Corea-Seul
—Finalmente, joder. —Yunho apretó la orden de registro entre
las puntas de sus dedos.
Su informante había venido y el juez había apoyado la
declaración jurada de Yunho como causa probable. Como si pudiera haber alguna
duda de que dos compras indirectas efectuadas por Heechul en las instalaciones del Club Answer constituyeran una causa probable. De acuerdo
con lo que Heechul fue capaz de obtener,
se suponía que un envío se almacenaba en el club. En ese caso, Seo In Guk estaba usando el Answer para almacenar y vender millones de dólares en
cocaína y Yunho necesitaba detenerlo antes de que se volviera la zona aún menos
segura.
Yunho prácticamente podía saborear el final de la
investigación. Después de seis meses de arduo trabajo, tiempo y dinero gastado
en Heechul -un ex prostituto con
historial, que estaba dispuesto a intercambiar información para escapar de la
detención- el arresto estaba a su alcance.
Bueno, casi. Había un pequeño obstáculo.
Yunho dobló cuidadosamente la orden y se la guardó en el
bolsillo de la chaqueta. Se sentó en su escritorio, la carpeta con el archivo
del caso estaba extendida ante él. La pregunta que quedaba era cuál sería la
forma más eficaz para infiltrarse en el club y buscar el escondite sin alertar
a Seo In Guk sobre la presencia policial.
Sumido en sus pensamientos, Yunho golpeó la pluma contra su
frente, mientras que los teléfonos y los murmullos de voces zumbaban en el
trasfondo del Distrito A-1, Unidad de Control de Drogas del Departamento de
Policía de Seul. Había varias posibles maneras para infiltrarse en el Club Answer , pero tenía que escoger la que tuviese el
menor riesgo tanto para los clientes del club como para sí mismo.
El Club Answer era una sofisticada discoteca gay famosa por
poseer los mejores strippers y bailarines masculinos quienes mostraban piel...
mucha piel. Yunho había estado en el lugar un par de veces en su juventud, -no
es que a los veinte-nueve fuese tan
viejo y había conocido a Jaejoong allí.
Bueno, conocerse no era exactamente la palabra correcta.
Había caído-de-cabeza, en un tipo de amor tan-profundo que era imposible
escapar de él, sería la forma en que él lo diría. Una mirada al escenario había
iniciado todo. El espectáculo acababa de comenzar y Jaejoong se retorcía y
deslizaba en su estilo único. Por supuesto, todos los chicos del escenario
habían estado ardientes, pero Yunho se había puesto duro en el instante en que
vio a Jaejoong.
Algo en él, su cuerpo esbelto y blanca, el delicioso sendero
de agua que bajaba por el centro de sus apretados músculos abdominales, ese
culo perfecto y... bueno... esos ojos
negros asesinos que
instantáneamente lo habían hecho un esclavo del amor.
Yunho mordió la punta de
su pluma. Suspiró y se removió en su asiento. No vayas por allí. Pensar en
Jaejoong era la única cosa que lo distraía de su habitual camino de ser un obstinado
exesivo, de aferrarse a un caso y trabajar en él obsesivamente hasta que
estuviera terminado. El sólo visualizar al individuo en su mente hacia vibrar
su polla.
Después de considerarlo por un rato, Yunho decidió que ir de
encubierto era definitivamente el camino correcto. Esbozó una lista rápida de
posibilidades y le echó una mirada al futuro. Podía hacerse pasar por un
comprador, hacer un par de compras directas y luego asaltar el lugar. No. Tachó
eso fuera de la lista. La cocaína y las armas de fuego siempre iban juntas. El
club estaba en la calle Anshan-Dong, una zona muy concurrida, y Yunho se negaba
a poner en peligro la vida de personas inocentes que pudieran quedar atrapados
en un posible fuego cruzado.
Siguiente posibilidad. Colocar a su informante,
hacer que hiciera algunas compras indirectas y tratara de averiguar dónde se
almacena el material. Luego, cuando tuviese suficiente evidencia acumulada,
realizar una redada. Yunho tachó esta opción también. Era demasiado arriesgado
y demasiado complicado conseguir que su informante participara en este caso en
particular.
Un mal movimiento Seo
In Guk y sus matones despejarían el lugar de cada kilo antes de que Yunho
tuviera la oportunidad de poner un pie allí. Todo el trabajo de Yunho se habría
desperdiciado y tendría que volver a empezar de cero.
Siguiente elección. ¿Barman? Lo tachó de inmediato. Él solo
sabía cómo preparar un par de tragos y aprender lo suficiente sobre la
preparación de cocteles le llevaría un tiempo y la energía que no tenía.
Vigilante. Tachón. El puesto le permitiría familiarizarse
con las caras que entraban en el lugar pero no le daría suficiente tiempo para
buscar en el interior.
Eso solo dejaba... stripper.
Yunho se pasó una
mano por el pelo. Eso podía hacerlo. Era lo bastante atlético y tenía la
musculatura necesaria para ser considerado lo suficientemente atractivo como
para presumirlo. Y, con un poco de preparación, podría aprender los movimientos
que lo convertiría en un stripper convincente.
Su pulso se aceleró un poco y las mariposas se multiplicaron
en su estómago. Sólo había una persona que sabía que podría enseñarle como ser
un stripper.
Sí, y esa misma persona venía con un gran problema.
Kim Jaejoong lo odiaba hasta las entrañas.
Yunho suspiró de
nuevo. Iba a tachar la palabra stripper de su lista pero se detuvo,
la pluma quedó flotando por encima del papel. Su mente parpadeaba sobre las
otras posibilidades de nuevo. Ninguna se acercaba lo suficiente. Stripper era
lo único que realmente funcionaria.
No tenía otra opción. Tenia que moverse lo más rápido
posible y buscar en el lugar antes de que Seo In Guk tuviera la oportunidad de
mover su inventario a otro lugar.
El estómago de Yunho se tensó, miró el reloj. Si Jaejoong
todavía enseñaba japones en el campus de la Universidad de Seul, él debería
estar en clase justo ahora.
Quedaba apenas a unos minutos en coche. Yunho entró al sitio
web de la Universidad y consultó la clase de japones que Jaejoong había
enseñado cada semestre durante los últimos cinco años. ¡Allí estaba! Misma
hora, en el aula de siempre. Con otro suspiro, se levantó pesadamente de su
escritorio. Esperaba que existiera la posibilidad de que Jaejoong lo amara lo
suficiente como para escucharle.
