CAPÍTULO OCHO

Incluso después de tres semanas de dormir solo, Jaejoong todavía extrañaba el calor del cuerpo de su Amo contra él. Bueno, realmente no dormía. Se sacudía, daba vueltas, y despertaba por las pesadillas.
Después de pasar años durmiendo solo sobre un piso frío, debería ser capaz de dormir en una cama cómoda y caliente. Cuando dormía con su Amo, no tenía noches agitadas.
Su anterior Amo ya estaba en la cárcel. Otros tres esclavos habían sido encontrados en su casa, uno de ellos muy joven, según el Señor Yoochun. Se quedaría en la cárcel hasta el juicio. Aquella parte
de su vida estaba terminada, excepto que debía testificar contra el Amo...No, no el Amo, el nombre del tipo era  Hyun Joong. La doctora Hong Ri-na decía que debía dejar de pensar en alguien como en su Amo o en él como un esclavo. Pero él quería ser esclavo del Amo Yunho. De Yunho... Aunque tenía permiso para usar su nombre, Jaejoong no podía dejar de nombrarlo así, ni siquiera en sus pensamientos.
El contrato terminaba en un par de días. Cada noche que pasaba desvelado, lo hacía pensando en que había pasado un día más. El tiempo nunca le había importado ni significado nada antes. Su vieja vida era solo dolor infinito y humillación. Entre su celda y los días pasados en el calabozo del Amo, no había nada que permitiera diferenciar esos días.
Su tiempo pasado con el Amo Yunho, en cambio, parecía demasiado corto, pasaba tan rápido como un destello, como un suspiro. Aprendía cosas, las que según el Amo Yunho tendría que saber, si quería vivir su propia vida. Disfrutaba de esas sesiones juntos. Su Amo trabajaba con él diariamente sobre cosas que recordaba, vagamente, haber aprendido en la escuela. La lectura era algo que le había gustado y le seguía gustando. Las matemáticas, todavía le daban problemas.
Incluso las salidas cortas de compras ya no lo asustaban tanto como pensaba que lo harían, especialmente cuando fueron a la librería. Le gustó el olor de todos esos libros mezclados con el rico
aroma del café. Las compras de ropa no eran tan divertidas, pero a su Amo parecía gustarle mucho comprarle cosas.
Hasta habían salido a comer varias veces. Jaejoong sonrió abiertamente con el recuerdo del sushi que había intentado comer. No le gustó, pero sintió miedo de que su Amo se enfadara si se lo decía.
Aunque el Amo Yunho seguía insistiendo en que la verdad era necesaria. Se había tragado el miedo junto con el pescado crudo y le había dicho que no le gustaba. Su Amo solo había reído y ordenó algo
que estuviera cocinado.
Todavía encontraba difícil llamar a su Amo por su nombre, pero había logrado dejar de llamarlo Amo en público. Pequeños pasos, decía el Amo. Pequeños pasos hacia delante es mucho mejor que
quedarse parado.
La parte más difícil la tenia con la doctora Hong Ri-na. Parecía bastante agradable, pero Jaejoong quería olvidar el pasado, no revivirlo.
Jaejoong suspiró mientras daba vueltas. Las cosas que  Hyun Joong le había hecho habían sido crueles e incorrectas. Ahora lo comprendía. Todavía lo aterrorizaban, aun cuando él estuviera en la cárcel y se quedaría allí una larga temporada.
Pero Yunho jamás le hacía daño. Incluso la primera vez, cuando lo había atado con correas en el cabestrillo, Jaejoong no había tenido miedo. El dolor de la excitación había desechado todos los malos recuerdos de estar atado y desvalido.
Los pensamientos daban vueltas en su cabeza. ¿Por qué eso había sido tan diferente? El motivo lo sacudió con tanta fuerza como si fuera un golpe. Confiaba en Yunho. Y eso marcaba toda la diferencia del mundo.
Sólo un par de días más y el contrato... Jaejoong se dio la vuelta otra vez y miró fijamente la débil luz del amanecer que brillaba por la ventana. El contrato decía que Jaejoong tenía que obedecer al Amo Yunho. Y si no lo hacía... Los labios de Jaejoong se curvaron en una pequeña sonrisa mientras pensaba un plan.
