Incluso después de tres semanas de dormir solo, Jaejoong
todavía extrañaba el calor del cuerpo de su Amo contra él. Bueno,
realmente no dormía. Se sacudía, daba vueltas, y despertaba por las
pesadillas.
Después de pasar años durmiendo solo sobre un piso frío,
debería ser capaz de dormir en una cama cómoda y caliente. Cuando
dormía con su Amo, no tenía noches agitadas.
Su anterior Amo ya estaba en la cárcel. Otros tres
esclavos habían sido encontrados en su casa, uno de ellos muy
joven, según el Señor Yoochun. Se quedaría en la cárcel hasta el juicio.
Aquella parte
de su vida estaba terminada, excepto que debía testificar
contra el Amo...No, no el Amo, el nombre del tipo era Hyun Joong. La doctora Hong Ri-na decía que debía dejar de pensar en alguien
como en su Amo o en él como un esclavo. Pero él quería ser esclavo del Amo Yunho.
De Yunho... Aunque tenía permiso para usar su nombre, Jaejoong
no podía dejar de nombrarlo así, ni siquiera en sus pensamientos.
El contrato terminaba en un par de días. Cada noche que pasaba desvelado, lo hacía pensando en que había pasado
un día más. El tiempo nunca le había importado ni significado
nada antes. Su vieja vida era solo dolor infinito y humillación. Entre
su celda y los días pasados en el calabozo del Amo, no había nada que
permitiera diferenciar esos días.
Su tiempo pasado con el Amo Yunho, en cambio, parecía demasiado corto, pasaba tan rápido como un destello, como
un suspiro. Aprendía cosas, las que según el Amo Yunho
tendría que saber, si quería vivir su propia vida. Disfrutaba de esas
sesiones juntos. Su Amo trabajaba con él diariamente sobre cosas
que recordaba, vagamente, haber aprendido en la escuela. La
lectura era algo que le había gustado y le seguía gustando. Las
matemáticas, todavía le daban problemas.
Incluso las salidas cortas de compras ya no lo asustaban
tanto como pensaba que lo harían, especialmente cuando fueron a
la librería. Le gustó el olor de todos esos libros mezclados
con el rico
aroma del café. Las compras de ropa no eran tan
divertidas, pero a su Amo parecía gustarle mucho comprarle cosas.
Hasta habían salido a comer varias veces. Jaejoong sonrió abiertamente con el recuerdo del sushi que había
intentado comer. No le gustó, pero sintió miedo de que su Amo se enfadara si
se lo decía.
Aunque el Amo Yunho seguía insistiendo en que la verdad
era necesaria. Se había tragado el miedo junto con el pescado
crudo y le había dicho que no le gustaba. Su Amo solo había reído y
ordenó algo
que estuviera cocinado.
Todavía encontraba difícil llamar a su Amo por su nombre,
pero había logrado dejar de llamarlo Amo en público. Pequeños
pasos, decía el Amo. Pequeños pasos hacia delante es mucho mejor
que
quedarse parado.
La parte más difícil la tenia con la doctora Hong Ri-na.
Parecía bastante agradable, pero Jaejoong quería olvidar el
pasado, no revivirlo.
Jaejoong suspiró mientras daba vueltas. Las cosas que Hyun Joong le había hecho habían sido crueles e incorrectas. Ahora
lo comprendía. Todavía lo aterrorizaban, aun cuando él estuviera en la
cárcel y se quedaría allí una larga temporada.
Pero Yunho jamás le hacía daño. Incluso la primera vez,
cuando lo había atado con correas en el cabestrillo, Jaejoong no
había tenido miedo. El dolor de la excitación había desechado todos
los malos recuerdos de estar atado y desvalido.
Los pensamientos daban vueltas en su cabeza. ¿Por qué eso había sido tan diferente? El motivo lo sacudió con tanta
fuerza como si fuera un golpe. Confiaba en Yunho. Y eso marcaba toda
la diferencia del mundo.
Sólo un par de días más y el contrato... Jaejoong se dio
la vuelta otra vez y miró fijamente la débil luz del amanecer que
brillaba por la ventana. El contrato decía que Jaejoong tenía que
obedecer al Amo Yunho. Y si no lo hacía... Los labios de Jaejoong se
curvaron en una pequeña sonrisa mientras pensaba un plan.