Yunho guardó la carpeta con el archivo del caso en el cajón
de su escritorio, le dijo a su jefe a dónde iba y salió.
* * * * *
—Como pueden ver por sus referencias. El idioma japonés no
es un idioma tan compleja .—Jaejoong levantó la vista desde su posición en el atril y
examinó las caras en la sala de conferencias. Suspiró.
Los estudiantes de
primer año eran tan inquietos durante la primavera y él se sentía como un cruel
amo manteniéndolos en el interior y tratando de interesarlos en las idiomas,
cuando probablemente todos estaban muriendo por echar un polvo.
Dios sabía que él se sentía igual. Su cuerpo también sentía
la agonía de la fiebre de primavera. Era en días como este, un día perfecto de
primavera, con ese olor dulce en el aire, fresco y cálido por el sol, cuando
Yunho y él habían tenido una de sus más apasionadas jodidas…
Los puños de Jaejoong se tensaron a los lados del atril.
Miró el reloj y luego de nuevo a los estudiantes. La mitad de las chicas lo
veían con una mirada de te-quiero-comer-de-almuerzo en sus rostros. Jaejoong
reprimió una sonrisa. Así que los rumores que había oído entre las asistentes
de profesor eran ciertos. Las chicas de clases superiores que ayudaban con la
orientación a los estudiantes de primer año que tomaban la clase del Profesor Kim
de Introducción al idioma japones no estaban aquí porque les fascinara tanto
como lo hacía el profesor.
De todos modos solo
quedaban diez minutos de clase. —Les diré algo —dijo Jaejoong —Vayan y salgan
todos de aquí. Disfruten del día primavera. Sólo asegúrense de entregar sus
informes finales a tiempo. Si tienen alguna duda, conocen mi horario de
oficina.
Una cascada de sonrisas coquetas y agradecimientos recorrieron el
salón seguidos por el rodar de sillas y el recoger de bolsos y libros.
Jaejoong sacudió la
cabeza y recogió sus propias notas. Lo único bueno para su ego era que las
alumnas de nivel superior y los estudiantes de posgrado tomaban sus clases
porque querían y no sólo porque pensaban que el profesor estaba bueno. Metió
los papeles y su copia de La tempestad en su maletín y salió a disfrutar del
día primaveral. No es que hubiese alguien en su vida con quien disfrutarlo.
Dio un paso fuera del aula y se congeló. Su ritmo cardíaco
se elevó varios niveles. Qué demo…
Jaejoong apretó el puño sobre el mango de su maletín y se
aclaró la garganta. —Detective Yunho. —Luchaba por mantener su voz en calma.
!Tiene pelotas este
tipo! al mostrar su cara por aquí, luciendo tan fatalmente sexy como de
costumbre. El pelo negro azabache de Yunho todavía tenía ese efecto sedoso de
hacerte desear correr-tus-dedos-por-él, pese a que lo mantenía súper corto. Su
ancho pecho esbozado perfectamente en una camiseta blanca, al igual que sus
abultados muslos dentro de los maltratados jeans que siempre llevaba puestos.
—¡Hola!, Jaejoong.
Y su cara. Yunho sabía cómo darle la cara. Grandes ojos
oscuros, que hacían que te cocieras a fuego lento por la mezcla de emociones
que causaban, con una sonrisa en esos labios esculpidos de supermodelo, en
parte creída, en parte soy-tu-amante-esclavo y en parte... dulce. Yunho era
Song Seung-heon , el hombre Rin y algunos otros machos sexys, todos reunidos en
un solo cuerpo, parado a unos pocos metros de distancia, emanaba testosterona.
¡Qué jodidas bolas!.
El muy cabrón había roto con él, desapareciendo con apenas
una llamada telefónica en seis meses. ¿Y tenía el descaro de presentarse aquí
sin previo aviso?. Jaejoong había soñado constantemente con este momento en
particular. El momento en que Yunho le diera la cara. En cada una de sus
fantasías, Jaejoong golpeaba a Yunho en la mandíbula o en los ojos, en
cualquier lugar que dejara un agradable y oscuro moretón.
Así que ¿por qué sólo deseaba lanzar su maletín al suelo y
rasgar la ropa del bastardo?. ¡Mierda!.
Jaejoong hizo todo lo posible para fulminar a Yunho con la
mirada. No debería sentirse emocionado de ver al tipo. Debería detestarlo por
romper su corazón. Debería. Por desgracia, la vida no era tan sencilla. Se
aclaró la garganta. —¿Qué diablos estás haciendo aquí?.
Yunho se acercó, con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
El olor picante de su loción para el afeitado invadió el aire a su alrededor.
Jaejoong la respiraba y ya sentía una erección presionando en sus pantalones.
Por supuesto, era la colonia que Jaejoong le había dado a Yunho para su
cumpleaños en octubre pasado. Justo antes de que Yunho pisoteara completamente
su corazón.
—Jaejoong, tienes que... quiero decir... —Tomó una
respiración profunda. —Necesito tu ayuda.
Jaejoong se le quedó mirando, con el corazón desbocado y con
su polla amenazando con ponerse erecta. —¿Mi ayuda? ¿Para qué diablos?.
Yunho sacó la mano de su bolsillo, -una mano que había
tocado, acariciado y sondeado a Jaejoong un millón de veces- y la pasó a través
de ese pelo negro suave. —Mira, te lo explicaré todo. Pero no aquí. —Yunho
cambió de posición. La mirada de sus ojos, -esos pecaminosos ojos oscuros bajo
gruesas pestañas- transmitía la urgencia.
Jaejoong suspiró. Su mente estaba mareada a causa de su
cuerpo hambriento de sexo. Cambió el maletín de una mano a la otra, esperando
que pasara el choque inicial de ver a Yunho para poder pensar con más claridad.
Tomó otra respiración profunda y un poco de juicio se coló con ella.
Yunho estaba desesperado si se había arriesgado a sufrir la
ira de Jaejoong al aparecérsele.
