CAPÍTULO SEIS

—Gong Yoo, siento llamarte a tu casa, pero no estaré en la oficina
esta semana. —Yunho caminó hacia el comedor mientras hablaba con uno de sus socios del bufete—. Algo ha surgido.
—Yunho, sé que has pasado por tiempos difíciles desde la muerte
de Karam, pero las declaraciones en el caso Hargrave son esta semana.
La irritada voz de Gong Yoo hizo que Yunho se estremeciera. Había olvidado todo sobre el caso.
—Está bien, estaré allí para eso el martes. —Debería ser claro.
La investigación sobre  Hyun Joong probablemente iba a moverse
rápidamente—. Hay otras cosas que deberías saber. Algunas, que tal vez no sean muy favorables para el bufete.
—¿Qué pasa? —la irritada voz de Gong Yoo fue sustituida,
rápidamente, por preocupación.
—Tal vez deberíamos hablar en persona.
—¿Quieres que nos encontremos para tomar un café en la oficina?
—¿Por qué no vienes aquí? —Yunho no quería dejar a Jaejoong
solo. Esa era la razón principal para ausentarse del bufete.
—Está bien, ¿A qué hora?
—Ahora estaría bien. Hay alguien que quiero que conozcas, de
todos modos. —Yunho confiaba en Gong Yoo. Se conocían desde la
Facultad de Derecho y Gong Yoo lo sabía todo sobre él.
—¿Alguien? —dijo Gong Yoo con una nota de diversión en su voz.
—Sí, alguien —Yunho se dio vuelta para encontrarse con la pálida
mirada de Jaejoong—. Tengo que dejarte. Te veré en unos minutos, ¿de acuerdo?
—Por supuesto. Yunho colgó el teléfono, antes que Gong Yoo pudiera decir algo más.
Caminó hacia Jaejoong. Su pálido rostro era preocupante.
—¿Te sientes bien? No parece que lo estés.
—Estoy bien, Amo. —El leve temblor en su voz no era muy convincente.
—¿Tienes hambre? No comiste nada anoche.
Jaejoong había estado tan agotado que había dormido seguido sin
despertar desde el día anterior. Y después de hacer el amor por la
mañana, se volvió a dormir. Debería parecer descansado.
—No, Amo.
—¿Por qué no te acuestas un rato? Uno de mis socios vendrá en
unos minutos.
—Sí, Amo.
Yunho observó cómo Jaejoong casi tropezaba al ir de camino al
dormitorio. Algo no estaba bien con él, pero Yunho no tenía tiempo
para averiguarlo ahora. Gong Yoo vivía a sólo unas millas de distancia. No le tomaría mucho tiempo llegar. Hablaría con Jaejoong más tarde.
Yunho terminaba el café cuando escuchó sonar el timbre de la
puerta. Gong Yoo debía de haber salido de su casa apenas colgó el
teléfono. Yunho temía que desde luego, su secreto causara algunos
problemas en el bufete. Echando un vistazo a la puerta cerrada del
dormitorio, se movió, para dejar entrar a su amigo.
—Gracias por venir —dijo Yunho mientras le daba la mano a Gong Yoo.
—Bien, quedé intrigado. Más por tu nuevo amigo, que por el bufete.
—Ambas cosas están relacionadas. —Yunho cerró la puerta antes
de hacer una seña a Gong Yoo para que lo siguiera a la cocina
—. ¿Café?
—Claro —dijo mientras tomaba asiento en la mesa—. Entonces,
¿dónde está tu amigo?
—Durmiendo. —Yunho vertió café sobre las dos tazas y las llevó
a la mesa, empujando el azucarero hacia Gong Yoo.
Introduciendo una cuchara en el azucarero, Gong Yoo sonrió.
—En el cuarto de Karam o...Yunho rió a causa de la curiosidad de su amigo.
—En mi cuarto; gracias por preguntar. —Gong Yoo había sido una
de las primeras personas a las que había acudido y el único en el
bufete que conocía la verdad sobre su estilo de vida.
—Bueno, aparte de encontrar a un nuevo amigo, ¿qué mas cuentas?
—Jaejoong, ese es su nombre, o al menos así lo llaman, lleva una
carga muy pesada encima y quiero ayudarlo. A causa de las
repercusiones que esto podría traer a la firma, quizás sería más fácil
que me retirara, o al menos que tomara un permiso de ausencia.