Yunho frunció el ceño cuando entró en la sala de estar. Le había llevado la mayor parte de la noche lograr dormirse finalmente y despertarse al amanecer, con la televisión resonando no era algo que esperara o deseara. Se encontró a Jaejoong vestido con una bata y estirado sobre el sofá. La pantalla cambiaba rápidamente de un canal a otro. Claramente, Jaejoong había estado prestando atención cuando Yunho le mostró cómo usarla.
—¡Jaejoong! ¿Qué estás haciendo?
—No podía dormir —el tono medio mascullado era casi inaudible bajo el sonido mezclado de la televisión.
—Baja esa cosa. —La cabeza de Yunho ya palpitaba por la carencia de sueño y los infinitos pensamientos sobre Jaejoong, sin este estruendo adicional.
—Me gusta alto... Yunho casi podía sentir que sus cejas tocaban la línea del cabello.
—¿Te gusta qué? —el gruñido no consiguió una respuesta de Jaejoong. ¿O sí? ¿Su pecho se había elevado un poco más rápido? ¿Acaso la mano que sostenía el mando había temblado?
—Dije que me gusta alto. —Las palabras fueron un poco más
contundentes, casi desafiantes.
Sacudiendo el sueño de su mente, Yunho comprendió que Jaejoong no le había llamado Amo o Señor ni siquiera una vez. Se acercó al sofá y arrebató el mando de la mano de Jaejoong. Después de apagar la tele, lo tiró sobre la mesita de al lado.
—¿A qué estás jugando, Jaejoong?
Un poco de miedo apareció en los pálidos ojos negros.
—El contrato... Dijiste que teníamos que cumplir con el contrato.
Yunho se mordió el labio para impedirse mostrar una sonrisa.
—Si soy malo, tienes que castigarme... —su voz se suavizó.
—¿Y crees que tienes que ser castigado?
Jaejoong asintió despacio mientras el miedo empezaba a desaparecer de sus ojos. Morderse el labio se convirtió en costumbre, ya que Jaejoong imitó el gesto de Yunho para evitar sonreír.
El calor inundó la ingle de Yunho. El refrenamiento de las tres semanas pasadas se liberó; en segundos ya estaba duro.
—Levántate. —Su gruñido obtuvo un cumplimiento inmediato.
La bata de Jaejoong confirmó su verdadero interés en el castigo esperado. Su sonrisa había desaparecido y ahora sólo el deseo coloreaba sus ojos. Una lengua furtiva rápidamente mojó sus labios.
Yunho se resistió a besarlo. Debía ser castigado, no recompensado.
—Sígueme. —Se giró y caminó hacia el cuarto de juegos sin esperar a ver si Jaejoong obedecía. Las suaves pisadas de unos pies desnudos lo siguieron.
El olor del cuero lo invadió cuando abrió la puerta. El dolor en su
ingle se intensificó cuando encendió las débiles luces del techo. Por
razones obvias, las ventanas habían sido cubiertas en este cuarto,
pero Yunho prefería la iluminación suave y evocadora del alba o del crepúsculo.
Echando un vistazo alrededor del cuarto, su mente tenía
problemas eligiendo un curso de acción. Incluso si Jaejoong lo empujaba a hacer algo, Yunho no quería ir demasiado lejos. Su esclavo todavía era muy frágil debido a su anterior vida.
Echó un vistazo al suave cabestrillo de cuero. Estar tan cerca lo hacía tentador, pero desechó la idea. Quería acceso pleno a Jaejoong.
Sus ojos revolotearon alrededor del cuarto antes de descansar
sobre la picota de hierro. Asegurado entre dos postes desde el piso al techo, exponía tanto el frente como la espalda del esclavo. Con
restricciones para la cabeza y las muñecas, sería perfecto. Permitía
muchas cosas; el diseño de la picota permitía que la cabeza y el cuello del sumiso permanecieran derechos en vez de obligarlo a permanecer inclinado hacia adelante. Las restricciones de los tobillos mantendrían sus piernas abiertas, permitiéndole jugar y atormentarlo así como tomarlo.