Jaejoong suspiró. Por supuesto que le ayudaría. Aún estaba
locamente enamorado del tipo y había sido así desde que tenía deciocho. Yunho
había sido su primer y único hombre. Raro, teniendo en cuenta que Jaejoong
había sido un stripper. Jaejoong sabía que era un romántico sin esperanzas,
pero eso es lo que lo mantuvo en los tiempos en que Yunho permitió que el ser
un detective invadiera su relación. Después de trece años Jaejoong no iba a
abandonar al hombre que amaba.
Pero... no lastimaría a Yunho hacerle suplicar un poco.
Le dio a Yunho lo que esperaba fuese una mirada demoledora.
—Muy bien, Yunho. Voy a escuchar lo que tengas que decir y decidiré entonces si
te ayudare. —Empezó a caminar y Yunho se colocó a su lado. Jaejoong reprimió
una sonrisa. Maldición, era bueno verlo. —He terminado aquí por el día de hoy.
Puedes darme un aventón a casa.
* * * * *
Jaejoong le estaba
dando ese silencio sepulcral en el que era tan bueno. Yunho había sido el
receptor de este más de una vez en estos trece años... cada ocasión en que
enojaba a Jaejoong. Lo que ocurría regularmente.
Yunho caminaba con una mano en el bolsillo de su chaqueta,
los dedos enroscados alrededor de la pequeña botella de betabloqueantes que
mantenía con él en todo momento. La verdadera razón por la que sintió que debía
romper con Jaejoong. Echó una mirada al perfil de Jaejoong mientras caminaban a
su coche. Las largas pestañas, su suave estructura ósea, el golpe en la nariz
que Jaejoong había recibido durante una pelea en su adolescencia y ese pelo
castaño. Jaejoong lo llevaba un poco alargado en ese desarreglado estilo
roquero. !Demonios!. Incluso cabreado, Jaejoong lucia magnífico.
Y realmente estaba cabreado. Por una buena razón. Yunho
había roto su relación con una excusa poco convincente sobre el trabajo. Es
cierto que el trabajo le consumía gran parte del tiempo, y Yunho y él nunca
habían vivido juntos oficialmente. Yunho tenía que vivir en los límites de la
ciudad de Seul debido a su trabajo y Jaejoong no estaba dispuesto a vender su
hermosa casa familiar en Cambridge. Sin embargo, incluso en los peores
momentos, Yunho siempre había hecho tiempo al menos para un polvo rápido de vez
en cuando. Esta vez, él solo había desaparecido, absorto en acabar con el
círculo de cocaína de Seo In Guk. Jaejoong había sospechado que Yunho lo estaba
engañando. Y lo estaba, si cuentan las visitas secretas al médico,
radiografías, electrocardiogramas y todo eso.
Yunho esperó hasta que estuvieran en el carro y salieran al
tráfico antes de romper el frío silencio de Jaejoong. —Para lo que necesito tu
ayuda, Jaejoong, es para este caso, en el que yo he estado trabajando.
Jaejoong
resopló. —Estoy muy bien, detective, gracias por preguntar. Cielos, Jaejoong,
no te había visto en mucho tiempo. Te ves muy bien. ¿Cómo han sido estos
últimos seis meses desde que pisoteé tu corazón?.—La voz de Jaejoong emanaba
dolor.
Yunho la escuchó a través del sarcasmo. Conocía muy bien a
su amante después de trece años, como para no escuchar los verdaderos
sentimientos de Jaejoong. Incluso si no hubiera sido un detective con una
pulida técnica de escucha, él habría entendido. Jaejoong estaba locamente
enamorado de él, había renunciado al striptease y al baile exótico, apenas
estuvo claro que ellos dos tenían algo especial, a pesar de que las propinas
estaban pagando la matrícula de la universidad de Jaejoong.
Yunho permaneció sentado en silencio y aceptó el azote
verbal que sabía que merecía.
—Voy a decirte cómo me siento, Yunho —Jaejoong continuó —Yo
estoy bien. —Guardó silencio.
Una vez más, Yunho oyó el significado detrás de las
palabras. Jaejoong lo extrañaba como el infierno.
Era mutuo.
—Lo siento, Jae. —Yunho mantuvo sus ojos sobre el pesado
tráfico de la tarde de Seul. —Debería por lo menos haberte preguntado cómo
estabas.
—¡Si, Demonios, deberías haberme preguntado!. —Jaejoong
sonaba más tranquilo. —Ahora, continúa con lo que me estabas diciendo.
Yunho se aclaró la garganta, apretó sus manos sobre el
volante. Explicó la situación a Jaejoong. Cuando terminó... silencio. Silencio
sepulcral. Yunho siguió conduciendo y para el momento en que habían cruzado el
Puente del Río Charles, Jaejoong todavía no había dicho ni una palabra.
Si Yunho no hubiese estado navegando en el tráfico de la
ciudad, habría mirado a Jaejoong. Así como estaban las cosas, sólo podía imaginar
los grandes e inocentes ojos negros de
Jaejoong mirándolo, sus labios llenos, en forma del arco de Cupido, ligeramente
entreabiertos. Yunho casi podía oír los pensamientos de Jaejoong.
—Bueno, detective, admito que no esperaba esto. —El tono
sarcástico de Jaejoong se mezclaba ahora con un suave shock.
Yunho metió la mano en el bolsillo interior, sacó la orden y
se la tendió a Jaejoong. —Si no me crees, aquí está la orden. He venido a verte
al momento en que la obtuve.
Pasó otro momento. Jaejoong no tomó el papel de la mano de
Yunho.
—Guarda eso, detective. Me siento ofendido. —Jaejoong sonaba
lastimado de nuevo.
—Lo siento. —Amonestado, Yunho deslizó de nuevo el papel en
el bolsillo y siguió conduciendo.
Casi estaban en la casa de Jaejoong en Bulguksa. Los padres
de Jaejoong se la habían dejado a su hermana y a él, pero Kim Tae Hee se había
trasladado a seul cuando se casó, así
que Jaejoong tenía la casa para él solo.
Yunho se aclaró la garganta, mientras resurgían los
recuerdos. La casa de Jaejoong era un lugar acogedor, de pisos de madera,
plantas en macetas y muebles de tapizado lujoso dispuestos frente a una enorme
chimenea. Jaejoong y él habían pasado incontables horas encerrados juntos en
esa casa, lamiendo, degustando y follando cada pulgada uno del otro.