Yunho frunció el ceño cuando entró en la sala de estar.
Le había llevado la mayor parte de la noche lograr dormirse
finalmente y despertarse al amanecer, con la televisión resonando no
era algo que esperara o deseara. Se encontró a Jaejoong vestido con
una bata y estirado sobre el sofá. La pantalla cambiaba rápidamente
de un canal a otro. Claramente, Jaejoong había estado prestando
atención cuando Yunho le mostró cómo usarla.
—¡Jaejoong! ¿Qué estás haciendo?
—No podía dormir —el tono medio mascullado era casi
inaudible bajo el sonido mezclado de la televisión.
—Baja esa cosa. —La cabeza de Yunho ya palpitaba por la carencia de sueño y los infinitos pensamientos sobre Jaejoong,
sin este estruendo adicional.
—Me gusta alto... Yunho casi podía sentir que sus cejas tocaban la línea
del cabello.
—¿Te gusta qué? —el gruñido no consiguió una respuesta de Jaejoong. ¿O sí? ¿Su pecho se había elevado un poco más
rápido? ¿Acaso la mano que sostenía el mando había temblado?
—Dije que me gusta alto. —Las palabras fueron un poco más
contundentes, casi desafiantes.
Sacudiendo el sueño de su mente, Yunho comprendió que Jaejoong no le había llamado Amo o Señor ni siquiera una vez. Se
acercó al sofá y arrebató el mando de la mano de Jaejoong. Después
de apagar la tele, lo tiró sobre la mesita de al lado.
—¿A qué estás jugando, Jaejoong?
Un poco de miedo apareció en los pálidos ojos negros.
—El contrato... Dijiste que teníamos que cumplir con el contrato.
Yunho se mordió el labio para impedirse mostrar una
sonrisa.
—Si soy malo, tienes que castigarme... —su voz se
suavizó.
—¿Y crees que tienes que ser castigado?
Jaejoong asintió despacio mientras el miedo empezaba a desaparecer de sus ojos. Morderse el labio se convirtió
en costumbre, ya que Jaejoong imitó el gesto de Yunho para evitar
sonreír.
El calor inundó la ingle de Yunho. El refrenamiento de
las tres semanas pasadas se liberó; en segundos ya estaba duro.
—Levántate. —Su gruñido obtuvo un cumplimiento inmediato.
La bata de Jaejoong confirmó su verdadero interés en el
castigo esperado. Su sonrisa había desaparecido y ahora sólo el
deseo coloreaba sus ojos. Una lengua furtiva rápidamente mojó
sus labios.
Yunho se resistió a besarlo. Debía ser castigado, no recompensado.
—Sígueme. —Se giró y caminó hacia el cuarto de juegos sin esperar a ver si Jaejoong obedecía. Las suaves pisadas de
unos pies desnudos lo siguieron.
El olor del cuero lo invadió cuando abrió la puerta. El
dolor en su
ingle se intensificó cuando encendió las débiles luces
del techo. Por
razones obvias, las ventanas habían sido cubiertas en
este cuarto,
pero Yunho prefería la iluminación suave y evocadora del
alba o del crepúsculo.
Echando un vistazo alrededor del cuarto, su mente tenía
problemas eligiendo un curso de acción. Incluso si Jaejoong
lo empujaba a hacer algo, Yunho no quería ir demasiado lejos. Su
esclavo todavía era muy frágil debido a su anterior vida.
Echó un vistazo al suave cabestrillo de cuero. Estar tan
cerca lo hacía tentador, pero desechó la idea. Quería acceso pleno
a Jaejoong.
Sus ojos revolotearon alrededor del cuarto antes de
descansar
sobre la picota de hierro. Asegurado entre dos postes
desde el piso al techo, exponía tanto el frente como la espalda del
esclavo. Con
restricciones para la cabeza y las muñecas, sería
perfecto. Permitía
muchas cosas; el diseño de la picota permitía que la
cabeza y el cuello del sumiso permanecieran derechos en vez de obligarlo a
permanecer inclinado hacia adelante. Las restricciones de los
tobillos mantendrían sus piernas abiertas, permitiéndole jugar y atormentarlo
así como tomarlo.