Sintió un doloroso tirón en las pelotas. Un anillo en el pene15 le
ayudaría a suprimir sus inmediatos deseos. Tal vez uno para Jaejoong también.
Yunho recuperó su expresión severa antes de girarse.
—Desnúdate —ladró.
El tono áspero causó un sobresalto de miedo en Jaejoong, pero se
deshizo de la bata como si ésta quemase. Su polla saltó orgullosa, ya llorando. Su carne pálida temblaba y su respiración se aceleró.
La tentación fluyó sobre Yunho. Quería dejarse caer sobre sus rodillas y chupar a Jaejoong. Pero había mucho más en juego aquí que la simple satisfacción. Las palabras de la doctora Hong Ri-na le susurraban, pero las apartó. La desobediencia deliberada de Jaejoong era un buen signo en la mente de Yunho. Si Jaejoong pudiera disfrutar de pequeñas sesiones... Yunho comprendió cuánto deseaba mantener a Jaejoong, pero al mismo tiempo cuánto deseaba liberar su lado dominante. Si ambos fueran posibles, aunque fuera en pequeñas dosis...
—Ahí —Yunho indicó la picota.
Una arruga leve plegó la frente de Jaejoong, pero no vaciló. Dio un
paso para colocarse en posición, con las piernas abiertas y los pies
plantados cerca de los grilletes. Con la mirada fija pegada al suelo,
descansó el cuello sobre el soporte metálico.
Una dulce excitación se extendió por Yunho al ver la sumisión de
Jaejoong. Con dedos temblorosos, ajustó el estante superior a la altura de Jaejoong. Abrochó las restricciones sobre el cuello y las muñecas en la barra horizontal. Se arrodilló para inmovilizar las piernas abiertas de Jaejoong, y su cara quedó al nivel de la goteante polla. Era una tentación demasiado fuerte como para renunciar a ella. Pasó la lengua rodeando la punta para reunir la acre humedad antes de chupar con cuidado. Unos gemidos recompensaron sus acciones. Se separó antes de empujar a Jaejoong al límite de la liberación. Poniéndose frente a su dispuesto cautivo, dejó que el sentimiento de poder se combinara con el intenso deseo sexual. Había omitido esta parte de su vida más de lo que había comprendido.
Inclinándose más cerca, rozó sus labios contra Jaejoong para luego
susurrarle: —Escúchame atentamente, Jaejoong. Te dije que es parte del juego conocer los límites y que debes hacérmelos saber. ¿Entiendes lo que digo?
Jaejoong asintió tanto como la restricción se lo permitía.
—Si las cosas se ponen demasiado intensas, tienes que
decírmelo. A veces decir “para” no es suficiente. Por eso necesitamos palabras seguras. —Yunho pasó la mano hacia abajo por el pecho y el estómago de Jaejoong. Hizo una pausa justo antes de la dura erección.
—¿Palabras… seguras, Amo?
—Sí, palabras seguras que me dejaran saber que estás bien o que mis acciones son demasiado. —Su mano completó el movimiento
sobre la polla de Jaejoong.
Un jadeo agudo acompañó la larga y lenta caricia.
—Amo... por favor...
El placer de Yunho se agigantó con la súplica. Acarició el pelo de
Jaejoong mientras sonreía.
—Si dices “rojo”, me detendré. Si dices “amarillo”, tomaré las
cosas con más tranquilidad o reduciré la velocidad y “verde”, significa que puedo seguir adelante. ¿Has entendido? —La pregunta fue acompañada por otro tirón fuerte a la dura carne de Jaejoong. —Sí... Amo... Verde, por favor...
Yunho rió entre dientes. Su esclavo estaba cerca de correrse. Y Yunho también.
—Vuelvo enseguida. —Con un suave y rápido beso jugó con su
mano a lo largo de la caliente erección, luego Yunho se movió a través del cuarto.
Acercándose a una cómoda, hizo una pausa para despejar la
mente y deshacerse de la bata. Todas las cosas que quería hacerle a
Jaejoong se revolvían en su mente.
—No lo compliques —masculló mientras abría el cajón superior de la cómoda.