—Me vas a tener que explicar un poco más.
Yunho bebió un sorbo de su café antes de continuar.
—Han abusado de él gravemente. Torturado de una forma, que nadie en mi círculo sería capaz de hacer. Y ha estado pasando desde que era un adolescente. Yoochun y un oficial de Víctimas Especiales estuvieron aquí, ayer. Habrá una investigación y es probable que tenga mucha publicidad. Sabes cómo es esta ciudad.
—Ah, sí, detalles espeluznantes. Cuanto más, mucho mejor.
—El detective Changmin  tiene miedo de que sea un grupo de
pedófilos que se llevan a los niños del sistema de cuidado adoptivo.

Los ponen en la lista como fugitivos y los mantienen alejados de la
escuela, hasta quedar fuera del radar. Entonces, los entrenan como
esclavos sexuales y los venden.
—¡Ah, Dios mío! —la cara de Gong Yoo palideció de horror.
—Sí... Jaejoong fue raptado a los once años y comenzó a ser un
esclavo cuando tenía trece. No sabemos, exactamente, cuándo sufrió su primer abuso sexual, pero definitivamente fue antes de que cumpliera los dieciséis. —Yunho miró fijamente su taza de café—. Tengo que hacer todo lo posible para detenerlo.
—¡Por supuesto que lo tienes que hacer! Aunque aún no
entiendo por qué sientes que debes dejar el bufete para hacerlo.
Yunho se retorció en su silla un poco.
—Estoy... unido a él. Necesita ayuda, psicológica y emocional.
No lo abandonaré ahora, pero si los detalles se hacen públicos, no
seré capaz de ocultar nuestra relación.
—¿Y? Yunho dejó su taza de café sobre la mesa y se levantó.
—No entiende que ser esclavo es un estilo de vida por elección.
En realidad, nunca conoció otra forma de vida. Piensa que ser
torturado es normal. —Yunho caminó por la cocina, su enfado hacia las personas habían dañado a Jaejoong crecía, con cada paso que daba—.Es un alma noble. No creo que hubiera escogido ser sumiso si no lo hubieran obligado a serlo.
—Y quieres mantenerlo cerca. —No era una pregunta y Gong Yoo se golpeó con sus dedos en la cabeza.
Yunho quería a Jaejoong, pero la idea de perder la emoción del
control, del poder sobre un cuerpo desvalido, atado y amordazado,
esperando por sus caprichos... Los recuerdos de Jaejoong atado con una correa al cabestrillo lo hizo temblar.
—Sí. Al admitir eso la tensión que había sentido desde el día anterior fue liberada. ¿Era realmente la idea de la publicidad y la notoriedad lo que lo había asustado? ¿O la sola idea de perderlo?
—¿Puedo conocerlo? —la voz de Gong Yoo lo sobresaltó.
—Uh, sí, veré si está despierto.
Su mente reflexionó sobre lo que acababa de descubrir mientras
caminaba hacia el dormitorio. Quería que Jaejoong se quedara, mucho más que treinta días. La naturaleza sumisa y dulce de Jaejoong apelaba a su lado dominante. Parte de él creía que Jaejoong nunca sería una persona agresiva. Después de años de formación en los que habían subyugado cualquier rastro de confianza en sí mismo, tomaría años de terapia, sobreponerse solo a una pequeña parte del daño hecho.
¿Podría Yunho dejar el lado más áspero de su vida sexual para
conservar a Jaejoong con él? Deteniéndose delante de la puerta del
dormitorio, Yunho hizo una pausa. Hacerle el amor a Jaejoong esa
mañana había sido exquisito. Todavía podía ser que no funcionara,
pero le daba a Yunho un pequeño grado de esperanza.
—Jaejoong —dijo mientras tocaba en la puerta. El espectáculo que
presenció cuando la abrió lo dejó con la boca abierta y la polla
palpitando.
Desnudo y extendido sobre la cama con sus brazos y piernas
separados en forma de cruz, Jaejoong esperaba. Con la cara pálida y su polla flácida, sus ojos lo siguieron mientras entraba al cuarto.
Incluso aunque Gong Yoo no pudiese ver el interior del dormitorio,
Yunho cerró la puerta rápidamente.
—¿Qué estás haciendo? —no quería sonar rudo, pero el
expuesto cuerpo de Jaejoong lo había sorprendido.