Sintió un doloroso tirón en las pelotas. Un anillo en el
pene15 le
ayudaría a suprimir sus inmediatos deseos. Tal vez uno
para Jaejoong también.
Yunho recuperó su expresión severa antes de girarse.
—Desnúdate —ladró.
El tono áspero causó un sobresalto de miedo en Jaejoong,
pero se
deshizo de la bata como si ésta quemase. Su polla saltó
orgullosa, ya llorando. Su carne pálida temblaba y su respiración se
aceleró.
La tentación fluyó sobre Yunho. Quería dejarse caer sobre
sus rodillas y chupar a Jaejoong. Pero había mucho más en
juego aquí que la simple satisfacción. Las palabras de la doctora Hong Ri-na le
susurraban, pero las apartó. La desobediencia deliberada de Jaejoong
era un buen signo en la mente de Yunho. Si Jaejoong pudiera disfrutar
de pequeñas sesiones... Yunho comprendió cuánto deseaba mantener a Jaejoong,
pero al mismo tiempo cuánto deseaba liberar su lado dominante.
Si ambos fueran posibles, aunque fuera en pequeñas dosis...
—Ahí —Yunho indicó la picota.
Una arruga leve plegó la frente de Jaejoong, pero no
vaciló. Dio un
paso para colocarse en posición, con las piernas abiertas
y los pies
plantados cerca de los grilletes. Con la mirada fija
pegada al suelo,
descansó el cuello sobre el soporte metálico.
Una dulce excitación se extendió por Yunho al ver la
sumisión de
Jaejoong. Con dedos temblorosos, ajustó el estante
superior a la altura de Jaejoong. Abrochó las restricciones sobre el cuello y
las muñecas en la barra horizontal. Se arrodilló para inmovilizar las
piernas abiertas de Jaejoong, y su cara quedó al nivel de la goteante
polla. Era una tentación demasiado fuerte como para renunciar a ella.
Pasó la lengua rodeando la punta para reunir la acre humedad antes de
chupar con cuidado. Unos gemidos recompensaron sus acciones. Se
separó antes de empujar a Jaejoong al límite de la liberación.
Poniéndose frente a su dispuesto cautivo, dejó que el sentimiento de poder se
combinara con el intenso deseo sexual. Había omitido esta parte de su
vida más de lo que había comprendido.
Inclinándose más cerca, rozó sus labios contra Jaejoong
para luego
susurrarle: —Escúchame atentamente, Jaejoong. Te dije que es parte
del juego conocer los límites y que debes hacérmelos saber.
¿Entiendes lo que digo?
Jaejoong asintió tanto como la restricción se lo
permitía.
—Si las cosas se ponen demasiado intensas, tienes que
decírmelo. A veces decir “para” no es suficiente. Por eso
necesitamos palabras seguras. —Yunho pasó la mano hacia abajo por el
pecho y el estómago de Jaejoong. Hizo una pausa justo antes de la
dura erección.
—¿Palabras… seguras, Amo?
—Sí, palabras seguras que me dejaran saber que estás bien
o que mis acciones son demasiado. —Su mano completó el
movimiento
sobre la polla de Jaejoong.
Un jadeo agudo acompañó la larga y lenta caricia.
—Amo... por favor...
El placer de Yunho se agigantó con la súplica. Acarició
el pelo de
Jaejoong mientras sonreía.
—Si dices “rojo”, me detendré. Si dices “amarillo”,
tomaré las
cosas con más tranquilidad o reduciré la velocidad y
“verde”, significa que puedo seguir adelante. ¿Has entendido? —La pregunta
fue acompañada por otro tirón fuerte a la dura carne de Jaejoong. —Sí... Amo... Verde, por favor...
Yunho rió entre dientes. Su esclavo estaba cerca de
correrse. Y Yunho también.
—Vuelvo enseguida. —Con un suave y rápido beso jugó con
su
mano a lo largo de la caliente erección, luego Yunho se
movió a través del cuarto.
Acercándose a una cómoda, hizo una pausa para despejar la
mente y deshacerse de la bata. Todas las cosas que quería
hacerle a
Jaejoong se revolvían en su mente.
—No lo compliques —masculló mientras abría el cajón
superior de la cómoda.