Un par de abrazaderas de pezón, un par de anillos de cuero para pollas... Dejó caer las abrazaderas y un anillo encima del aparador e hizo una pausa para colocarse el otro anillo de cuero alrededor de su polla y sus pelotas. Tirando hasta apretarlo, lo sujetó con el cierre de velcro. Cerró el primer cajón y abrió otro. Un castigador de polla se unió al pequeño montón que se acumulaba sobre el aparador. Un par de condones, lubricante...
Echando un vistazo hacia Jaejoong primero, se acercó a los
estantes de la pared. Fustas y palas colgaban en una ordenada fila.
Yunho toqueteó un castigador de cuero, pero no se decidió por él. El recuerdo de los azotes brutales de  Hyun Joong todavía provocaban pesadillas a Jaejoong. La amplia selección de fustas probablemente tendría que ser desechada. Decidiéndose por una pala liviana de madera, recogió los otros juguetes y emprendió el camino de regreso hacia su amante inmovilizado.
Un fugaz pensamiento lo hizo regresar a los juguetes. Abriendo otro cajón, eligió un dildo de tamaño medio. Cuando fuera el momento, Yunho lo quería abierto y preparado.
Por miedo o por falta de atención, la erección de Jaejoong se inclinaba a media asta.
Yunho colocó los juguetes, excepto el anillo de polla, sobre una pequeña mesa cerca de la picota.
—¿Quieres que pare?
Jaejoong sacudió su cabeza ligeramente.
—¿Qué dices?
—Verde, Amo, verde.
Yunho lo recompensó con un pellizco rápido a sus pezones.
—Bien.
La carne que se marchitaba cobró interés.
Deslizando el anillo de pene bajo las pelotas de Jaejoong, Yunho lo apretó y sujetó con manos expertas.
—Hoy, no puedes correrte hasta que te lo diga. ¿Entendido?
—Sí, Amo.
—Pero cuando lo hagas... —Yunho inhaló profundamente
mientras un temblor de deseo barría sobre él. Su boca cerca del oído de Jaejoong, susurró—: Cuando lo hagas, será muy bueno.
El temblor que traspasó a Jaejoong, directamente hasta su polla,
captó su completa atención.
Caminando despacio alrededor de su cautivo, Yunho arrastró los
dedos a través de la carne sensible. Deteniéndose detrás de Jaejoong, metió un dedo en la hendidura de su culo, acariciando hacia abajo de manera juguetona la pálida carne. Un gemido suave lo hizo sonreír.
Una palmada picante, a uno de los dulces globos redondos,
causó un agudo jadeo. Un segundo golpecito, a la otra nalga, provocó un nuevo gemido.
Moviéndose alrededor del hombre atado, Yunho cogió la abrazadera que estaba sobre la mesa. Tiró de la cadena para probar su fuerza y finalmente se colocó frente a su cautivo. La dura y mojada polla de Jaejoong tranquilizó a Yunho. Sus dedos jugaron con los pezones ya endurecidos.
—¿Está todo bien?
—Sí... —Los ojos de Jaejoong se pusieron en blanco cuando los
dedos de Yunho apretaron su carne—. Amo... Inclinándose para chupar con fuerza el diminuto pezón, los dedos de Yunho pellizcaron el otro. Cuando sus dientes rozaron la carne sensible, el cuerpo de Jaejoong saltó con un gemido, pero no fue un gemido de dolor.
Después de liberar el mojado y duro pezón, Yunho le colocó la
abrazadera, apretándola muy lentamente.
—¡Amo!
—¿Demasiado?
—¡Verde! —la dura carne se estiraba hacia Yunho confirmando la
respuesta enfática de Jaejoong.
Lamiendo a través del pecho de Jaejoong, trató al otro pezón con
el mismo cuidado. Con ambos pezones atados, Yunho tiró con cuidado de la cadena que los conectaba.
—Sí, Amo... —El cuerpo de Jaejoong se arqueaba hacia Yunho todo lo que la picota le permitía. Su polla rozó a Yunho.
Yunho se agarró las pelotas y dio un tirón para no evitar correrse. Tanto como quería que esto durara, no estaba seguro de que el anillo redujera la marcha hacia el clímax. La idea de enterrarse en el dulce y apretado culo de Jaejoong era casi demasiado. Se giró
alejándose de la deliciosa vista de la pálida carne desvalida para recuperar el control.
