejoong había puesto cargos en su contra?
El cuerpo del joven tembló a causa del miedo y eso hizo
que guardara sus pensamientos solo para él.
—No... —Jaejoong escondió su cara en el pecho de Yunho—.
Yo
solamente... yo nunca... —respirando profundamente,
procedió a
continuar con un torrente de palabras—. Mi antiguo Amo me
mantenía encerrado en mi celda cuando no estaba en casa.
Yunho frotaba la parte de atrás del cuello de Jaejoong.
—¿Cómo era tu celda?
—Pequeña. Mantas en el suelo. Un cubo para... ya sabe.
—¿Siempre estabas solo en ella? —su mano se movió hacia
abajo para masajear la espalda de Jaejoong en círculos
lentos.
—Sí. A no ser que mi Amo viniera a verme. —Su cara
todavía
escondida en el pecho de Yunho, amortiguaba las palabras
de Jaejoong.
Los dedos de Yunho acariciaron la barbilla de Jaejoong y
la levantaron para poder ver sus ojos.
—Aquí no permanecerás en una celda. Ésta es tu casa, no
tu
prisión.
Sería tan fácil confundir la gratitud que iluminaban los
ojos de Jaejoong con algo más. Un leve movimiento hacia delante y
sus labios se encontrarían. Yunho deseaba tanto tomar sus labios entre los
suyos y dejar que la inocencia que Jaejoong ofrecía lo
reconfortara, pero las palabras de la doctora Hong Ri-na lo detuvieron. No
sabiendo qué decir, le dio un casto beso sobre su frente.
—Deberíamos buscar algo para comer.
La decepción sustituyó a la gratitud, pero Jaejoong
solamente
cabeceó.
Mantener sus manos alejadas de él sería duro, pero Yunho
sabía
que la doctora tenía razón. En cierta forma, el bienestar
de Jaejoong
había reemplazado a su pena y le había devuelto a la
vida.
TT_TT diossssss jae ha sufrido demasiado.. yunho por favor no lo dejes solo.. nunca lo abandones TT_TT
ResponderEliminarpobre jae esta tan traado TT
ResponderEliminarpobre si yo jae si yunho lo deja con la doctora jae creerá que ya no lo quiere y sus traumas regresaran creyendo que yunho lo abandonara solo espero que jae se cure pronto y se quede a el lado de yunho y sean muy felices
ResponderEliminarSerá muy difícil para ambos el restablecimiento mental de Jae, pero lo tiene que lograr para que se curé y sea feliz al lado de Yunho, que ya no se acuerda casi de Karam...
ResponderEliminarGracias
Todo esto están difícil para ambos pero si están juntos mas para Jaejoong lo ayudará a llevar todo y salir de su trauma claro que va hacer difícil llevar o realizar algunas cosas pero son sacrifios que hay que hacer Yunho para que vivan muy feliz
ResponderEliminar