Un par de abrazaderas de pezón, un par de anillos de
cuero para pollas... Dejó caer las abrazaderas y un anillo
encima del aparador e hizo una pausa para colocarse el otro anillo
de cuero alrededor de su polla y sus pelotas. Tirando hasta
apretarlo, lo sujetó con el cierre de velcro. Cerró el primer cajón y abrió
otro. Un castigador de polla se unió al pequeño montón que se
acumulaba sobre el aparador. Un par de condones, lubricante...
Echando un vistazo hacia Jaejoong primero, se acercó a
los
estantes de la pared. Fustas y palas colgaban en una
ordenada fila.
Yunho toqueteó un castigador de cuero, pero no se decidió
por él. El recuerdo de los azotes brutales de Hyun Joong todavía provocaban pesadillas a Jaejoong. La amplia selección de fustas
probablemente tendría que ser desechada. Decidiéndose por una pala
liviana de madera, recogió los otros juguetes y emprendió el camino
de regreso hacia su amante inmovilizado.
Un fugaz pensamiento lo hizo regresar a los juguetes.
Abriendo otro cajón, eligió un dildo de tamaño medio. Cuando fuera
el momento, Yunho lo quería abierto y preparado.
Por miedo o por falta de atención, la erección de Jaejoong
se inclinaba a media asta.
Yunho colocó los juguetes, excepto el anillo de polla,
sobre una pequeña mesa cerca de la picota.
—¿Quieres que pare?
Jaejoong sacudió su cabeza ligeramente.
—¿Qué dices?
—Verde, Amo, verde.
Yunho lo recompensó con un pellizco rápido a sus pezones.
—Bien.
La carne que se marchitaba cobró interés.
Deslizando el anillo de pene bajo las pelotas de Jaejoong,
Yunho lo apretó y sujetó con manos expertas.
—Hoy, no puedes correrte hasta que te lo diga.
¿Entendido?
—Sí, Amo.
—Pero cuando lo hagas... —Yunho inhaló profundamente
mientras un temblor de deseo barría sobre él. Su boca
cerca del oído de Jaejoong, susurró—: Cuando lo hagas, será muy bueno.
El temblor que traspasó a Jaejoong, directamente hasta su
polla,
captó su completa atención.
Caminando despacio alrededor de su cautivo, Yunho
arrastró los
dedos a través de la carne sensible. Deteniéndose detrás
de Jaejoong, metió un dedo en la hendidura de su culo, acariciando
hacia abajo de manera juguetona la pálida carne. Un gemido suave lo hizo
sonreír.
Una palmada picante, a uno de los dulces globos redondos,
causó un agudo jadeo. Un segundo golpecito, a la otra
nalga, provocó un nuevo gemido.
Moviéndose alrededor del hombre atado, Yunho cogió la abrazadera que estaba sobre la mesa. Tiró de la cadena
para probar su fuerza y finalmente se colocó frente a su cautivo. La
dura y mojada polla de Jaejoong tranquilizó a Yunho. Sus dedos jugaron
con los pezones ya endurecidos.
—¿Está todo bien?
—Sí... —Los ojos de Jaejoong se pusieron en blanco cuando
los
dedos de Yunho apretaron su carne—. Amo... Inclinándose para chupar con fuerza el diminuto pezón,
los dedos de Yunho pellizcaron el otro. Cuando sus dientes
rozaron la carne sensible, el cuerpo de Jaejoong saltó con un
gemido, pero no fue un gemido de dolor.
Después de liberar el mojado y duro pezón, Yunho le
colocó la
abrazadera, apretándola muy lentamente.
—¡Amo!
—¿Demasiado?
—¡Verde! —la dura carne se estiraba hacia Yunho confirmando
la
respuesta enfática de Jaejoong.
Lamiendo a través del pecho de Jaejoong, trató al otro
pezón con
el mismo cuidado. Con ambos pezones atados, Yunho tiró
con cuidado de la cadena que los conectaba.
—Sí, Amo... —El cuerpo de Jaejoong se arqueaba hacia Yunho
todo lo que la picota le permitía. Su polla rozó a Yunho.
Yunho se agarró las pelotas y dio un tirón para no evitar correrse. Tanto como quería que esto durara, no estaba
seguro de que el anillo redujera la marcha hacia el clímax. La idea
de enterrarse en el dulce y apretado culo de Jaejoong era casi
demasiado. Se giró
alejándose de la deliciosa vista de la pálida carne
desvalida para recuperar el control.