—¿Amo? —el deseo teñía sus palabras.
Yunho sacudió su cabeza.
—Es solo... solo necesito un segundo. —El mundo de Yunho se basaba en el control, pero en ese momento, no hacía un trabajo muy bueno. Volviéndose hacia su amante atado, sonrió con confianza—. Estoy bien. —Con un tirón agudo a la cadena, se inclinó hacia adelante y capturó los labios de Jaejoong con los suyos. Los mordisqueó hasta que se separaron.
Jaejoong aceptó su lengua con un suspiro de alivio y una respuesta
entusiasta. Las lenguas se enredaron mientras el cuello de Jaejoong se estiraba contra su restricción. Un quejido suave salió de su garganta, cuando sus labios se separaron.
—Amo...
—¿Qué quieres, Jaejoong? —Yunho pasó las manos hacia abajo por los costados de su esclavo para agarrarle el culo—. Dime cómo te sientes.
—Quiero... sentirte... —Jaejoong jadeó cuando dos inquisitivos
dedos separaron sus nalgas y se deslizaron hacia abajo por la caliente
grieta—. Sí... Verde, Amo...
Yunho se rio de su respuesta.
La palabra segura parecía ser el único modo de Jaejoong de expresar lo que quería. Eso bastaría por ahora.
Empujó un dedo contra el fruncido y diminuto agujero.
El cuerpo de Jaejoong se estiró contra sus ataduras cuando
empujó con el dedo.
Yunho se separó y liberó su agarre sobre el hombre más joven.
Acercándose a la pequeña mesa, tomó el lubricante. Puso una
generosa cantidad en su palma y levantó el dildo. Cuando mojó el
juguete de goma con el lubricante, se movió detrás de Jaejoong. Con un dedo mojado empujó entre las nalgas del firme culo y lo hundió en el agujero de Jaejoong sin advertencia.
—Oh... sí... —El cuerpo de Jaejoong se sacudió ante la invasión,
pero su tono no era de dolor. Contoneó el culo contra la mano de
Yunho, haciendo que el dedo entrara más profundamente.
Un segundo dedo se unió al primero. Yunho se inclinó cerca del
oído de Jaejoong.
—No te corras. Recuerda, no puedes correrte hasta que te lo diga. —Inclinó los dedos para acariciar el duro nudo de la próstata de
Jaejoong—. ¡No te corras! Jaejoong gritó cuando el placer sacudió su cuerpo.
Yunho se movió para alcanzar con su mano libre la dura polla
que lloraba con un flujo casi constante de esperma, pero le había
obedecido. Giró los dedos y los separó, abriendo el apretado agujero un poco más. Deslizándolos fuera del calor aterciopelado, entonces presionó la punta del dilatador contra el orificio. Lentamente estabilizó la presión y el dildo se deslizó hasta el fondo. Empujó hasta que solo la punta sobresalió ligeramente, haciendo subir el duro caucho contra la próstata de Jaejoong.
—¡Amarillo! —el cuerpo atado se estremeció con fuerza y se convulsionó.
El grito de Jaejoong lo asustó y soltó el dilatador. Envolviendo con
sus brazos el tenso cuerpo, besó su cuello.
—¿Qué está mal? ¿Te hice daño? ¿Tengo que parar?
El pecho de Jaejoong se elevó y cayó rápidamente bajo las manos
de Yunho.
—Estaba... yo... yo no... ¡No pude parar! Lo siento, Amo... —un
estremecimiento lo sacudió, mientras la voz de Jaejoong se ahogaba con los sollozos.
Yunho sonrió abiertamente cuando sus manos se deslizaron hacia
la polla de Jaejoong.
Con absoluta seguridad, Jaejoong le había desobedecido. La semilla goteaba de su aún rígida polla.
—Te has portado mal, ¿verdad?
—Sí, Amo... —Los sollozos hicieron que se le cortara la
respiración y sacudieron su cuerpo.
Yunho reunió el líquido acre con los dedos, untándolo encima del
pecho de Jaejoong. Con dos dedos presionando los labios de Jaejoong, susurró:
—Pruébate...