Jaejoong se quedó quieto hasta que Yunho estacionó en la
acera. Colocó el freno y se volvió a Jaejoong. Jaejoong estaba mirando hacia
abajo, hacia sus manos.
El corazón de Yunho se aceleró. Si Jaejoong se negaba a
ayudarlo, tendría que encontrar otra manera para entrar al Club Answer . Una forma más arriesgada, tal vez. Y si
Jaejoong aceptaba ayudarle, significaba pasar tiempo con él, aprender a
desnudarse en una forma muy seductora. La forma en que lo había vuelto loco por
Jaejoong, en primer lugar. —Entonces, ¿puedes ayudarme? Sé que no tengo derecho
a pedirte…
Jaejoong lo interrumpió con un gesto de su mano. —Suficiente
detective. —Su voz era suave y su mirada ahora estaba fija en Yunho. Los
grandes e hipnotizantes ojos de Jaejoong nunca fallaban en calentar la sangre
de Yunho. Incluso cuando acostumbraba a ver a Jaejoong desnudarse en el
escenario, se sentía tan atraído por la conmovedora mirada de Jaejoong, tanto
como por su increíble cuerpo. —Déjate de mierdas, Yunho. Sabes que voy a
ayudarte. ¿Cuándo te he dicho no a ti?. —Jaejoong cogió su maletín y abrió la
puerta del coche. —Vamos. Empezaremos ahora.
* * * * *
En el momento en que Yunho entró en la casa de Jaejoong, una
punzada de dolor lo golpeó. Se dio cuenta de cuánto la había echado de menos,
como este lugar se había convertido en una parte de su vida. Acogedor, limpio,
ordenado, con olor a rosas secas y pulimento de muebles con olor a limón.
Yunho se quitó los zapatos en la puerta principal y entró.
Pasó su mirada por la habitación y su cuerpo sintió un cosquilleo de vida. Al
igual que los perros salivaban cuando veían una porción de carne, Yunho se puso
duro, mirando todas las superficies en las que Jaejoong y él habían frotado sus
cuerpos sudorosos y desnudos. Sofás, sillas, alfombras, mesas.
Espera. Sobre una mesa -en la mesa del comedor- había un
florero con una explosión de rosas de colores. Jaejoong amaba las rosas.
Los celos arañaban su intestino. —¿De quién son las rosas?.
—La pregunta se le escapo antes de que pudiera detenerse.
Jaejoong había soltado su maletín y estaba en el proceso de
abrir las ventanas del salón para que entrara aire fresco. Echó un vistazo por
encima del hombro, con una ceja arqueada. —¿Te gustaría saber?. —Se apartó de
la ventana y se volvió con los brazos cruzados. Una mirada pícara bailaba en
sus ojos negros. —¿Desde cuándo te importa quién me envía flores, detective?.
Yunho se sentía torturado. ¿Cómo como podía explicarle que
había terminado con Jaejoong por su maldito problema cardíaco?. Por cierto,
Jaejoong, tengo mal el corazón y no puedo darte suficiente sexo a causa de él.
He tenido que reducir el trabajo también y mentir sobre ello. Es por eso que
desaparecí. Se aclaró la garganta. —Lo siento. Olvida que te pregunté. No es
asunto mío.
Jaejoong suspiró. La expresión de su rostro se suavizó.
—Maldita sea, ni siquiera puedo disfrutar el atormentarte por un segundo. Son
de Kim Tae Hee. Las envió por mi cumpleaños.
La hermana de Jaejoong. Ahora Yunho se sentía como un
completo idiota. La semana pasada había sido el cumpleaños de Jaejoong y fue el
primero en trece años que Yunho había dejado pasar sin siquiera una llamada
telefónica. No lo había olvidado, pero no creía que debiera contactarlo. No
tenía sentido darle falsas esperanzas a Jaejoong. Era casi imposible estar
cerca de Jaejoong sin querer saltar sobre sus huesos. Se acercó un par de pasos
a Jaejoong. —Lo lamento. Yo no... te llame por tu cumpleaños.
Una expresión de completa tristeza se deslizó en los ojos de
Jaejoong. Se quedó callado un momento y luego movió la mano. —No vamos a seguir
con eso, ¿de acuerdo?—Suspiró y luego escaneó la habitación. —Hay suficiente
espacio aquí, creo, para tu... um... lección. —Se acercó a su equipo de música
y recorrió con el dedo índice su perfectamente organizado portacasettes. —A
diferencia del baile regular, el striptease se puede hacer en un espacio
condensado si es necesario—. Miró los casettes por un momento y a continuación
tomó uno. —Aquí está. Música de mi oscuro pasado secreto.
Jaejoong puso la cinta en el equipo y apretó un botón. En
cuestión de segundos, Marvin Gaye estaba cantando "Let's Get it On"8.
Una sonrisa tiró de los labios de Jaejoong y sus ojos negros asumieron esa mirada seductora, la que
había cambiado la vida de Yunho la primera vez que la vio. Jaejoong sacó una
silla de comedor y la puso frente al espacio vacío. —Muy bien, detective, toma
asiento. Serás el público por ahora.
* * * * *
Yunho se sentó. Jaejoong no había comenzado aún y Yunho ya
sentía un ligero aumento en su ritmo cardíaco. Pensó en la botella de píldoras
en el bolsillo de su chaqueta.
—Para tus propósitos, —Jaejoong avanzó —sólo tienes que
hacer algo sencillo y lento. No hay necesidad de hacer gimnasia o pasos de
fantasía. Solo movimientos que emanen sexo. —Dio un paso atrás y cerró los
ojos.
Yunho, vio a Jaejoong deslizarse dentro de una modalidad
diferente. El aliento de Yunho se estrechó un poco y sintió el sudor en sus
manos. Cuando Jaejoong abrió los ojos esa mirada seductora se mantuvo y
profundizó su sonrisa. Comenzó serpenteando su delgada cintura. —Simplemente
fija una rutina. Relaja esto... —le señaló el pecho y el estómago, y luego
deslizó sus manos, con las palmas hacia abajo, sobre la cintura, llamando la
atención de Yunho al bulto del frente. —Es la atracción principal. Cada
movimiento que hagas está destinado a mantenerlos mirando aquí... y aquí.
—Jaejoong giró. Continuando con el movimiento de sus caderas. Cada movimiento
ponía su duro y perfectamente formado culo tirante contra sus pantalones beige.