—¿Amo? —el deseo teñía sus palabras.
Yunho sacudió su cabeza.
—Es solo... solo necesito un segundo. —El mundo de Yunho
se basaba en el control, pero en ese momento, no hacía un
trabajo muy bueno. Volviéndose hacia su amante atado, sonrió con
confianza—. Estoy bien. —Con un tirón agudo a la cadena, se inclinó
hacia adelante y capturó los labios de Jaejoong con los suyos.
Los mordisqueó hasta que se separaron.
Jaejoong aceptó su lengua con un suspiro de alivio y una
respuesta
entusiasta. Las lenguas se enredaron mientras el cuello
de Jaejoong se estiraba contra su restricción. Un quejido suave salió de
su garganta, cuando sus labios se separaron.
—Amo...
—¿Qué quieres, Jaejoong? —Yunho pasó las manos hacia
abajo por los costados de su esclavo para agarrarle el culo—. Dime
cómo te sientes.
—Quiero... sentirte... —Jaejoong jadeó cuando dos
inquisitivos
dedos separaron sus nalgas y se deslizaron hacia abajo
por la caliente
grieta—. Sí... Verde, Amo...
Yunho se rio de su respuesta.
La palabra segura parecía ser el único modo de Jaejoong
de expresar lo que quería. Eso bastaría por ahora.
Empujó un dedo contra el fruncido y diminuto agujero.
El cuerpo de Jaejoong se estiró contra sus ataduras
cuando
empujó con el dedo.
Yunho se separó y liberó su agarre sobre el hombre más
joven.
Acercándose a la pequeña mesa, tomó el lubricante. Puso
una
generosa cantidad en su palma y levantó el dildo. Cuando
mojó el
juguete de goma con el lubricante, se movió detrás de Jaejoong.
Con un dedo mojado empujó entre las nalgas del firme culo y lo
hundió en el agujero de Jaejoong sin advertencia.
—Oh... sí... —El cuerpo de Jaejoong se sacudió ante la
invasión,
pero su tono no era de dolor. Contoneó el culo contra la
mano de
Yunho, haciendo que el dedo entrara más profundamente.
Un segundo dedo se unió al primero. Yunho se inclinó
cerca del
oído de Jaejoong.
—No te corras. Recuerda, no puedes correrte hasta que te
lo diga. —Inclinó los dedos para acariciar el duro nudo de
la próstata de
Jaejoong—. ¡No te corras! Jaejoong gritó cuando el placer sacudió su cuerpo.
Yunho se movió para alcanzar con su mano libre la dura
polla
que lloraba con un flujo casi constante de esperma, pero
le había
obedecido. Giró los dedos y los separó, abriendo el
apretado agujero un poco más. Deslizándolos fuera del calor aterciopelado,
entonces presionó la punta del dilatador contra el orificio.
Lentamente estabilizó la presión y el dildo se deslizó hasta el fondo. Empujó
hasta que solo la punta sobresalió ligeramente, haciendo subir el duro
caucho contra la próstata de Jaejoong.
—¡Amarillo! —el cuerpo atado se estremeció con fuerza y
se convulsionó.
El grito de Jaejoong lo asustó y soltó el dilatador.
Envolviendo con
sus brazos el tenso cuerpo, besó su cuello.
—¿Qué está mal? ¿Te hice daño? ¿Tengo que parar?
El pecho de Jaejoong se elevó y cayó rápidamente bajo las
manos
de Yunho.
—Estaba... yo... yo no... ¡No pude parar! Lo siento,
Amo... —un
estremecimiento lo sacudió, mientras la voz de Jaejoong
se ahogaba con los sollozos.
Yunho sonrió abiertamente cuando sus manos se deslizaron
hacia
la polla de Jaejoong.
Con absoluta seguridad, Jaejoong le había desobedecido.
La semilla goteaba de su aún rígida polla.
—Te has portado mal, ¿verdad?
—Sí, Amo... —Los sollozos hicieron que se le cortara la
respiración y sacudieron su cuerpo.
Yunho reunió el líquido acre con los dedos, untándolo
encima del
pecho de Jaejoong. Con dos dedos presionando los labios
de Jaejoong, susurró:
—Pruébate...