—Esperando por ti... y tu amigo... —Las lágrimas todavía teñían
su cara.
—Ah... no... Jaejoong. —Yunho fue bajando su voz hasta solo ser
un suave murmullo mientras subía a la cama—. Tú no eres... —Tiró del tenso y resistente cuerpo hacia él, tragando el nudo que se le había formado en la garganta—. Yo no comparto, Jaejoong. Mientras seas mío, no dejaré que nadie te toque.
—Pero... —un ahogado sollozo cortó sus palabras.
—No traje a Gong Yoo aquí para que le sirvieras. Es mi amigo y uno de los socios en mi despacho de abogados. Lo traje aquí para hablar con él sobre tomarme algún tiempo de descanso. Necesitaba contarle todo sobre ti, antes que alguien averigüe sobre la investigación.
—Entonces no tengo que...
—No, nunca —dijo Yunho besándolo encima de la cabeza
—.Como te dije, no comparto.
La tensión fluyó en Jaejoong con atormentados sollozos. Su cuerpo
se enroscó alrededor del de Yunho como una manta.
Meciéndolo con cuidado, Yunho comprendió el porqué, de la
angustiada mirada de antes. Jaejoong lo habría escuchado por
casualidad, cuando hablaba por teléfono con Gong Yoo. Cuando le dijo que un amigo vendría de visita, la cara de Jaejoong había cambiado poniéndose blanca como un papel. Yunho debió comprender lo que eso significaría para Jaejoong.
—Eres mío, Jaejoong —susurró. Y quería que permaneciera de esa
manera.
___________________________x__________________________

—Jaejoong —gritó Yunho—. Me voy ya. —Por mucho que odiara
dejarlo solo, no tenía otra opción. El caso Hargrave era demasiado
importante para él como para no asistir a la declaración.
Lamentablemente, Yoochun estaba trabajando y Junsu no terminaría su turno, en el hospital, hasta las tres de la tarde.
Yunho giró para encontrarse a Jaejoong merodeando en la entrada
de la cocina. Después que el domingo descubriera lo profundos que
eran sus sentimientos hacia Jaejoong, había pasado la mayor parte del día anterior mostrándole cómo funcionaban las cosas en el
apartamento. Quería que se sintiera cómodo. Cuando Jaejoong
finalmente tomara una decisión, Yunho quería que fuera la de
quedarse. Si se sentía como en casa, sería mucho más fácil.
Todavía lo asombraba las cosas que Jaejoong no sabía, usar el
mando a distancia de la tele o hacer una llamada telefónica parecían
cosas nuevas para él. Podía leer, pero a un nivel de escuela primaria.
Yunho recordó que debía buscar algún material de lectura más fácil.
También se tomó tiempo para redactar el contrato que le había
prometido. Jaejoong estaba dispuesto a firmarlo sin ni siquiera mirarlo, pero Yunho hizo que lo leyera en voz alta, explicándole todos los términos del contrato, detalladamente. Incluso aunque lo había colocado en los términos más simples posibles, Jaejoong tenía dificultad con muchas de las palabras. Dado que no había tenido acceso a ningún material de lectura en más años de los que Yunho quería imaginarse, sus habilidades de lectura estaban muy oxidadas.
También hizo que Jaejoong firmara con su verdadero nombre, a
pesar de tener que deletrearlo para él. Trabajar con Jaejoong, como su tutor, seria uno de los puntos en la lista de cosas que tendrían que hacer.
—Sólo voy a estar fuera un rato —dijo Yunho—. Ven aquí. — Extendió los brazos y Jaejoong fue hacia ellos—. Te enseñé cómo usar el mando, entonces mira la tele. —Abrazándolo fuertemente contra él, Yunho besó su cuello—. No tardaré mucho. No salgas de la casa y mantén las puertas cerradas. —Dando un paso hacia atrás para poder ver la cara de Jaejoong, sonrió
—. ¿Entendido?
Jaejoong cabeceó, pero continuó sin hablar.
Tal vez no era muy buena idea, pero no tenía otra opción. Con un beso rápido Yunho lo soltó.
—Te veo luego.
A fuerza de voluntad, salió de allí, cerrando la puerta detrás de él.