La boca de Yunho se hacia agua. —Funciona. —Balbuceó.
Jaejoong giró de nuevo. —Una figura de ocho, lenta y
sencilla, hará el truco. —Cogió su chaqueta y la mantuvo abierta mientras
ondulaba sus caderas. —Una vez que hayas alcanzado tu ritmo, puedes comenzar a
juguetear. —Sonrió y tiró de la chaqueta hacia atrás, de modo que se deslizara
por los hombros. —Haz las cosas simples. No hay prisa. Hazlos babear.
¡Mierda!. Jaejoong ni siquiera se había quitado una pieza y
Yunho podía sentir su polla ajustarse, tensa contra su ropa interior. Se quedó
mirándolo, hipnotizado. Nada era mejor que mirar a Jaejoong. Ni la salida del
sol, ni las montañas o los bosques, era preferible mirar los enormes ojos negros
de este hombre, su cabello suave y su perfectamente esculpido y delicioso
cuerpo.
—¿Tienes lo que he dicho hasta ahora?. —Jaejoong giró sus
caderas en seductores círculos, mientras hablaba.
Yunho asintió. El poder de la palabra lo eludía.
Jaejoong se rió entre dientes. —Sí, lo tienes, esa es la
mirada de te escucho la que está en tus ojos. —Dejó caer la chaqueta hacia
abajo en sus brazos. —La clave para quitarte la ropa es… no hacer ningún
movimiento que no puedas hacer de manera seductora. Sigue el ritmo de la
música. Siéntela en tu sangre. Deja que te guíe. —Un descenso en el ritmo de la
canción fue seguido por un compás en el que Jaejoong estiró sus brazos bajo su
espalda, dejando deslizar la chaqueta de sus brazos hacia el suelo en un
movimiento suave.
En el siguiente compás, retomó la seductora rutina con sus
caderas y movió sus manos a lo alto de su torso como si estuviera sintiéndose a
si mismo.
Yunho contuvo el aliento. El calor atrapado pajo su franela,
hizo que su corazón se acelerara más. Su polla estaba casi completamente dura y
presionaba contra los calzoncillos. Si ya estaba así de excitado ahora, ¿qué
diablos iba a hacer cuando pudiera ver la piel desnuda de Jaejoong?.
Su mirada se quedó clavada en las manos de Jaejoong. Sus
manos masculinas, bien perfiladas, las uñas bien recortadas, viajaban sobre el
bulto de su polla, barriendo sus muslos, deslizándose hasta la cintura y por
encima de su trasero en seductores círculos antes de remover el nudo de la
corbata.
Sin perder el ritmo y balanceando apetitosamente sus
estrechas caderas, Jaejoong aflojó el nudo de la corbata. —Yo no recomiendo
corbatas para principiantes. —Dijo, con un tono juguetón su voz. —Chaqueta, sí.
Corbata, no.
Yunho asintió. Tragó un nudo en la garganta. Se obligó a
prestar atención a la técnica de Jaejoong y en lo que Jaejoong estaba diciendo.
Era casi imposible cuando lo único que quería era ver el pecho de Jaejoong,
pectorales redondeados y firmes con la cantidad justa de vello castaño, los
pezones de color marrón rojizo del tamaño de monedas de cinco centavos, esto
era, hasta que los lamias o pellizcabas, entonces se estrechaban a picos
pequeños.
Jaejoong aflojó la corbata, la deslizó fuera de su cuello
con un movimiento sexy. Bailó su camino hacia Yunho. —Al Club Answer le
gustan los strippers interactivos —dijo. —Puedes hacer esta parte con un
cinturón, en lugar de la corbata. —Se aproximó y deslizó la corbata a través de
la parte posterior del cuello de Yunho. Un suave tirón en los extremos y la
suave presión hizo que Yunho se inclinara ligeramente hacia delante.
Jaejoong se agachó, aún moviendo sus caderas. Su cercanía
trajo una bocanada de su esencia masculina mezclada con colonia.
Yunho inhaló. Siempre había amado la forma en que se
mezclaba ese aroma picante con el almizcle natural de Jaejoong. Jaejoong echó
la pelvis hacia Yunho y la molió lentamente, el patrón con la figura de ocho
llevaba el bulto de su polla peligrosamente cerca de él. Ida y vuelta en la
espiral, colocándolo a un palmo de distancia. El tirón de sus manos sobre la
corbata, su olor y su estrecha pelvis moliéndose contra él, le causaban mareos
a Yunho. El impulso de lanzarse hacia adelante, tirar de Jaejoong a su regazo,
sentir el culo de Jaejoong frotando su pene, casi lo abrumó
Con la misma rapidez, Jaejoong soltó la corbata. El sedoso
material se deslizó por el cuello Yunho y Jaejoong bailando retrocedió varios
pasos. Sonrió. Sus malvados ojos negros, estaban llenos de picardía. No existía
una maldita forma en que Jaejoong no viera el efecto que tenia sobre él.
Jaejoong echó la corbata a un lado y empezó a abrir el primer botón de la
camisa.
Por el rabillo del ojo, Yunho vio la seda marrón deslizarse
sobre el piso de madera, pero su foco principal fue la creciente apertura de la
camisa de Jaejoong. Botón a botón, con cuidadosa lentitud, Jaejoong abrió la
camisa. La franja cada vez mayor de deliciosa carne visible, hasta que la
camisa estuvo completamente abierta, revelando el torso de Jaejoong en todo su
esplendor.
Bien, Jaejoong pensó mientras bailaba. Te tengo justo donde
te quería, bastardo. Yunho jadeaba. Su pecho deliciosamente amplio se agitaba
bajo la camiseta y los ojos oscuros mostraban esa mirada vidriosa que siempre
tenía cuando estaba excitado
Jaejoong odiaba el tener que recurrir a la seducción para
retener a Yunho en su lugar, pero que así sea. Yunho era el amor de su vida y
Jaejoong no permitiría que el bastardo se alejara de él por segunda vez. Al
menos no sin una explicación decente por romper su corazón. Y, con suerte, no
sin al menos una mamada.
Juntó las manos detrás de su cabeza y balanceó sus
caderas. No pudo evitar sonreír de satisfacción ante el bulto que crecía en los
pantalones de Yunho y la forma en que el gran idiota -su idiota- se relamía los
labios, mientras sus grandes ojos miraban fijamente el cuerpo de Jaejoong.