A pesar del aliento desigual, la boca de Jaejoong se
abrió. Una
lenta presión de succión rodeó los dedos de Yunho. Con la
espalda de Jaejoong apretada contra él, Yunho hizo rodar sus caderas,
su polla se deslizó contra la lubricada grieta del firme culo. El
nudo del dilatador quedó atrapado entre sus apretadas y doloridas pelotas.
—Creo que mereces unos azotes por desobedecerme.
Un suave gemido vibró alrededor de los dedos de Yunho.
Mordiéndose los labios contra el impulso de sustituir el
dildo por su
polla, retiró los dedos del mojado calor que lo chupaba.
Se alejó de la tentación. Caminando se colocó delante de Jaejoong y miró
a su esclavo atentamente. Su respiración era rápida, pero sus ojos no
mostraban signos de miedo. Su tensa polla no había perdido fuerza a
pesar de la eyaculación esparcida en el suelo y sobre el cuerpo de Jaejoong.
Inclinándose, Yunho tomó la mojada polla en la boca y
saboreó el
gusto acre de su corrida.
Las caderas de Jaejoong se movieron como si no supiera si
tenia
que empujarse hacia el placer o separarse.
Sus gemidos eran una dulce música para Yunho, sin embargo
lo
liberó y se enderezó sobre él. Acercándose lo suficiente
para tocar su polla, Yunho suavemente gruñó en el oído de Jaejoong:
—Tendrás que ser castigado por el lío que has hecho.
Se giró y cruzó de un paso, hasta la mesa. La liviana
pala de madera era una de sus favoritas. El peso requería un
control muy fino y siempre dejaba delicados surcos que mostraban
interesantes
patrones en un culo bien azotado. Apretó la mano
alrededor del
mango hasta encontrar el equilibrio perfecto. Parado al
lado de Jaejoong,esperó. La anticipación era la mitad de la diversión de una
buena azotaina. Por otra parte, saboreaba el momento anterior a
que la madera entrara en contacto, casi como una meditación. En
cuanto a su esclavo, pues encontrarlo con la guardia baja cuando
daba el primer golpe provocaba en Yunho emociones que no podía
describir.
Una idea repentina le sobrevino. Poniendo la pala sobre
la mesa, se apresuró a través del cuarto al cajón de los
juguetes y lo
abrió. Sus ojos y manos buscaron rápidamente. Con su
premio entre las manos, regresó con Jaejoong.
Como todo un experto, Yunho rodeó con la suave seda negra varias veces la cabeza de Jaejoong, cegándolo.
—¿Estás bien? —preguntó al hombre que temblaba.
—Sí, Amo...
—Bien... Muy bien. —Ahora, cuando Yunho diera el primer
golpe,
Jaejoong no lo sabría hasta que la pala lo golpeara.
Recuperando la pala, Yunho hizo rodar el mango entre las
palmas
de sus manos mientras daba vueltas alrededor de su
cautivo.
Apretando la pala en una mano con fuerza, se acercó al
otro hombre y tiró de la cadena que pendía entre las abrazaderas de los
pezones. Un gemido suave, que separó sus labios, lo animó a darle un
tirón un poco más duro.
Mientras se movía alrededor del cuerpo atado, arrastraba
los dedos alrededor de la cintura de Jaejoong hasta que el
poste que sostenía la picota lo obligó a levantar la mano. La idea
de suspender a Jaejoong del gancho del techo la próxima vez atravesó su
mente.
Enfrentándose otra vez al atractivo culo, Yunho dobló la
muñeca, probando el equilibrio de la pala. Con la otra mano,
acarició la espalda de Jaejoong. Alejándose, se colocó para el primer golpe.
Su polla se derramaba con la anticipación. Se preguntó si iba a
correrse con sólo golpear a Jaejoong. No, no quería eso. Ese placer era
para el apretado y caliente agujero de Jaejoong. Un tirón rápido a sus
pelotas ayudó a controlar el impulso por ahora. Pero no sería capaz de
esperar mucho más tiempo. El dolor de la sobreestimulación era
demasiado para manejarlo.
Con un balanceo rápido, la madera encontró la carne. La sacudida de satisfacción del golpe envió el placer por el
brazo de Yunho, directamente a su dolorida polla. Jaejoong brincó, un grito salió de su cuerpo con una
exhalación rápida de aire.