A pesar del aliento desigual, la boca de Jaejoong se abrió. Una
lenta presión de succión rodeó los dedos de Yunho. Con la espalda de Jaejoong apretada contra él, Yunho hizo rodar sus caderas, su polla se deslizó contra la lubricada grieta del firme culo. El nudo del dilatador quedó atrapado entre sus apretadas y doloridas pelotas.
—Creo que mereces unos azotes por desobedecerme.
Un suave gemido vibró alrededor de los dedos de Yunho.
Mordiéndose los labios contra el impulso de sustituir el dildo por su
polla, retiró los dedos del mojado calor que lo chupaba. Se alejó de la tentación. Caminando se colocó delante de Jaejoong y miró a su esclavo atentamente. Su respiración era rápida, pero sus ojos no mostraban signos de miedo. Su tensa polla no había perdido fuerza a pesar de la eyaculación esparcida en el suelo y sobre el cuerpo de Jaejoong.
Inclinándose, Yunho tomó la mojada polla en la boca y saboreó el
gusto acre de su corrida.
Las caderas de Jaejoong se movieron como si no supiera si tenia
que empujarse hacia el placer o separarse.
Sus gemidos eran una dulce música para Yunho, sin embargo lo
liberó y se enderezó sobre él. Acercándose lo suficiente para tocar su polla, Yunho suavemente gruñó en el oído de Jaejoong:
—Tendrás que ser castigado por el lío que has hecho.
Se giró y cruzó de un paso, hasta la mesa. La liviana pala de madera era una de sus favoritas. El peso requería un control muy fino y siempre dejaba delicados surcos que mostraban interesantes
patrones en un culo bien azotado. Apretó la mano alrededor del
mango hasta encontrar el equilibrio perfecto. Parado al lado de Jaejoong,esperó. La anticipación era la mitad de la diversión de una buena azotaina. Por otra parte, saboreaba el momento anterior a que la madera entrara en contacto, casi como una meditación. En cuanto a su esclavo, pues encontrarlo con la guardia baja cuando daba el primer golpe provocaba en Yunho emociones que no podía describir.
Una idea repentina le sobrevino. Poniendo la pala sobre la mesa, se apresuró a través del cuarto al cajón de los juguetes y lo
abrió. Sus ojos y manos buscaron rápidamente. Con su premio entre las manos, regresó con Jaejoong.
Como todo un experto, Yunho rodeó con la suave seda negra varias veces la cabeza de Jaejoong, cegándolo.
—¿Estás bien? —preguntó al hombre que temblaba.
—Sí, Amo...
—Bien... Muy bien. —Ahora, cuando Yunho diera el primer golpe,
Jaejoong no lo sabría hasta que la pala lo golpeara.
Recuperando la pala, Yunho hizo rodar el mango entre las palmas
de sus manos mientras daba vueltas alrededor de su cautivo.
Apretando la pala en una mano con fuerza, se acercó al otro hombre y tiró de la cadena que pendía entre las abrazaderas de los pezones. Un gemido suave, que separó sus labios, lo animó a darle un tirón un poco más duro.
Mientras se movía alrededor del cuerpo atado, arrastraba los dedos alrededor de la cintura de Jaejoong hasta que el poste que sostenía la picota lo obligó a levantar la mano. La idea de suspender a Jaejoong del gancho del techo la próxima vez atravesó su mente.
Enfrentándose otra vez al atractivo culo, Yunho dobló la muñeca, probando el equilibrio de la pala. Con la otra mano, acarició la espalda de Jaejoong. Alejándose, se colocó para el primer golpe. Su polla se derramaba con la anticipación. Se preguntó si iba a correrse con sólo golpear a Jaejoong. No, no quería eso. Ese placer era para el apretado y caliente agujero de Jaejoong. Un tirón rápido a sus pelotas ayudó a controlar el impulso por ahora. Pero no sería capaz de esperar mucho más tiempo. El dolor de la sobreestimulación era demasiado para manejarlo.
Con un balanceo rápido, la madera encontró la carne. La sacudida de satisfacción del golpe envió el placer por el brazo de Yunho, directamente a su dolorida polla. Jaejoong brincó, un grito salió de su cuerpo con una exhalación rápida de aire.