La canción terminó y fue seguida por una igualmente
seductora. "Between the Sheets".
Perfecto.
Jaejoong nunca perdió el paso mientras desataba la hebilla
de su cinturón y deslizaba el cuero fuera de las trabillas de los pantalones.
Se inclinó, paso la correa a través del amplio pecho de Yunho, entonces se
alejó bailando mientras el aliento del hombre grande quedaba atrapado. Jaejoong
tiró el cinturón a un lado e hizo un gran show quitándose sus pantalones.
Los ojos de Yunho se
agrandaron y Jaejoong vio gotas de sudor en la frente del tipo. Sintió una
punzada de culpa por bromear tanto con él, sobre todo viendo cómo los pezones
Yunho asomaban por su camiseta. ¿Pero no era por eso que Yunho estaba aquí?
¿Para aprender cómo hacer un striptease?
Su conciencia se alivió un poco, Jaejoong abrió los
pantalones y dejó que Yunho le echara una ojeada a su bikini rojo. La cintura
era baja, lo suficiente como para dejar ver un toque de vello púbico y Jaejoong
vio como la lengua de Yunho se deslizó sobre sus firmes labios por segunda vez.
Maldita sea. Su propia polla estaba dura y apretada haciendo
una protuberancia en su bikini. Nunca había tenido ese problema en sus días de
baile. En aquél entonces su concentración estaba en dar un espectáculo, no en
excitarse. Pero aquí, con Yunho observándolo y la historia entre ellos,
-ardiente sexo que hacía que hasta sus huesos se fundieran- permanecer flácido
era imposible.
Jaejoong le dio la espalda a Yunho y comenzó a quitarse los
pantalones. Los dedos sobre la cintura, los deslizó hacia abajo, centímetro a
centímetro, moviendo su culo en un círculo seductor. —Lo mejor que puedes hacer
con los pantalones —dijo —es dejarlos caer hasta tus tobillos y luego salir de
ellos, con tanta gracia como puedas. —Al decir esto, tragó fuerte y se lo demostró.
Cuando quedó libre de los pantalones, los hizo a un lado con un pie.
Yunho no respondió, pero Jaejoong podía oír la respiración
pesada del hombre por encima de la música. Se mantuvo de espaldas a Yunho.
Extraño, pero de repente se sentía tímido... y tonto, de pie, casi desnudo a
excepción de su bikini rojo y con una furiosa erección.
Ahora venía la parte difícil.
Jaejoong se tomó un momento para volver a recuperar el ritmo
de la música. Tenía que olvidar quien estaba sentado allí, mirando fijamente su
cuerpo casi desnudo. A pesar de que Jaejoong seguía dándole la espalda a Yunho,
casi podía sentir la mirada hambrienta del hombre sobre su piel desnuda.
Poco a poco, volvió a bailar a su manera para hacerle frente
a Yunho.
Yunho estaba sentado en la silla con la cara enrojecida.
Jaejoong miró hacia abajo, hacia las manos de Yunho y casi se echa a reír.
Yunho estaba agarrado de los lados de la silla con tanta fuerza que sus
nudillos se habían vuelto blancos.
Jaejoong dejó de moverse y se quedó allí, su erección estaba
tan ajustaba, hasta el punto del dolor. —¿Estás bien? —Preguntó.
Yunho asintió
con la cabeza. Se aclaró la garganta. —Sí, bien.
La desilusión apuñaló a Jaejoong. Se dio cuenta de que lo
que él quería oír decir a Yunho era: —¡Ven aquí para que yo pueda chuparte esa
polla. —Yunho había dicho cosas como esa un millón de veces en el pasado.
Jaejoong asintió, recomponiéndose. No tenía sentido
humillarse más. —Muy bien. Ahora, cuando hayas llegado a este punto, es cuando
vas por las propinas. Saca un billete de un dólar.
Observó a Yunho sacar su billetera y abrirla. —Está bien.
—Levantó el dólar.
Jaejoong volvió al ritmo, moliendo sus caderas. —Lo que
debes hacer, cuando los ves sosteniendo el dinero, es bailar hacia el frente de
la multitud y sólo inclínate lo suficiente para que coloquen el dinero en tu
bikini. —Giró sus caderas en un círculo sencillo, pero lo suficientemente cerca
para que Yunho deslizara el dinero en la cintura.
Yunho miró titubeante. Por unos instantes, su mano quedó
suspendida, la mirada fija en el abombado calzoncillo rojo de Jaejoong. Este se
inclinó más y Yunho deslizó el dólar bajo la cintura. Su mano rozó el hueso de
la cadera de Jaejoong, peligrosamente cerca de su área púbica.
Jaejoong reprimió un gemido. Se quedó inmóvil, olvidando el
baile. Tan sólo el toque cálido de los dedos de Yunho lo volvía loco. El toque
de Yunho era el único en el que confiaba. Gentil, inocente, agradecido y
apasionado a la vez, ese toque fácilmente había alejado, más de mil veces,
horribles y dolorosos recuerdos.
Los meses de
anhelarlo llenaron a Jaejoong. Abrumándolo. Ya no le importaba una mierda la
posible razón por la que Yunho había desaparecido. Todo lo que importaba era
que él estaba aquí. Ahora.
Jaejoong se acercó más. La sexy música los proveía de un
fondo a su pesada y excitada respiración.
Yunho le devolvió la mirada, los aterciopelados labios
entreabiertos. Jaejoong conocía esa mirada demasiado bien. La mirada de hare-
cualquier- cosa- que- desees. Pero no se movió. No dijo una palabra.
Maldita sea. Jaejoong
se afirmó y se quedó en un solo lugar. —Tengo que mostrarte como librarte de
los Johnny pockets. —Le dijo. Ese era el apodo que utilizaba para los chicos
que trataban de ponerle la mano encima cuando metían el billete en el bikini.
Irónicamente, había sido uno de esos Johnny pockets, un borracho, un monstruo
plagado de testosterona quien había tratado de violarlo en el callejón detrás
del Answer cuando se marchaba, el que había provocado el
encuentro con Yunho. O más precisamente, Yunho había arrancado al tipo de
encima de Jaejoong, noqueándolo, fue eso lo que había dado lugar a su
encuentro.