La declaración fue sobre ruedas, pero su siguiente cita no sería
tan fácil. Yunho abrió la puerta de la oficina de la doctora Hong Ri-na, esperando que sus nervios no lo traicionaran. Hong Ri-na era psiquiatra clínica. A menudo era una testigo experta de la parte acusadora, tenía reputación de tratar los peores casos de abuso sexual y sus credenciales eran excelentes.
Aunque Yunho le contó las principales partes de la vida de Jaejoong por teléfono, ella insistió en que se encontraran personalmente, antes que decidiera aceptarlo como uno de sus paciente.
La sala de espera era tranquila y elegante con sutiles tonos ocre. El recepcionista, un rubio y vivaz joven, le sonrió mientras
entraba en al salón.
—¿Puedo ayudarlo, señor?
—Soy Jung Yunho. Tengo una cita con la doctora Hong Ri-na.
—Si es tan amable de tomar asiento, le haré saber que está aquí.
—Gracias. —Yunho caminó hacia la pintura de un paisaje y fingió
fascinación por ella. Estaba demasiado nervioso como para sentarse.
Raramente hablaba de su estilo de vida fuera del límite normal de los clubes locales. En los últimos días, unas cuantas personas se habían enterado de su inclinación hacia la dominación y la sumisión, más de las que hubiera querido. Y ahora, otra persona más, quería hacerle preguntas personales.
—Señor Yunho, por favor pase.
Yunho se giró para ver a la doctora de pelo oscuro parada frente
a la puerta de su oficina. Su amplia y redondeada figura no le quitaba mérito a su belleza. Una sonrisa acogedora enmarcada por unos pómulos altos y una nariz aristocrática que influenciaba a los
miembros del jurado tanto como sus credenciales. Las personas
parecían confiar en ella casi inmediatamente. Definitivamente una
ventaja en su negocio, y una de las razones por la que Yunho la había llamado. Jaejoong necesitaba cuidados especiales.
—Gracias por verme, con tan poco aviso. —Yunho cogió su mano
entre las suyas, antes de tomar asiento en un confortable sillón. La
decoración de su oficina hacía juego con la tranquilizadora sala de
espera.
—El caso de Jaejoong parece ser difícil y yo siempre estoy
preparada para nuevos desafíos. —Tomó asiento en una silla que
hacía juego con la de él quedando frente a Yunho en lugar de detrás de su escritorio. Recogió un cuaderno que estaba cerca sobre una
pequeña mesa—. Ya he hecho algunos extensos apuntes sobre lo que me dijo por teléfono.
Cuando ayer habían hablado, Yunho le contó todo lo que sabía
sobre el rapto de Jaejoong y su vida hasta hacía tres meses.
—Lo que sea que usted necesite saber; quiero ayudarlo.
La doctora Hong Ri-na mordió brevemente su labio superior con sus dientes, luego inclinó su cabeza.
—Bien, entonces necesito saber sobre su relación con él. Tenga
presente, cualquier cosa que diga será confidencial, aunque no sea la estricta confidencialidad entre paciente y doctor.
Sus palabras lo hicieron sentirse un poco incómodo, pero quería
lo mejor para Jaejoong.
—De acuerdo —dijo lentamente.
—Muy bien —ella se puso a escribir—. ¿Tiene usted relaciones
sexuales con Jaejoong?
—Uh... —Yunho debería haber tenido mejor criterio, como para
escandalizarse por su franqueza. Al haber tratado con ella a través de la oficina del fiscal, ya sabía en realidad cuán directa era.
—Mire, me dijo que había sufrido abusos sexuales por un cruel
dominante. A excepción de su breve estancia con un amigo suyo,
desde los últimos diez o doce años lo han entrenado para servir
sexualmente al hombre que cuidara de él.
—No puede llamar cuidar a lo que le hizo  Hyun Joong —Yunho se
irritó ante la idea de ser comparado con aquel monstruo—. Yo no abuso de él.
—Pero dijo que él no había tomado una decisión consciente sobre ser sumiso o incluso ser homosexual. Que espera que usted tenga relaciones sexuales con él. —Levantó su ceja como si esperara que negara su declaración—.No conoce ninguna otra forma de vida.
—Pero nunca le he hecho daño.
—Eso no tiene importancia. Para que su terapia surta efecto,
tiene que suspender las relaciones sexuales con él.
—Tiene que quedarse conmigo —un repentino nudo en la
garganta le hizo difícil respirar—. No tiene ningún otro lugar a donde ir, ninguno donde pueda estar a salvo.