Yunho miró cómo la pálida carne se tornaba de un tono
rojo en
un modelo de líneas blancas entrecruzadas. Levantando la
pala otra
vez, golpeó la otra nalga. Otra vez, un rubor rosado
coloreó el culo de Jaejoong. Una tercera palmada enturbió las líneas blancas
con rojo. Una cuarta siguió rápidamente mientras alternaba ambos lados.
El sudor goteaba de la espalda de Jaejoong, reuniéndose
en la pendiente donde comenzaba su redondo culo. Los músculos
en su cuello y espalda se destacaban mientras se preparaba para
el
siguiente golpe.
Haciendo rodar el mango de la pala entre las palmas de
sus
manos, Yunho esperaba que la tensión se aliviara. Quería
mantenerlo con la guardia baja, que no supiera cuándo llegaría la
próxima palmada, pero la carne tensa rechazaba relajarse.
Moviéndose hacia atrás hacia la mesa, dejó la pala y
cogió el castigador de pollas. Con pasos silenciosos, se movió
para enfrentar al ciego cautivo. Pasando los dedos por los suaves hilos
de cuero, admiró la vista.
El cabello negro sobresalia de la venda que cubría su cabeza. Se veía húmedo, gotas de sudor caían por la
frente de Jaejoong.
Los delgados labios estaban atrapados entre sus dientes.
Sus brazos
estaban estirados hacia atrás debido a los grilletes de
las muñecas,
obligando a sus delgados músculos a hincharse. Rastros
mojados de
sudor coloreaban su pecho. Su polla se erguía, dura y
orgullosa, y
parecía a punto de correrse otra vez.
Yunho por un instante envidió su ingemuidad.
Eso fue lo que le provocó mayor placer a Yunho. Desvalido
y atado, todavía lo deseaba, un esclavo dispuesto a darle a
Yunho lo que necesitaba en una relación. ¿Estaba mal? Lo que le habían
hecho a Jaejoong antes sí. No había dudas en su mente sobre ello.
Pero esto...
—Verde, Amo... —jadeó Jaejoong mientras su cuerpo
temblaba—.
Verde... Por favor...
—Dime que quieres más. No te ocultes detrás de la palabra verde. Dime que quieres más...
Su cuerpo saltó con la voz de Yunho al revelar la
posición de éste, pero sus palabras no vacilaron.
—Más, Amo... Más... Sí, por favor... quiero más...
Yunho pasó los hilos suaves de cuero del castigador de
pollas
sobre la furiosa erección roja de Jaejoong.
—Más... —Fue la estrangulada respuesta.
Un suave golpe con el castigador a la polla de Jaejoong
no paró las
frenéticas súplicas. Una vez más, con más fuerza, Yunho
balanceó el pequeño azote y su dispuesto esclavo pidió más.
Con pasos apresurados, Yunho volvió a la mesa,
abandonando el
castigador por la pala. No hizo ninguna pausa hasta que
estuvo en la posición otra vez detrás de Jaejoong. Un golpe más duro
que los demás marcó una redonda nalga.
—Sí, Amo... Tómame... Soy tuyo... quiero ser tuyo...
Otro golpe, y otro, y los gritos de Jaejoong pidiendo más acrecentaron el placer de Yunho.
Y eso fue demasiado. Yunho necesitaba alivio. El dolor
del anillo
en su polla y la necesidad de liberación lo hacían
sentirse mareado de deseo. Dejando caer la pala al suelo, dio un paso cerca
de Jaejoong. Con una mano, tiró del extremo libre del dilatador, mientras
que con la otra abría y rasgaba el cierre del anillo en su polla.
Ambos cayeron al suelo cerca de la pala.
Entonces, con un golpe duro, introdujo su dolorida polla
hasta las pelotas profundamente dentro del dulce y
aterciopelado calor.
Agarrando la parte superior de la picota, se retiró y
empujó con fuerza, y otra vez más. Sosteniéndose con una mano para
no caer, con la otra alcanzó y dio un tirón al anillo de la polla
de Jaejoong. Un brazo se apretó alrededor del pecho de Jaejoong, y el
otro se extendió rodeando su cintura para tirar de su caliente carne
erecta. Gruñó en el oído de Jaejoong:
—Córrete conmigo, Jaejoong. ¡Ahora!