Jaejoong sacó el
billete de dólar y se lo devolvió a Yunho.
Yunho tomó el dinero de vuelta. Se
quedó callado, mirando a Jaejoong.
Jaejoong comenzó a moverse de nuevo, bailando cerca de
Yunho. —Ahora, vas a colocar el billete de nuevo, pero esta vez, trata de
tocar.
Yunho asintió. —Bien. —Su voz llegó ronca. Sexy.
Jaejoong se acercó un poco más y bajó las caderas. —Ahora.
—Dijo.
Yunho tiró de la cintura del bikini de Jaejoong. Luchó para agarrarla
mientras Jaejoong bailaba. Jaejoong veía la tensión en el agarre de los dedos
de Yunho sobre el elástico. Las puntas de los dedos de la otra mano rozaron la
erección de Jaejoong. Ohhhh.
Ardiente placer se disparó sobre la polla de Jaejoong.
Yunho metió la mano aun más.
Jaejoong dio un paso atrás para esquivar la mano de Yunho.
Demasiado tarde. Jaejoong perdió su ritmo y se contuvo justo antes de tropezar.
Consiguió equilibrarse y miró hacia abajo, mortificado. Su polla, lo
suficientemente dura como para cortar diamantes, estaba medio fuera de sus
calzoncillos.
Y Yunho estaba viéndola con una mirada hambrienta. Jaejoong
conocía esa mirada demasiado bien. El deseo transmitió un escalofrío por todo
su cuerpo, directo a sus testículos.
La cabeza de Jaejoong se hundió. Su resolución dio un
traspié. Lo único que quería era la boca de Yunho sobre su polla. Necesitaba
las manos de Yunho sobre él, haciéndole sentir bien, tan seguro y deseado al
mismo tiempo. —Yunho —susurró. El nombre salió antes de que recordara su
dignidad.
Miró a Yunho y la mirada de Yunho se levantó hacia él.
Yunho le devolvió la mirada. Aún en silencio, maldita sea.
¿Qué quería, una invitación impresa?¿Estaba atormentando a Jaejoong, para
hacerle rogar por su amor?.
No, Yunho no haría eso. Sabía demasiado sobre lo que le
había sucedido a Jaejoong cuando era niño. Él no haría ni diría algo que
hiciera que Jaejoong reviviera la humillación, el dolor de la violación.
¿Verdad?.
Jaejoong quería darse la vuelta, subirse los calzoncillos y
apagar la música. Pero no pudo. El único hombre que había amado en todo el
mundo, estaba aquí mismo, delante de él.
El pálido rostro de Yunho estaba enrojecido. Manchas de
color teñían sus mejillas. Tenía los labios entreabiertos. Él obviamente lo
deseaba.
—¿Vas a hacerme suplicar?. —Jaejoong escuchó su propia voz.
Temblorosa, asustada.
La culpa cayó sobre los ojos de Yunho. Negó con la cabeza.
La expresión de su rostro cambió, se oscureció y Jaejoong sintió que algo en él
se quebraba.
Yunho extendió la mano hacia él. —Ven aquí. —susurró.
Jaejoong se acercó.
Las grandes manos de Yunho se cerraron sobre las caderas de
Jaejoong, las deslizó suavemente por su culo y lo acercó aún más.
El cálido toque invadió a Jaejoong. Él siseo un soplo de
alivio y se rindió, acunando la cabeza de Yunho mientras éste le daba un
ardiente beso en el estómago.
Jaejoong gimió suavemente. ¡Finalmente!. Cerrando sus ojos,
su mundo se agitó, al canalizar la sensación de los suaves labios sobre su
piel, y más cuando Yunho revoloteó con su caliente lengua los músculos del
estómago de Jaejoong con tierna pasión.
Yunho hizo girar la punta de la lengua en el ombligo de
Jaejoong mientras que le bajaba los calzoncillos. Los deslizó hasta las
rodillas de Jaejoong, y luego hasta los tobillos.
Al siguiente segundo, Yunho se inclinó y tomó la polla de
Jaejoong con su boca.
Jaejoong gruñó, echó
la cabeza hacia atrás. Apretó los dedos sobre el suave cabello de Yunho,
demasiado corto, como para deslizar los dedos en él. Yunho apretó los labios
sobre la polla de Jaejoong, se inclinó y la tomó profundamente.
—!Ahhh!. —Jaejoong lanzó un suspiro tembloroso. Ahora estaba
en el cielo.
Dios, Jaejoong era delicioso. Su sabor dulce llenaba las
papilas de Yunho y la sedosa piel de su polla se deslizaba contra su lengua
mientras lo tragaba tan profundamente como podía. Él necesitaba esto tanto como
Jaejoong lo necesitaba. Simplemente no se había dado cuenta de cuanto hasta
ahora.
Los dedos de Jaejoong se movieron sobre su cabeza, las
diminutas puntas en sus dedos le transmitían placer. —Yunho. —susurraba una y
otra vez.
A través de su bruma, Yunho escuchó la necesidad de
Jaejoong, escuchó lo mucho que Jaejoong lo deseaba. Retiró la gruesa polla de
Jaejoong, sobre la piel suave, se veían pequeñas y protuberantes venas hacia la
cabeza. Apretó los labios y lo chupó.
Jaejoong gimió. Una gota de esperma manaba del pequeño
orificio y Yunho la lamió, saboreando el gusto salado. El sabor de Jaejoong.
Fue más despacio, saboreando cada centímetro de la deliciosa polla de Jaejoong.
—No te detengas. —El susurro de Jaejoong era irregular. —Por
favor.
Yunho negó con la cabeza y apretó el culo de Jaejoong. Amaba
ese culo. Los pálidos globos, que encajaban perfectamente en sus manos, como si
Jaejoong hubiese sido hecho para él. Al menos así se sentía.
Yunho deslizó los
dedos dentro de la grieta y buscó el apretado agujero de Jaejoong.
Jaejoong inspiró. —¡Si! —jadeó. Sus dedos apretados sobre la
cabeza de Yunho, empujó ligeramente sus caderas en contra del ritmo de la boca
de Yunho sobre su polla.
Yunho nunca había chupado la polla de un chico y que éste no
lo amara, pero la forma en que Jaejoong lo empujaba, lo agarraba, y susurraba
su nombre, le demostraba una apreciación mas allá del placer físico, como si
nada más pudiera satisfacerlo, excepto Yunho.