Yunho miró cómo la pálida carne se tornaba de un tono rojo en
un modelo de líneas blancas entrecruzadas. Levantando la pala otra
vez, golpeó la otra nalga. Otra vez, un rubor rosado coloreó el culo de Jaejoong. Una tercera palmada enturbió las líneas blancas con rojo. Una cuarta siguió rápidamente mientras alternaba ambos lados.
El sudor goteaba de la espalda de Jaejoong, reuniéndose en la pendiente donde comenzaba su redondo culo. Los músculos en su cuello y espalda se destacaban mientras se preparaba para el
siguiente golpe.
Haciendo rodar el mango de la pala entre las palmas de sus
manos, Yunho esperaba que la tensión se aliviara. Quería mantenerlo con la guardia baja, que no supiera cuándo llegaría la próxima palmada, pero la carne tensa rechazaba relajarse.
Moviéndose hacia atrás hacia la mesa, dejó la pala y cogió el castigador de pollas. Con pasos silenciosos, se movió para enfrentar al ciego cautivo. Pasando los dedos por los suaves hilos de cuero, admiró la vista.
El cabello negro sobresalia de la venda que cubría su cabeza. Se veía húmedo, gotas de sudor caían por la frente de Jaejoong.
Los delgados labios estaban atrapados entre sus dientes. Sus brazos
estaban estirados hacia atrás debido a los grilletes de las muñecas,
obligando a sus delgados músculos a hincharse. Rastros mojados de
sudor coloreaban su pecho. Su polla se erguía, dura y orgullosa, y
parecía a punto de correrse otra vez.
Yunho por un instante envidió su ingemuidad.
Eso fue lo que le provocó mayor placer a Yunho. Desvalido y atado, todavía lo deseaba, un esclavo dispuesto a darle a Yunho lo que necesitaba en una relación. ¿Estaba mal? Lo que le habían hecho a Jaejoong antes sí. No había dudas en su mente sobre ello. Pero esto...
—Verde, Amo... —jadeó Jaejoong mientras su cuerpo temblaba—.
Verde... Por favor...
—Dime que quieres más. No te ocultes detrás de la palabra verde. Dime que quieres más...
Su cuerpo saltó con la voz de Yunho al revelar la posición de éste, pero sus palabras no vacilaron.
—Más, Amo... Más... Sí, por favor... quiero más...
Yunho pasó los hilos suaves de cuero del castigador de pollas
sobre la furiosa erección roja de Jaejoong.
—Más... —Fue la estrangulada respuesta.
Un suave golpe con el castigador a la polla de Jaejoong no paró las
frenéticas súplicas. Una vez más, con más fuerza, Yunho balanceó el pequeño azote y su dispuesto esclavo pidió más.
Con pasos apresurados, Yunho volvió a la mesa, abandonando el
castigador por la pala. No hizo ninguna pausa hasta que estuvo en la posición otra vez detrás de Jaejoong. Un golpe más duro que los demás marcó una redonda nalga.
—Sí, Amo... Tómame... Soy tuyo... quiero ser tuyo...
Otro golpe, y otro, y los gritos de Jaejoong pidiendo más acrecentaron el placer de Yunho.
Y eso fue demasiado. Yunho necesitaba alivio. El dolor del anillo
en su polla y la necesidad de liberación lo hacían sentirse mareado de deseo. Dejando caer la pala al suelo, dio un paso cerca de Jaejoong. Con una mano, tiró del extremo libre del dilatador, mientras que con la otra abría y rasgaba el cierre del anillo en su polla. Ambos cayeron al suelo cerca de la pala.
Entonces, con un golpe duro, introdujo su dolorida polla hasta las pelotas profundamente dentro del dulce y aterciopelado calor.
Agarrando la parte superior de la picota, se retiró y empujó con fuerza, y otra vez más. Sosteniéndose con una mano para no caer, con la otra alcanzó y dio un tirón al anillo de la polla de Jaejoong. Un brazo se apretó alrededor del pecho de Jaejoong, y el otro se extendió rodeando su cintura para tirar de su caliente carne erecta. Gruñó en el oído de Jaejoong:
—Córrete conmigo, Jaejoong. ¡Ahora!