—Entiendo eso —su voz era dulce—, y aplaudo su voluntad de
querer cuidarlo, pero las relaciones sexuales entre ustedes tienen que acabarse.
—Él no entenderá por qué. —Tratar de explicar eso a Jaejoong
sería difícil. Aún más, Yunho no quería que tuviera que dormir solo.
Varias veces en los últimos días, Jaejoong se había despertado con
pesadillas, los aterradores sueños lo habían dejado cubierto de sudor
frío y lágrimas calientes. Abrazándose a Yunho, se había calmado
rápidamente. Si tuviera que dormir solo, sabía que Jaejoong no vendría a él en busca de consuelo. No molestaría a su Amo intencionalmente.
—Y preferiría que no le dijera que yo se lo sugerí. —Sus palabras rompieron su línea de pensamiento.
—¿Lo sugirió? —un bufido de risa irónica se le escapó—. Eso no
sonó como una sugerencia.
—Sabe lo que quiero decir. Si le dice que fue idea mía, entonces
puede que eso lo predisponga en mi contra y eso no sería bueno para la terapia.
Un sentimiento de desasosiego se instaló en el estómago de
Yunho. En los pocos días que habían pasado juntos, su mundo se había centrado en lograr quitar la tristeza de los ojos de Jaejoong.
—¿Entiende lo que intento decirle?
—Sí —suspiró—. Sí, lo entiendo, pero él... —Yunho frotó sus ojos
con sus dedos—. Solamente quiero que sea feliz.
—Con un poco de suerte, algún día lo será. Pero primero necesita que sus heridas cicatricen.
—Está bien... —No sería fácil, pero de algún modo durante estos
últimos días, la felicidad de Jaejoong se había convertido en la cosa más importante en el mundo para Yunho.
Jaejoong trató de mantener la respiración estable. Su Amo le había
dicho que podía hacer lo que quisiera, ver la tele o leer. La idea hizo que su estómago se agitara con aprensión. Antes... en su antigua vida, tocar cosas como esas, lo haría merecedor de una paliza.
Usualmente, cuando su Amo no requería de sus servicios, era
encerrado en un cuarto diminuto. Sin nada, solamente un camastro
en el piso, Jaejoong pasaba horas tratando de abstraerse del mundo a
su alrededor. Al principio, soñaba con ser rescatado, por una figura
oscura, tal vez su verdadera madre o su padre, entrando en la fría
celda y sacándolo de allí. Pero había crecido, las fantasías dolia
demasiado, así que había aprendido a bloquear todo: las paredes desnudas, el duro piso frío y sobre todo las acciones de su Amo.
Ahora, libre para vagar por el apartamento del Amo Yunho, con
permiso de hacer lo que quisiera, el miedo aceleró su respiración e
hizo que su corazón corriera con velocidad. Alguna parte de su mente gritaba que era un truco o una trampa. ¿Qué ocurriría si fuera una prueba? ¿Qué pasaría si fallaba?
El recuerdo del látigo golpeando la piel de su espalda le hizo
abrir la boca para tomar aire. El chasquido del latigazo y el olor a
cobre de su propia sangre llenaba todos sus sentidos. Su mente trató
de decirle que todo eso había terminado, que esa antigua vida había
quedado atrás, pero los recuerdos no podían ser desterrados.
Tambaleándose hasta el cuarto de su Amo, Jaejoong gateó hasta llegar dentro del armario. Tal vez en la oscuridad podría esconderse de sus demonios.
—Jaejoong, ya regresé. —Yunho esperaba oír la televisión, pero el
apartamento estaba extrañamente tranquilo—. ¿Jaejoong?
La puerta del cuarto de Yunho estaba abierta. Tal vez dormía.
Una mirada rápida, mostró que la cama estaba vacía. Comprobando
en el cuarto de Karam, tampoco encontró ninguna señal que Jaejoong hubiera estado allí. Sintió cómo el pánico comenzaba a crecer, subiendo lentamente por su estómago. Pensando racionalmente, Yunho trató de deshacerse de la ansiedad. Jaejoong no habría salido del apartamento, no cuando Yunho se lo había prohibido. La puerta principal estaba totalmente cerrada cuando entró. Sólo alguien con llave lo podría haber cerrado desde el exterior. Jaejoong tenía que estar aquí.