—Por favor, por favor, no te detengas.
La ferviente orden urgió a Yunho. Presionó un dedo dentro
del culo de Jaejoong.
—¡Ooohh!. —Jaejoong gruñó y se hundió contra la mano de
Yunho.
Yunho empujo más profundo tragando la polla de Jaejoong al
mismo tiempo.
—¡Mierda!. —Jaejoong gritó. Su polla temblaba en la boca de
Yunho.
Yunho retrocedió girando la lengua alrededor de la gorda
cabeza, siguiendo las aristas y contornos con la punta, lamiendo otra gota de
líquido pre seminal. Empujó un segundo dedo dentro de Jaejoong profundamente,
estirándolo, abriéndolo gentilmente, luego tomó la polla de Jaejoong en su boca
de nuevo.
Jaejoong agarró el cabello de Yunho. Su polla se contrajo de
nuevo y entró en erupción. Yunho tragó los chorros calientes, uno tras otro,
ordeñando hasta la última gota de placer que el cuerpo de Jaejoong le podía
dar. Como si tratara de compensar cada momento en que se había privado de
Jaejoong en los últimos seis meses.
Jaejoong gruñó. La tensión drenó por su cuerpo. Las manos
descansaban sobre la cabeza de Yunho y se apoyó sobre las manos de este.
Yunho retiró sus dedos del culo de Jaejoong y tiró de él a
su regazo. Jaejoong se colocó a horcajadas y hundió la cara en la curva del
cuello de Yunho. Yunho lo sostenía, todavía degustando el sabor de Jaejoong en
su lengua y su garganta. Levantó el trasero de Jaejoong sosteniéndolo con sus
manos. Al fondo, la música suave y sexy aún sonaba.
Yunho respiró hondo y cerró los ojos. Inhalando la escencia
de Jaejoong acariciando la piel húmeda por el sudor. Su propia polla estaba más
dura que el granito y la empujó contra el trasero de Jaejoong. En cualquier
momento, Jaejoong probablemente comenzaría a liberar sus sentimientos. Casi
siempre lo hacía después del sexo. Dar a Jaejoong una mamada era como
inyectarle suero de la verdad.
Jaejoong rozó sus labios contra el cuello de Yunho. Sus
manos descansaban sobre sus hombros apretándolos mientras acariciaba el cuello
de Yunho.
Yunho respiró hondo y ladeó la cabeza. Los besos de Jaejoong
eran cálidos, al igual que sus caricias. Él mordisqueó la mandíbula y la
garganta de Yunho y deslizó sus manos hasta la parte posterior del cuello de
Yunho dentro de su cabello.
Yunho suspiró. Acunó la espalda de Jaejoong en sus manos.
Mmm, esa piel tibia encima de elegantes músculos. Jaejoong era sorprendente.
Ardiente, sexy, encantador y dulce. Perfecto.
—Te he extrañado mucho. —Suspiró Jaejoong entre suaves
besos. Hizo llover un rastro de besos en los labios y mejillas de Yunho. —Te
echo de menos. Siento haberte alejado. Lo siento mucho.
La culpa apuñaló a Yunho. Jaejoong sonaba triste, torturado.
Tenía razón de estarlo. Había confiado en Yunho con todo su
corazón, así como con su cuerpo. Lo cual había sido casi imposible para él,
después de haber sido víctima de abusos. Cuantas veces había deseado haber
podido golpear al tío de Jaejoong de la misma forma en que golpeó al hijo de
puta del callejón aquella noche. ¿Cómo alguien podría lastimar a un chico como
Jaejoong?.
Y, sin embargo, él también lo había herido.
—Yunho, por favor. Dime que me perdonas. —Dijo Jaejoong
mientras lo ahogaba con besos en el cuello buscándolo desesperadamente.
Mierda. Esto estaba mal. Suavemente tomó los brazos de
Jaejoong. —Jaejoong para. Detente, por favor. —Separó a Jaejoong de él y lo
mantuvo alejado lo suficiente como para mirarlo a los ojos.
Jaejoong se le quedó mirando, con sus ojos negro y la cara
enrojecida. Agarró los hombros de Yunho. —¿Qué? ¿Qué significa esto?.
Yunho suspiró. Miró brevemente a la distancia, lleno de
culpa. ¿Cómo pudo dejar que Jaejoong pasara tanto tiempo creyendo que él había
alejado a su amante? —Escucha, cariño, yo... tengo algo que decirte.
Continuara
Mas te vale Yunho que le digas la verdad a Jae, el té comprenderá y te ayudara, te ama como nadie al igual que tu a el, pero tu has sido un cobarde al enfrentarte a la realidad y solo lo has abandonado sin ninguna explicación haciendolo sentir culpable...
ResponderEliminarGracias
Yunho fue tan idiota por dejar a Jae e.e el lo ama demasiado ...si le hubiera dicho la verdad estoy segura que Jae lo amaría aún mas ahora solo espero que haga las cosas bien y por fin le diga a jae la verdad del porque lo dejo ..
ResponderEliminarQue fue lo que su tio le hizo a Jae?? u.u espero que no sea lo que estoy pensando :(
YH debes contarle a jae los verdaderos motivos *-* el te ama demasiado e comprendera ha pasado por mucho no le ocasiones mas dolor YH .Se pone interesante gracias por compartirloooo
ResponderEliminartrece años.de relación y Yunho lo dejo con una llamada, no me lo puedo cree si tanto lo ama porque no es mejor permanecer a su lado y ser feliz en vez de hacer daño a Jae pos una vez decidido que no puedes curar la enfermedad te vas y dejas a Jae pero si no está seguro que la enfermedad es grave con la vida no tenia que ábrelo abandonada, hasta te da celos por un par de rosas, Jae siempre lo amo ñ, espero que Yunho le cuente todo lo que le pasa y puedan estar juntos otra vez.
ResponderEliminargracias por compartir 💜
espero que le diga la verdad el pobre piensa que fue por su culpa es mejor que sea sincero con Jaejoong se lo merece el lo ama tanto.... claro 13 años de relación terminarlo por teléfono eso si que fue cruel lo queria golpear pero al saber la razón porque bueno es comprensible pero cobarde por no decirle la razón ...
ResponderEliminargracias seguiré con el siguiente ..