El apretado agujero se contrajo a su alrededor mientras su esclavo obedecía. La semilla de Yunho corrió libremente agregando su
calor al pasaje que ya ardía.
—¡Oh, Dios, sí! —sus gritos se emparejaron con los de Jaejoong
cuando la exquisita liberación sacudió su cuerpo.
—Yunho...
El sonido de Jaejoong gritando su nombre lo desconcertó.
—Dijiste mi nombre... —En las cuatro semanas que había vivido
con él, Jaejoong jamás había sido capaz de usar su nombre sin el título de Amo.
—Por favor no hagas que me marche, Yunho. Te amo. No quiero
marcharme. —Los sollozos atormentaron el cuerpo de Jaejoong donde el placer recientemente lo había tomado.
La garganta de Yunho se sobrecogió con la emoción.
—No tienes que... —susurró—. Nunca tendrás que hacerlo.
—El contrato... Mañana...
—Prepararemos otro. —Yunho abrazó al hombre que temblaba
con un brazo mientras que con el otro comenzaba a liberarlo de la
picota. El torso liberado de Jaejoong se hundió en el pecho de Yunho. Lo bajó con cuidado al suelo, sus piernas todavía atrapadas por la parte inferior del dispositivo.
Yunho lo dejó tumbado en el suelo para moverse y desatar sus piernas. Levantándolo, Yunho lo abrazó estrechamente.
—No tienes que marcharte.
La cara de Jaejoong se enterró en su cuello, sus palabras sonaron
amortiguadas.
—¿Otros treinta días?
—No, haremos éste más largo.
Los temblores y los sollozos disminuyeron hasta que Jaejoong simplemente sorbió por la nariz.
—¿Más largo?
—Sí, ¿cómo suena para siempre? —las manos de Yunho
acariciaron el pelo alisado por el sudor.
—¿Para siempre?
—Sí, para siempre.
La sal del sudor y las lágrimas eran tan dulces como la boca
hambrienta de Jaejoong cuando cubrió la suya. El miedo de perder a su amante y su estilo de vida se desvaneció mientras su beso se hacía más profundo. Sabía que Jaejoong tenía un duro camino por recorrer, pero estaría allí, para él, en todo momento. Aunque nunca olvidaría a Karam, Jaejoong había curado el corazón partido de Yunho. A cambio, él se ocuparía del alma herida de su esclavo.


FIN



6 comentarios:

  1. me encanto... en serio me encanto...~~ yunho y jae por siempre~ ♥ ♥

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  2. me encanto el final de esta hermosa historia yunho y jae juntos para siempre amándose mucho
    y el maldito abusador pudriéndose en la cárcel
    GRACIAS por compartirla hasta pronto bye

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  3. En verdad que interesante, emocionante y hermoso estuvo, desde el principio a fin.
    Gracias por tan preciosa historia...

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  4. gracias a ustedes por seguirnos en las adaptaciones o historias propias que vamos poniendo, si quieren algo o quieren recomendarnos algo no se olviden que están libre de hacerlo que yo tratare de cumplirla de la brevedad de lo posible

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  5. oh primero que nada me disculpo creo que comente solo en uno o dos cap pero estaba demasiado bueno como para parar de leer son muchas cosas las que me dejaron con dudas pero x lo menos Jae se esta recuperando poco a poco y me referia a dudas que si descubrieron quien era el padrastro de Jae y esas cosas y aunque parezca mentira x desgracia estas cosas suceden en la vida real hay cada desalmado ser humano en este mundo como para hacerle eso a un niño y muchos que mueren a causa de eso y nadie se entera gracias linda x compartir

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  6. Si que Jaejoong era todo un juguetón jejeje ideó un plan nose quien es el que domina ahi porque Yunho cayo redondito además que ya se tenían ganas pero es bueno que ahora sea un para siempre para ambos se que la recuperación total de Jaejoong sera pronta pero lo bueno es que Yunho esta a su lado kyyaa ..pero que cuartito de juegos tiene omg XD ..
    Gracias por compartirlo con nosotras me gusto la historia tq ue tenga un final merecido ...nos leemos ^^

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