—Jaejoong, ven aquí —dijo con tono severo, usualmente usado
para exigir obediencia inmediata. Conteniendo el aliento, sus oídos se esforzaron por escuchar cualquier cosa, aparte de los latidos de su corazón. El sonido de una puerta al abrirse en su dormitorio lo hizo apresurarse hacia esa dirección—. ¿Jaejoong?
Las huellas de lágrimas todavía manchaban la cara de Jaejoong
mientras gateaba fuera del armario.
—Amo... —un sollozo le impidió terminar de hablar al tragar
aire.
Arrodillándose al lado del perturbado joven, Yunho lo tomó entre sus brazos.
—Estoy aquí. Todo está bien. —No se molestó en preguntarle a
Jaejoong por qué se había escondido. Ahora mismo, lo único que le
importaba era que todavía estaba allí.
Yunho descansó su cabeza en la respaldo del sofá, con sus ojos
cerrados. Acurrucado entre sus brazos, Jaejoong guardaba silencio y su cuerpo había dejado de temblar. Le tomó casi una hora calmar al aterrorizado joven.
—¿Por qué te escondías? —acercando a Jaejoong para apretarlo un
poco más entre sus brazos, acarició con su nariz el suave pelo negro.
—Lo siento.
—No hiciste nada malo. Solamente quiero saber por qué. ¿Había
alguien aquí? —la idea sobresaltó a Yunho. ¿Qué ocurriría cuando
 Hyun Joong averiguara que Jaejoong había puesto cargos en su contra?
El cuerpo del joven tembló a causa del miedo y eso hizo que guardara sus pensamientos solo para él.
—No... —Jaejoong escondió su cara en el pecho de Yunho—. Yo
solamente... yo nunca... —respirando profundamente, procedió a
continuar con un torrente de palabras—. Mi antiguo Amo me mantenía encerrado en mi celda cuando no estaba en casa.
Yunho frotaba la parte de atrás del cuello de Jaejoong.
—¿Cómo era tu celda?
—Pequeña. Mantas en el suelo. Un cubo para... ya sabe.
—¿Siempre estabas solo en ella? —su mano se movió hacia
abajo para masajear la espalda de Jaejoong en círculos lentos.
—Sí. A no ser que mi Amo viniera a verme. —Su cara todavía
escondida en el pecho de Yunho, amortiguaba las palabras de Jaejoong.
Los dedos de Yunho acariciaron la barbilla de Jaejoong y la levantaron para poder ver sus ojos.
—Aquí no permanecerás en una celda. Ésta es tu casa, no tu
prisión.
Sería tan fácil confundir la gratitud que iluminaban los ojos de Jaejoong con algo más. Un leve movimiento hacia delante y sus labios se encontrarían. Yunho deseaba tanto tomar sus labios entre los suyos y dejar que la inocencia que Jaejoong ofrecía lo reconfortara, pero las palabras de la doctora Hong Ri-na lo detuvieron. No sabiendo qué decir, le dio un casto beso sobre su frente.
—Deberíamos buscar algo para comer.
La decepción sustituyó a la gratitud, pero Jaejoong solamente
cabeceó.
Mantener sus manos alejadas de él sería duro, pero Yunho sabía
que la doctora tenía razón. En cierta forma, el bienestar de Jaejoong
había reemplazado a su pena y le había devuelto a la vida.




 continuara


5 comentarios:

  1. TT_TT diossssss jae ha sufrido demasiado.. yunho por favor no lo dejes solo.. nunca lo abandones TT_TT

    ResponderEliminar
  2. pobre si yo jae si yunho lo deja con la doctora jae creerá que ya no lo quiere y sus traumas regresaran creyendo que yunho lo abandonara solo espero que jae se cure pronto y se quede a el lado de yunho y sean muy felices

    ResponderEliminar
  3. Será muy difícil para ambos el restablecimiento mental de Jae, pero lo tiene que lograr para que se curé y sea feliz al lado de Yunho, que ya no se acuerda casi de Karam...
    Gracias

    ResponderEliminar
  4. Todo esto están difícil para ambos pero si están juntos mas para Jaejoong lo ayudará a llevar todo y salir de su trauma claro que va hacer difícil llevar o realizar algunas cosas pero son sacrifios que hay que hacer Yunho para que vivan muy feliz

    ResponderEliminar