El apretado agujero se contrajo a su alrededor mientras
su esclavo obedecía. La semilla de Yunho corrió libremente
agregando su
calor al pasaje que ya ardía.
—¡Oh, Dios, sí! —sus gritos se emparejaron con los de Jaejoong
cuando la exquisita liberación sacudió su cuerpo.
—Yunho...
El sonido de Jaejoong gritando su nombre lo desconcertó.
—Dijiste mi nombre... —En las cuatro semanas que había
vivido
con él, Jaejoong jamás había sido capaz de usar su nombre
sin el título de Amo.
—Por favor no hagas que me marche, Yunho. Te amo. No
quiero
marcharme. —Los sollozos atormentaron el cuerpo de Jaejoong
donde el placer recientemente lo había tomado.
La garganta de Yunho se sobrecogió con la emoción.
—No tienes que... —susurró—. Nunca tendrás que hacerlo.
—El contrato... Mañana...
—Prepararemos otro. —Yunho abrazó al hombre que temblaba
con un brazo mientras que con el otro comenzaba a
liberarlo de la
picota. El torso liberado de Jaejoong se hundió en el
pecho de Yunho. Lo bajó con cuidado al suelo, sus piernas todavía atrapadas
por la parte inferior del dispositivo.
Yunho lo dejó tumbado en el suelo para moverse y desatar
sus piernas. Levantándolo, Yunho lo abrazó estrechamente.
—No tienes que marcharte.
La cara de Jaejoong se enterró en su cuello, sus palabras
sonaron
amortiguadas.
—¿Otros treinta días?
—No, haremos éste más largo.
Los temblores y los sollozos disminuyeron hasta que Jaejoong simplemente sorbió por la nariz.
—¿Más largo?
—Sí, ¿cómo suena para siempre? —las manos de Yunho
acariciaron el pelo alisado por el sudor.
—¿Para siempre?
—Sí, para siempre.
La sal del sudor y las lágrimas eran tan dulces como la
boca
hambrienta de Jaejoong cuando cubrió la suya. El miedo de
perder a su amante y su estilo de vida se desvaneció mientras su beso
se hacía más profundo. Sabía que Jaejoong tenía un duro camino por
recorrer, pero estaría allí, para él, en todo momento. Aunque nunca
olvidaría a Karam, Jaejoong había curado el corazón partido de Yunho.
A cambio, él se ocuparía del alma herida de su esclavo.
FIN
me encanto... en serio me encanto...~~ yunho y jae por siempre~ ♥ ♥
ResponderEliminarme encanto el final de esta hermosa historia yunho y jae juntos para siempre amándose mucho
ResponderEliminary el maldito abusador pudriéndose en la cárcel
GRACIAS por compartirla hasta pronto bye
En verdad que interesante, emocionante y hermoso estuvo, desde el principio a fin.
ResponderEliminarGracias por tan preciosa historia...
gracias a ustedes por seguirnos en las adaptaciones o historias propias que vamos poniendo, si quieren algo o quieren recomendarnos algo no se olviden que están libre de hacerlo que yo tratare de cumplirla de la brevedad de lo posible
ResponderEliminaroh primero que nada me disculpo creo que comente solo en uno o dos cap pero estaba demasiado bueno como para parar de leer son muchas cosas las que me dejaron con dudas pero x lo menos Jae se esta recuperando poco a poco y me referia a dudas que si descubrieron quien era el padrastro de Jae y esas cosas y aunque parezca mentira x desgracia estas cosas suceden en la vida real hay cada desalmado ser humano en este mundo como para hacerle eso a un niño y muchos que mueren a causa de eso y nadie se entera gracias linda x compartir
ResponderEliminarSi que Jaejoong era todo un juguetón jejeje ideó un plan nose quien es el que domina ahi porque Yunho cayo redondito además que ya se tenían ganas pero es bueno que ahora sea un para siempre para ambos se que la recuperación total de Jaejoong sera pronta pero lo bueno es que Yunho esta a su lado kyyaa ..pero que cuartito de juegos tiene omg XD ..
ResponderEliminarGracias por compartirlo con nosotras me gusto la historia tq ue tenga un final merecido ...nos leemos ^^